Fábula de las princesas y el caballero. Por Rocío Livingstone

Fábula de las princesas y el caballero. Por Rocío Livingstone

Fue allá, en un tiempo muy lejano, donde un bravo guerrero cabalgaba cansino, sin norte ni fuerzas. Pues su vida errante le demandaba muchas energías y, como si fuese poco, la soledad en que vivía lo volvía día a día más apesadumbrado. Fue entonces en que se cruzó con la princesa Sonrisas, la vio, le gustó, y quiso besarla. Pero para ello debía bajarse del caballo, cosa que no dudó. Al posar sus labios sobre Sonrisas, sintió cómo su cara se relajaba, cómo su ánimo mejoraba, y, por sobre todas las cosas, se sintió mejor. Y la deseó para consigo. -Tú vendrás conmigo!… Sentenció el noble caballero a la bella princesa con su voz firme y gruesa, haciéndole caso omiso a su pálpito, para seguir su camino. Luego de cada batalla, el caballero, bebía y comía celebrando su victoria y siempre brindaba con Sonrisas. Y siguió su camino… Al cabo de recorrer un largo camino, luego de un tiempo, se cruzó con la princesa Alegría, ella cautivó su atención. Sintió deseos de poseerla y, nuevamente, tuvo que volver a bajarse de su caballo. La tomó y la besó. Y sintió que su corazón se inundaba de emoción. Algo que ni la victoria más exigente le había hecho sentir. Era algo muy especial, su mirada cambió, pudo darse cuenta que no todo en la vida era ganar y festejar. Y nuevamente hizo lo que su corazón deseó… -Tú! Serás parte de mí! La princesa Alegría accedió gentilmente. Pero, al encontrarse con Sonrisas, ambas sintieron que una era el complemento de la otra, se embelesaron mutuamente y se dieron cuenta de que una se debía a la otra. Ahora sí que el caballero estaría completo. Porque tener a Sonrisas solamente lo hacía sentir vacío. ¿Cómo tener a Sonrisas sin Alegría? Y, a su vez…¿Cómo tener a Alegría sin Sonrisas? El caballero, de rostro apacible ahora, cabalgaba cantando por entre los bosques, disfrutando de la naturaleza que le rodeaba, algo que jamás había hecho, hasta que se cruzó con la princesa Fe. Su corazón se detuvo, estaba extasiado y confundido. No entendía cómo poseyendo a Sonrisas y a Alegría todavía era capaz de desear otra princesa más, pero no pudo contenerse. Su corazón la deseaba. Y, por tercera vez, debió bajarse de su robusto caballo. La contempló y la besó. Y algo que nunca le había ocurrido brotó de él…Una lágrima. Emocionado esbozó: -Por favor, ven conmigo…Y la princesa Fe no pudo negarse. Sonrisas y Alegría la recibieron felizmente, porque se dieron cuenta que para que el caballero se pudiera emocionar con Fe, primero tuvo que detenerse ante Sonrisas y luego con Alegría. Y ellas dos, juntas, lograron algo que nada podía haber hecho sentir antes a su caballero. El caballero, sintió cosas que jamás había sentido, su corazón estaba en paz y en plenitud. No lo dudó, se despojó de su armadura, ya no necesitaba defenderse de nada ni de nadie, y luego dejó en libertad a su caballo. Ya no peleó más, no tenía motivos para hacerlo, su corazón estaba feliz. Y toda fábula tiene su moraleja: Nunca dudes en seguir tus corazonadas y por sobre todo, no temas en bajarte de tu caballo cuantas veces sea necesario. Ro 🙂 Dios bendiga tu camino.

Written by:

2.501 Posts

View All Posts
Follow Me :

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *