Por qué escribo. Por Mónica Álvarez Jordán

Por qué escribo. Por Mónica Álvarez Jordán

Hoy nuevamente, estoy sentada frente a una hoja casi en blanco (ya que sólo he escrito hasta ahora la consigna de actividad a realizar).

En muchas ocasiones me pregunté ¿por qué escribo?, y debo decir que desde chiquita me llamaron la atención las letras y las palabras, tal vez eso en parte explique el recorrido que he hecho.

A lo largo de mi trayectoria como estudiante o como docente he tenido que redactar varios textos, de distintos formatos, con diferentes objetivos. Algunos de cumplimiento con el trabajo, proyectos de estudio, planificaciones, guías, informes de evaluación, donde la estructura ya está prácticamente delimitada dado que los ítