Desaparecidos en democracia Facundo Rivera Alegre: la búsqueda incansable de una madre. Por Verónica González

Desaparecidos en democracia Facundo Rivera Alegre: la búsqueda incansable de una madre. Por Verónica González

“Y yo te buscaré

no me importa la distancia

yo partiré hasta el fin del cielo

a las estrellas llegaré

recorrería el mundo

sólo por volverte a ver”.

Facundo Rivera Alegre

Cuando solemos escuchar el nombre “desaparecido” inmediatamente pensamos en la última dictadura militar, en los 30.000, en las madres y abuelas de pañuelos blancos. Pensamos que eso sucedió bajo un régimen de tortura, de silencio y de terror antes de volver a la democracia.

Pero estamos en democracia y resulta imprescindible hablar de los otros desaparecidos, de las madres y familiares víctimas de esos hechos que se siguen perpetuando en todas las provincias de nuestro país, para que la consigna del “Nunca más” se extienda y se grabe por los intersticios de todos los cuerpos, que se inscriba como la marca que pretendieron borrar, como el grito que no van a poder callar hasta que se haga justicia.

Facundo Rivera Alegre es uno de los desaparecidos en democracia. Desde aquél 18 de febrero del 2012, su mamá, Viviana Maria Alegre, nunca dejó de buscarlo, de soñarlo, de esperarlo, porque la desaparición de un ser querido es la eterna incertidumbre, el intento desesperado de encontrar algún vestigio que lo rescate del olvido; es la angustia de no saber si está vivo o muerto, qué le pasó, quién le hizo daño.

Facu, un chico de 19 años que quería ser cantante y componía sus propios temas; que bailaba cuarteto en la provincia de Córdoba. El que soñaba con terminar su casa junto a su mujer Micaela y a su hijita, Rocío. Facundo, el rubio del pasaje, que jugaba con su cabello y lo vestía de colores; que le gustaba jugar al fútbol y era fanático de Boca.

Vivi, es una de las madres que siguen buscando, que no tienen pañuelo blanco, pero están en la misma lucha y se acompañan. Porque las madres siguen siendo las que levantan banderas y encienden faros, no sólo para sí mismas sino también para otras que atraviesan los mismos vacíos y dolores; las mismas puertas cargadas de silencio y de indiferencia.

Porque Vivi sigue resistiendo y luchando para encontrar a su hijo, pero también para visibilizar todo lo que sucede con los otros Facundos que, como dice ella, están en la calle.

El 19 de febrero se cumplieron 9 años de la desaparición de Facundo. Sé que habrás contado lo sucedido muchas veces a otros y a vos misma, pero me gustaría que me cuentes sobre ese día para que todos conozcan la historia.

Facundo desapareció en Córdoba capital en el año 2012. Facu el sábado 18 de febrero del año 2012 fue a visitar un amigo que vive en otro pasaje, a 6 cuadras del pasaje donde vivíamos nosotros. Él vivía conmigo, con su compañera y su hija porque habían empezado a construir su casita en el mismo terreno de la casa de la suegra, que es en ese otro pasaje. Cenamos en la casa de la suegra, estuvimos hasta tarde. Hablamos de los casos de mujeres desaparecidas y recuerdo que se habló sobre Marita Verón. Eso fue el sábado a la noche. Él, a su vez, estaba esperando unos amigos, eran unos amigos recientes, que los había conocido 2 o 3 meses antes en otro boliche y que venían de un barrio que es aledaño al nuestro, a Junior. Los amigos le avisaron que estaban cerca. Él se bañó, escuchaba música, vinieron caminando hasta casa, tomaron algo. Salieron de ahí.

Él siempre, mientras se bañaba, escuchaba música. Su ídolo de alguna manera del cuarteto fue La mona Gimenez, lo que pasa que no podía seguir yendo a esos bailes porque los marcaban a él y a sus amigos, la misma custodia policial del baile que siempre eran los mismos y eran policías en actividad. Entonces…él empezó a ir a otros bailes de Córdoba. Al Estadio “El Centro”, donde va esa noche al baile, habrá sido la tercera vez en su vida que fue.

Bueno, yo llego a mi casa y ellos salen. Se tomaron un taxi a unas cuadras más allá y fueron al estadio “El Centro”, saludó a unos pibes. Se le había roto el celular, y como uno que le prestaron se le descargaba fácilmente, no se lo llevó. La compañera de él se queda ese día en la casa de la mamá con la nena, porque habían quedado que después iban a pasear por el parque, llevarla a la nena y después a salir.

A eso de las 5 y media, siento que llovía fuerte y nosotros teníamos un perro que era de Facu, que se llamaba Palermo (porque su ídolo era ese jugador) y entonces lo saco al perro al patio. Entonces miro la hora y eran las 5:45 y todavía no había llegado. Me vuelvo a acostar y a eso de las 9:45 de la mañana prendo el celular. Ahí, al rato empiezo a ver que uno de los chicos que estaba con él le pone “Rubio, ¿dónde estás? Nosotros estamos en la entrada, te estamos esperando”.

Yo me voy para el evento gastronómico donde tenía que trabajar y le dejo una nota, porque nunca tuvo esta costumbre de demorarse, si se demoraba y no llevaba el celular de alguna manera se las ingeniaba para avisarme. Entonces ese sábado me quedé preocupada, fui al evento, comenté con gente del evento que lo conocía desde muy chico, nos conocen, me decían “buscalo”, “no te quedes, fijate si pasó algo”. 

Estuve en el evento gastronómico un tiempo porque era una responsabilidad. Después me fui a la seccional sexta a preguntar, nada. Empezamos a ver en los hospitales, tampoco. Me tuve que acercar hasta la casa de la suegra, y me acuerdo que le dije a mi suegra: “Vos sabés que a mí me parece que me lo mataron a Facu”. No sé por qué lo dije en ese momento. Era hostigado, él y el grupo de amistades.

Entonces me pregunta ella, “pero ¿por qué?”, le digo: “porque no aparece”.  Era el fin de semana largo de carnaval. Me dice. “¿No será que pasó de largo y se fue?”. “Pero avisa siempre”, le digo. Y tampoco era de estar tantas horas así que no sabíamos, o sea, una demora mínima de una hora, dos como mucho. Entonces, empezamos a preguntar al círculo de amistades, con los que había ido al baile. Ellos me cuentan que llovía mucho, que Facu cruzó, que pasaba un colectivo y que él subió.

¿Qué fue lo que sucedió en los días posteriores? Sé que hubo algunas testigos que lo habían visto a Facu, pero luego se echaron atrás con sus testimonios.

Me llegó un mail de unas chicas, unos días después, donde decían que habían visto golpiza policial dentro del baile a un pibe con la ropa y la contextura muy parecida a la de Facu y que, a la salida del baile, vieron en un colegio de la vuelta que se llama Alejandro Garbó, un auto con personas civiles y policías que estaban pegándole a un pibe y que las características de nuevo coincidían con las de Facu. Que se acercaron y la policía les dijo que sigan viaje, que no se metan. La central de policía está ahí unas 3, 4 cuadras y tiene cámaras. Así empezó nuestro largo peregrinar en la búsqueda de Facundo, averiguando, preguntando a otros chicos amigos, los que no habían ido inclusive, en el baile preguntamos.

El lunes 20 de febrero a la noche, me llaman, atiendo y me preguntan: “¿Vos sos la mamá del rubio? Le contesto que sí y me dice: “No lo vas a ver Nunca más” y cortó.

A todo esto, hago la denuncia en el barrio que me corresponde. Seguíamos averiguando en hospitales, clínicas o ya en cárceles, porque por lo del código de faltas acá levantan a pibes a dos manos y sin causa alguna.

Muchas veces Facu volvía de trabajar y estaba enchastrado de pintura, lo paraban. Una vez salió de casa que iba a un ciber a las 5 de la tarde, lo paran, lo verdugean y lo llevan a la seccional. Así muchas veces, durante un año que no tuvo documento porque lo había perdido y llevaba una tirilla.

Lunes a la tarde y pensaba dónde estaba, porque jamás en la vida se había demorado de esa manera (el tono de Viviana se vuelve más triste) ¡jamás!

El lunes se tenía que presentar al trabajo con el arquitecto, quien cuando le conté, se sumó a la búsqueda.

Sobredosis de uniforme

“–Marc, sucia rata, ese brillo extraño que veo en sus ojos me confirma que usted se ha drogado.

–Oficial, me decepciona, usted dice «este joven se ha drogado», y cierra su mente como si fuera una caja metálica.

–O sea que es verdad. Efectivamente es adicto a las drogas.

–Todos somos adictos a algo en este país. Usted es adicto a su uniforme. Sin él se siente nada.

Tiene que aprender a controlarse, oficial, si no algún día va a morir de sobredosis.

– ¿Qué dice?

–Sobredosis de uniforme, oficial, se han dado casos terribles”.

Marc, La sucia rata, José Sbarra.

 Facundo y sus amigos eran perseguidos y hostigados; los detenían por “portación de rostro” y Viviana tenía que ir a buscarlo, en más de una oportunidad, a la seccional de policía.

 Recuerdo que habías contado acerca de amenazas anteriores y de las idas y vueltas con la policía.

Cuando iban a los bailes de la mona, dos por tres se armaban líos porque estaban varias bandas de barrios diferentes. O muchas veces, no se armaba nada, pero la policía entraba y los empujaba y los chicos se habían cansado de tanto verdugueo, entonces algunas veces, se defendían, le respondían. Y por eso él deja de ir a los bailes de la mona.

 Una vez que él venía de la casa de una novia que tenía antes, me llega a avisar que lo llevaban a la seccional sexta y que era la gente de infantería. ¡Estaba indignado! Tan indignado que casi lloraba. Me decía: “¡Me tienen harto! ¿Por qué a mí me detienen? ¿Por qué? Porque tengo el pelo teñido, porque tengo arito”. Entonces, uno de infantería que estaba vestido con su uniforme me dice: “Señora, yo textualmente le dije a su hijo que cierre lo cote”. Entonces yo le dije. “Pero vos, usted, siendo funcionario público, ¿se expresa así?”. Una mujer policía se me venía acercando. Le digo: “No, no, pará ni me toques. Porque tu compañero me parece tiene que expresarse de otra forma, ¿no?”. Me doy vuelta y le digo a Facu que nos vayamos. Vamos a buscar las cosas que le habían sacado, porque ¡ya lo estaban bajando como para llevarlo al calabozo con la novia! Y cuando me doy vuelta este de infantería me dijo: “Ya le falta poco, señora”. Facu tenía 17 años. Entonces le pregunto: “¿Para qué?”. Y no me responde.

Cuando pasa la desaparición, en ese momento el que estaba de Ministro de Seguridad se llamaba Alejo Paredes, que luego fue apartado con aquél escándalo de todo lo de Narco policías que salió en muchos medios del país, le pregunto: “¿Para qué faltaba poco? ¿Para esto faltaba poco? Que lo hicieron desaparecer”.

¿Tuviste apoyo para afrontar ese momento tan doloroso e incierto? ¿Quiénes te ayudaron y qué organizaciones se hicieron presentes?

Empezamos también con otras madres a movernos, fuimos al centro con la mamá de la nena, la nena, otras amistades y salimos en los medios. Después salió en el diario y ahí también nos concentrábamos con sus amigos, con sus compañeros. Él también tenía amigos de fútbol, fanático de boca. Su ídolo era Martín Palermo, de más chico también Juan Román Riquelme. Entonces, salíamos, nos encontrábamos para hacer una marcha. A mí unas vecinas del pasaje, me contactaron con un referente de una organización que se llama “Colectivo de jóvenes por nuestros derechos” y también un vecino mío, estudiaba Trabajo Social, él me acompañó mucho. Con él fuimos a otro espacio donde se reunía una organización antirepresiva. Así ellos me ayudaban a organizar las marchas y reclamos. Y también se contactaron de la mesa de trabajo del Organismo por nuestros derechos y de ahí se empezaron a sumar todos. Inclusive me invitaban chicos de colegios secundarios para visibilizar más. Hicimos bastantes marchas y actividades. Por ejemplo, hicimos cuando no había pasado un mes de la desaparición, un festival en la Plaza Colón, que está a 3 cuadras de la Central de Policía, que es todo en el radio donde sucedió, donde estas chicas me habían mandado un mail que lo habían visto.

Lo que más queríamos es visibilizar, encontrar a Facu y que nos acompañen.

El desaparecido es un idioma universal, no de un color político, no puede existir un desaparecido más, menos en democracia.

Antes de semana santa, ese año, voy a Buenos Aires, un compañero me contacta con la hermana de Luciano Arruga. Voy un día, la visito. Me abrió su casa. Conocí a Vane, a su familia, paré en su casa, me ayudó mucho, me contuvo mucho y siempre me apoya hasta el día de hoy, para visibilizar. Y a través de ella, el grupo familiares y amigos de Luciano Arruga. De ahí en más, estaban otras mamás más, por ejemplo, Miriam Medina, la madre de Sebastián Bordón, Dolly, la madre de Ezequiel Demonti, que también estuvo desaparecido unos días, después lo encontraron muerto en el Riachuelo.

Y así fuimos tendiendo puentes. Porque había que sacarlo de Córdoba para que se haga más visible. En su momento tuvo una gran difusión, pero quizás falto más. Acá por eso acompañamos a otras causas también.

A través del “Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos”, acá se hace en noviembre “La marcha de la gorra”, que luchan en el territorio por los derechos de los pibes, acompañando la vulnerabilidad que tienen sus derechos, sus familias también en los barrios. Resulta que Facu, había ido a una cuarta marcha de la gorra conmigo.

Así comenzó y a medida que se extendía, se unían compañeros de diferentes lugares, del barrio, de partidos políticos, de organizaciones. Traté de ir a todo cuando organizaban alguna actividad, porque todo sirvió y sirve para visibilizar y para seguir y para que esto no vuelva a pasar, porque sigue desaparecido y porque existen muchos desaparecidos y desaparecidas en democracia que no puede seguir pasando.

Durante ese tiempo también recibían amenazas, no sólo hacia tu persona sino también hacia Micaela, familiares y amigos de Facundo. ¿Cómo fue ese primer tiempo de búsqueda?

Un día volviendo para mi casa en el pasaje, un auto venía medio fuerte y cuando cruzaba la calle me pasó de refilón. Y después, recibí anónimos también. Otro día me despiertan temprano y eran policías de civil que me venían a hacer una consulta porque, supuestamente, estaban investigando. Vinieron varias veces, también a la casa de la suegra y el suegro de Facu.

Por esas amenazas fue que, cuando me llama el Ministro de Seguridad Paredes, nos ponen custodia policial, por precaución por la nena. Pero nosotros no queríamos que nos pongan custodia policial. Y querían poner alguien de la seccional que eran los que muchas veces, se habían llevado a Facu. Le digo: “¿Cómo me van a poner a un tipo en la puerta de mi casa, un policía, que tal vez haya sido el que lo golpeó en alguna detención a mi hijo? ¿Es el que supuestamente me va a cuidar?”. Te vigilan más de lo que te cuidan.

Al final, nos metieron la custodia, era una jugada complicada, porque era como decir “nosotros ofrecemos cuidarla, y ella no quiere, entonces le puede pasar algo”.

Tuvo muchas falencias la investigación, pero muchas. Como te digo con el código penal que no podíamos ver el expediente. Levantaron el secreto del sumario pasados los 6 meses. En ese tramo se pierden cosas, toda la información que recibíamos; los amigos tenían miedo porque cada dos por tres, había gente nueva de civil en el barrio que los estaban amedentrando.

Para ir a aportar datos la fiscalía decía que había que ir a la central de policía. Imaginate en una oficinita 3, 4 canas que nos tomen una declaración, ponen lo que se le da la gana. Hubo mucho temor, uno va entendiendo después.

¿Qué otras acciones ayudaron a visibilizar?

Se hicieron diferentes acciones. Fuimos a la fiscalía, nos acompañaron diferentes madres, como la de Miguel Bru, Orieta, las abuelas de plaza de mayo, acá la presidente Sonia Torres, siempre insistiendo y otros referentes de diferentes espacios sociales, barriales, políticos.

Se insistió también desde El Observatorio Nacional de los Derechos Humanos para que apartaran a la policía, porque para hacer desaparecer a alguien tienen que estar involucradas personas con una logística y una estructura, un trabajo que está acostumbrada a hacer la policía.

Las consecuencias del arrasamiento subjetivo se hicieron sentir y el cuerpo de Viviana empezó a estallar en un torbellino de sensaciones, enfermedades y angustias.

Como expresa Daniel Borja Chavarría de la Universidad de México acerca de las desapariciones y de los efectos que provoca en familiares: “No se puede decir del desaparecido que está muerto, claro está, pero tampoco vivo. La condena más terrible de quienes lo rodeaban, de sus familiares, amigos y seres queridos es la permanencia en esa suerte de limbo donde la incertidumbre y la angustia se vuelven infernales. Porque no pensar que quien convive cotidianamente con la ausencia de un ser querido que se encuentra desaparecido también es una especie de muerto en vida. La tormenta que representa la ausencia del desaparecido es un mal incurable que solo puede encontrar alivio con el hallazgo de un cuerpo”.

Viviana comenta acerca de esto.

Al tiempo de esto, de tanto insistir, de que no me prestaran atención, me frenaban, no podía ir, y todo eso, me generó que, al poco tiempo, tuviera un cáncer de mama, el cuerpo pasó factura; también tuve una parálisis facial y eso que soy de presión baja.

Con Facu además, me fumé la vida mal, fume mucho. Y, sin embargo, fui conociendo a muchos compañeros que me dicen que Facu significó acá en Córdoba un antes y un después, en la lucha; que sirvió para que otras familias salgan a reclamar, porque estas cosas pasan cotidianamente pero cada uno tiene sus tiempos también.

Yo siempre dije que, si en algo soy útil, en buena hora. Porque mi lucha sobre la desaparición de mi hijo no termina encontrando a mi hijo, hay que seguir por los Facundos que están ahí afuera, que tienen muchos sueños y proyectos, que estudian, que quieren construir su casa, que quieren divertirse.

 EL JUICIO

“La injusticia es humana.

Pero más humana es la lucha

contra la injusticia.»

Bertolt Brecht

El 11 de agosto del 2015 se lleva a cabo el juicio por el asesinato de Facundo. Viviana nos cuenta acerca del proceso y de las irregularidades del mismo.

A raíz de toda esta mala investigación, de todo lo que te vine comentando, se hizo el juicio, se detuvieron a 3 personas, dos hijos de esta mujer narco. Duró del 11 de agosto hasta el 28 de agosto del 2015.

Fue el único juicio que hubo en la cámara 11 del crimen donde estaban estas tres personas. La justicia imputó a ese empleado del cementerio que cortaba el pasto y que decía que le habían pagado para cremar el cuerpo. Entre los testimonios, había capataces del cementerio que dijeron que era imposible la hipótesis de que a Facundo lo tuvieran enterrado de 6 a 7 meses en un lugar y luego lo sacaron y cremaron, porque sacar un cuerpo de la nada no es lo mismo que enterrar un cuerpo en un cajón donde el cuerpo no se descompone de la misma manera que sacarlo de la tierra misma, porque al sacarlo se despedaza.

En el juicio siguieron con esta pista, que Facu había ido a comprar droga para esta banda de cuarteto y que allá se produjo una discusión con el chico menor de esta mujer, que era muy amigo del cantante. En Catamarca de donde es oriundo el cantante, no quisieron dar mucha información, lo protegieron bastante. Igualmente, se investigaron a estas personas.

En el Juicio se determinó que Facundo había llegado a barrio Maldonado, había tenido una discusión, se produjo una pelea con uno de los menores y después vino el hermano que estaba armado, se forcejeó y se le escapó el tiro. Y lo habrían cremado.

Después la policía metió a la policía judicial, donde hay psicólogos, psiquiatras y todas esas cosas. Sacaron el perfil psicológico de Facundo. La verdad que fue la primera vez que supe de esto. ¿Sabés dónde me llamó la atención y dije cómo perfil psicológico si él no está, está desaparecido? ¿Sabés cómo lo elaboraron? Hablaron con diferentes amistades (se pone más tensa) hablaron conmigo, fueron como 3 veces a mi casa, estuvieron horas. Hablaron con Micaela, con la familia de ella, con el patrón de Facu y de acuerdo a eso, sacaron el perfil psicológico. ¡Dijeron cualquier cosa! Cosas que no había dicho. Que se cambiaba de ropa todo el día para ir a trabajar, que iba con una ropa distinta todas las veces. ¿Y cúal hay? Y sí, su papá mandaba plata, yo trabajaba, ¿qué tenía que ver? ¿Por qué yo tengo que rendir cuentas de eso? ¡Mirá hasta dónde llegaban!

¿Cuál es tu opinión de cómo se llevó adelante el juicio y de esta resolución?

En el juicio nosotros absolvimos a esas tres personas, por entender que son el último eslabón de una larga cadena de impunidad. Los verdaderos responsables de Facu deben estar cruzándose dos por tres conmigo. A ver…que algo tuvieron que ver, seguramente, pero no son los verdaderos responsables. En cambio, la cámara 11 del crimen, al chico menor que por su condición no puede recibir pena; al mayor le dieron 12 años y en pleno juicio al tipo del cementerio, que supuestamente lo había cremado, lo absolvieron. Primero lo imputaron, luego por el beneficio de la duda, lo absolvieron.

Estábamos acompañados por las abuelas y madres de plaza de mayo de filial Córdoba, de los ex presos políticos, vino Pablo Pimentel, hubo otras madres, la madre de Sebastían Bordó, la de Bru; también vinieron algunos nietos restituídos, se hizo radio abierta, organizaciones sociales, barriales.

Y a pesar de un gran alegato del Dr. Claudio Orosz, el abogado nuestro de ese momento, de las pruebas, de todo esto, hicieron todo mal a propósito. Todo desprolijo. Estaba terminando el mandato De la Sota y había que sacarse este muerto de encima. O sea, tenía que terminar el juicio sí o sí. Eran como 200 testigos y sólo llegaron a declarar 50.

Luego de concluido el juicio, ¿qué pasó con la causa?

El juicio lo hicieron por homicidio, sin haber encontrado nada de Facundo. Quiero dejar en claro esto, porque algunas organizaciones pensaron que habían encontrado algo, fueron y son todos supuestos.

Del juicio libraron un oficio que debían continuar buscando a Facundo Rivera Alegre, pero no lo buscaron. Después del juicio salió una persona que fue a hablar con el legislador que dijo que una madre y una chica habían ido a visitar a un familiar a la cárcel, y ese familiar que estaba preso dijo que Facundo estaba en las lagunas del barrio Maldonado. En Maldonado hay una laguna inmensa pero nunca lo buscaron.

¿Cómo decidieron continuar la búsqueda frente a esta falta de respuesta del Estado y de la justicia?

Decidimos ahí, armar un equipo con la Dra. Gentile, con otros abogados que son fuera de Córdoba para dar apoyo técnico jurídico; Pablo Pimentel de APH La Matanza, hablé con Vanesa Orieta también y con Marcos Herrero, el adiestrador de perros, buscador de personas de Viedma que ha venido en diciembre a las Sierras de Córdoba, por otro caso de una chica Delia Prolija, que está desaparecida hace 2 para 3 años y también otras familias se unieron para traerlo por otro caso, Marisol Rearte y su pequeña va a ser en marzo 7 u 8 años, y otra chica de apellido Gallardo.

Ya no somos más querellantes, o sea que la tenemos mucho más difícil, no imposible, pero estas cosas son las que más desgastan.

¿Qué actividades realizan para seguir visibilizando lo que sucedió?

Continuamos visibilizando por todos lados, con parientes en el exterior. Se está elaborando un documental. Amigos que fueron seleccionados para el documental.

La Garganta Poderosa estuvo desde el primer día también. Nacho Levy ha venido en varias oportunidades, Mónica Levy lo mismo, Mariana Sanchez, la madre de Lautaro, también.

Me dieron un reconocimiento en algunas universidades. En la facultad de sociales hicieron un mural hermoso que está con la cara de Santiago Maldonado, Luciano Arruga y Facundo, Pablo Coset se llama este compañero. Hicimos fanzine, cosas que escribió Facu, una canción que hicieron La cruza. Raly Barrionuevo también estuvo.

Y seguimos y continuamos. Siempre hacemos actividades culturales en la placita que él iba con sus amigos y elaboraron un memorial, a través del archivo municipal de memoria junto con la secretaría de la muni y compañeros del partido Comunista, organizaciones sociales, se colocó ese memorial que tiene fotos de él, escritos, remeras. Lo restauramos el año pasado, el 12 de marzo que cumpliría años Facundo. Y este año, para los 9 años, hicimos la actividad cultural en la placita, había varieté y estaba un amigo que es el autor de la obra de teatro, Santiago San Paulo. Se hizo la obra de teatro acá.

Rocío le deja algún regalito antes de ir al jardín, le hemos prendido velas también.

Me hablabas de Rocío y pensaba cómo habrá sido para ella y su mamá.

Y fue muy difícil tanto para Micaela, su mujer, sufrió bastante, con la nena sola. La nena tenía 9 meses cuando pasó y está al tanto porque nunca le dejamos de contar, de nombrarlo. Lo importante es responderle de acuerdo a lo que ella pregunta, para que no sea demasiada información y no se aturda.

En el jardín una vez me cuenta que un nene le preguntó por su papá y ella le dijo que su papá estaba desaparecido.  Y yo decía entre mí, ¿qué habrá pensado el otro pibe? ¿qué se le habrá pasado por la cabeza a ella con 4 años?

Y otra vez me dijo: “¿cuándo mi papá salga del cielo, me va a venir a buscar al jardín?”.

Y ahora tiene 9 años, va entendiendo más, lo extraña mucho. La mamá tuvo otra pareja, tiene dos hijos más. Los hermanitos van a la casa del papá, a las compañeras las van a buscar al colegio. Ahora te pregunta más cosas. Hace terapia.

Yo la acompaño mucho, en la medida que puedo siempre estoy y estaré. A veces, la llevo a la psicóloga, a la odontóloga. No sólo la ausencia de Facundo me ha generado a mi dolor, también en el seno familiar.

Para Micaela fue muy difícil porque, además, de los trabajos no la llamaban. Estábamos nosotros, su mamá, papá, yo, pero su compañero no estaba, las dudas, las amenazas, un montón de cosas.

DESAPARECIDOS 

“Alguien

los asesinos

golpean a  mi puerta.

Abran    gatos

dejen que ellos se encuentren con mis ojos

y por el espanto de tanto dolor

mueran.

Jamás serán llorados

gritados

aullados

como los que tantas madres tuvimos que aullar”.

 Glauce Baldovin

Como si el destino estuviera empeñado con la vida de algunos seres, lo trágico se repite y de un modo cruel la historia de Viviana se vuelve a contar desde la ausencia y las heridas que aún permanecen abiertas.

Marco Alegre (hermano de Viviana) y su cuñada, Natalia Regueira, eran maestros rurales en Misiones, hacían tareas sociales y daban apoyo escolar en los barrios. Un día, decidieron ir a la Plata a estudiar, ella Psicología, él Historia. Pero al poco tiempo, en el año 1978, fueron secuestrados. Ella estaba embarazada de 6 meses cuando desaparece y la han visto en el Pozo de Banfield. Marco fue visto en la Esma. Ambos se encuentran desaparecidos.

Viviana habla acerca de este revivir con Facundo todo lo que sucedió con su hermano.

Que desaparezca mi hijo, después de todo lo que me pasó en la infancia con mi hermano, fue como revivir todo eso (se angustia). Pero la lucha continúa, por eso hay que seguir. Algunas veces, hay que desconectar. Yo fui aprendiendo con todo esto que, sin bien la lucha no la abandono jamás, también tengo una vida, esto de poder disfrutar.

Tengo dos nietas hermosas, la nieta que me dejó él y tengo otra nieta más, que también merecen la atención y estar. La lucha hay que continuarla, pero hay que tratar de estar bien de salud física y mental porque si no, no se puede hacer mucho en la lucha.

Recuerdo que a mi hermano le gustaba tocar la guitarra, a mi cuñada le gustaba mucho el arte. El arte siempre estuvo en mi familia, teníamos que aprender un instrumento musical.

Mi viejo militaba todo el tiempo, en la calle, se iba a hablar con la gente de los barrios más castigados. Él siempre decía que, aunque no era hija de su sangre, porque soy adoptada, era hija de su corazón.

También decías que Facu estaba comprometido y se interesaba tanto por todo aquello que pasó durante la última dictadura, como también por la realidad social que le tocaba vivir.

 Facu estaba enterado de todo lo que pasó en dictadura, por lo de mi hermano y mi cuñada, pero además, porque en el barrio en que vivimos hay un militar que robaba bebés en la época de la dictadura, que vive enfrente, creo que tiene arresto domiciliario. Cada vez que iba a visitar a un amigo que también se llama Facundo y que vivía cerca, le daba mucha bronca.

Facu vivió todo eso, de comprometerse, de estar, de ir a acompañar, de ir a luchar por el tema de los derechos. Ir al hospital, a leer cuentos, a llevar regalos, no importaba el día, íbamos.

LA ILUSIÓN DEL RUBIO

«Viendo el mundo, además de las apariencias, vemos a opresores y oprimidos en todas las sociedades, etnias, géneros, clases y castas, vemos el mundo injusto y cruel. Tenemos la obligación de inventar otro mundo porque sabemos que otro mundo es posible. Pero nos incumbe a nosotros el construirlo con nuestras manos entrando en escena, en el escenario y en la vida.»

 Augusto Boal

Me gustaría que me cuentes un poco más de Facu, de su pasión por la música y el arte.

A Facundo le gustaba mucho a escribir desde la adolescencia. Después conoció a Micaela y a través de Micaela a su tío y armaron la banda de cuarteto, cantaban en reuniones familiares y el sueño de ellos era cantar alguna vez, en un baile. La banda se llamaba “Pura K-aravana”.

Hay varias canciones, poemas, le gustaba mucho la música, quería perfeccionarse con el tema canto, tocar el violín y aprender a hablar bien italiano (sonríe). Dibujaba muy bien.

Era fanático de Boca, les gustaba mucho jugar al futbol. Alegre, muy amiguero. Tenía una chispa tremenda. Muy compañero. Muy con el arte también. También lo recuerdo con sus anécdotas (ríe) con sus salidas.

Es a través del arte que llega una brisa. “La Ilusión Del Rubio”, obra de teatro basada en la historia y la desaparición de Facundo, se estrenó el mismo día que Viviana cumplía años, el 15 de enero de este año, como si Facu hubiera susurrado la fecha, como si hubiera elegido el día para salir a escena.

Escrita por el dramaturgo cordobés Santiago San Paulo, dirigida por Gastón Marioni y protagonizada por Martín Slipak, la obra recorre los momentos previos a la desaparición de Facundo, su vida, la relación con su hija y su mamá; sus sueños. Es una apuesta que se compromete con la incesante búsqueda de justicia.

¿Cómo surgió la idea de hacer una obra de teatro con la historia de Facundo? Contame un poco de eso.

Con respecto a la obra de teatro, nos conocemos con Santiago San Paulo después que desaparece Facu, el director que me acompañó y estuvo siempre. Es amigo de la familia.

Ni bien había empezado la cuarentena que estaba muy estricto todo y que no pasaba nada. Santiago vive acá, dos barrios más arriba. En una parte de la casa tiene como una sala de teatro, ahí también habíamos hecho actividades por Facundo. Entonces me dice: “Mira, yo escribí para un Concurso del Teatro Nacional Cervantes y vemos”. Yo hay cosas que fui despegándome, soltando, como algunas fotos de Facu. Cuesta, pero despacito. Otras las dejamos para Rocío.

Me llama Santiago y me dice que quedó seleccionada la obra. Tiene realidad, pero también tiene ficción.

Tuve reunión con Martín (actor) y con el director también. Se fueron interiorizando, hablando de Rocío y de la mamá y me lo trajo a Facu (se quiebra la voz)

El director vino a fin de año a Córdoba y viene a conocerme personalmente, vino a mi casa, fuimos a la placita, al mural que se hizo durante el juicio.

Cuando vino el director, le pregunta a Santi: “¿Te avisaron del Cervantes?”.

Como extendieron la pandemia, la filmaron y el estreno fue online. El director dice que la iban a presentar el 15 de enero. Le digo al director: “¿Sabés lo que significa el 15 de enero en nuestras vidas? Es mi cumpleaños”. Se ve que Facu andaba dando señales, sí. Muy poco soñé con él estando desaparecido, pero lo he soñado.

En alguna entrevista decís, que el actor principal Martin Slipak, te devolvió un poco a Facundo. ¿Cómo fue ese momento?

Cuando vuelven a seleccionar la obra en el teatro Nacional Cervantes para el 11, 12, 13 y 14 de febrero por 24 horas, una vez por semana para hacer una función presencial, fuimos a Buenos Aires. ¡Lloré tanto! ¡Martín nos lo trajo! Él me dijo que pensaba en su hija, si a él le pasara lo mismo.

Vino mucha gente a verla, las entradas se reservaban y eran gratuitas. Enero y febrero fueron muy movilizantes. Mucha adrenalina, desde lo emocional. Yo muy agradecida siempre.

¿Qué te ayuda a seguir resistiendo?

Yo sigo resistiendo pero a veces me caigo, porque tengo situaciones complejas, como que ya no quería seguir…con la vida, por eso la bajada de cambio, pero tengo una gran psicóloga, tengo un equipo médico que entre ellos hay una amiga, ginecóloga, oncóloga. Tengo compañeras y compañeros. ¡Tengo nieta, la hija de Facu! Tengo otro hijo, otra nieta.

Hay momentos que cansa, la justicia te pone tantas trabas para desgastarte.

Pero Facu ni ningún pibe se merece que abandone, entonces tratás de buscar salidas.

Me gusta la música, me anoté en piano. Eso ayuda a fortalecer. Escribir, no soy la gran escritora, pero tengo algunos escritos. Jugar, disfrutar con mi nieta.

El tema de la pandemia no ayudó, él trabajó también estuvo cerrado.

Es difícil, pero busco las salidas porque si no, no estaría acá contándote esto, ni estaría en la lucha, ni acompañando a otras madres y otros padres. Hubo un momento que me obligaba a no caerme, a no llorar, como que tenía que estar fuerte. Así fueron los primeros 3-4 años, después logré llorar, me hace bien.

¿Cuáles son tus sueños y proyectos, Vivi?

Mi sueño es poder disfrutar lo mejor que pueda. Estoy tambaleando emocionalmente, enero, febrero más que otros. Poder disfrutar de mis nietas, de mi otro hijo, terminar mi casa y poder terminar la carrera relacionada con la música.

También mi sueño es continuar la lucha, que se sume más gente a acompañarnos, que pueda seguir visibilizando y encontrar a Facundo. Quizás es algo utópico pero por favor, erradicar el tema de la represión estatal, porque en ciertos lugares el Estado está absolutamente ausente, ya sea con mujeres, niños, niñas para que tengan una vida digna y que no existan más Facundos desaparecidos.

Que mi salud me responda para encontrar a Facundo y luchar por todos esos Facundos que están ahí en la calle, que tienen sus sueños, sus proyectos, que van a los colegios, que quieren expresar su arte y no tienen lugar o no le dan cabida, poder darles una mano para explotar todo ese potencial que ellos tienen y acompañarlos.

Que Rocío crezca sana, feliz y libre.

Que la investigación la hagan realmente, con algo independiente al poder político de turno y que estén todas las herramientas dadas para llegar a la verdad. Justicia no sé si la voy a tener, pero lo estamos haciendo.

¿Qué te gustaría decirles a todas aquellas personas que lean esta entrevista?

A la gente que lea esta entrevista quiero decirles desde lo más profundo de mi corazón, que me pasó a mí pero le podría haber pasado a cualquiera y ojalá jamás le pase porque (suspira con tristeza) no hay palabras para el dolor, para la incertidumbre, la angustia.

Que tengan empatía, que se pongan en lugar de cada madre, que traten de entender mínimamente todo lo que significa, que la lucha es larguísima, que debería haber todo un recambio en la justicia y en esas fuerzas de seguridad; que no puede ser que la justicia sea para unos y para otros no. Que se interioricen primero antes de opinar, antes de decir “por algo será, en algo estaba”.

Ojalá que, desde el metro cuadrado de cada uno, por más que no cambiemos el mundo completo, vayamos haciendo cambios para mejorar para todos, para las mujeres, las niñas, niños, para los pibes y pibas; que estemos siempre alertas, que demos una mano. Que más allá de las distancias que tengamos y aunque no puedan participar en actividades, marchas, que ayuden a difundirlo, a comentarlo, a hablarlo, porque Facundo era un pibe con muchos sueños, muchos proyectos, gran potencial y hoy está desaparecido hace 9 años.

Mientras termino de escribir, las imágenes de los desaparecidos se suceden incansables por mi mente, se incrustan en mi alma y me gritan desde algún lugar para que les recuerde, para que les nombre, porque si hay algo que se pretende borrar en una desaparición es el paso de esa persona por este mundo y nuestra tarea es hacerlos presentes; para que no haya más Facundos ni víctimas de un Estado que no protege ni ofrece garantías, que no responde con justicia ante estos eventos aberrantes que ocurren en democracia. Y porque hay otros pibes con gorra y el pelo de colores queriendo soñar, afrontando un mundo que no les brinda posibilidades ni los mira con “buena cara” sino que los persigue hasta cazarlos.

La lucha incansable de Vivi se multiplica y la búsqueda de Facu no cesa porque ella sabe que él espera, la espera, en la melodía que hace eco en el pasaje, en los sueños y en la mirada de cada pibe y piba. La espera en la sonrisa de Rocío para abrazarla fuerte, para que descanse de tanta desesperación e incertidumbre, para que lo encuentre. Como dice en una de sus canciones:

“Y yo te esperaré, no me importa cuanto pase

Yo aquí estaré con los brazos bien abiertos te recibiré.

Tú tienes que entender que siempre te amaré”

Facundo nos sigue esperando, su nombre nos interpela para no olvidar y para seguir preguntando por él y por todes les que no están.

Para contactar a Viviana

https://www.facebook.com/vivianamaria.alegre

https://www.facebook.com/aparicion.riveraya

Fuente: https://noticiasancap.org/

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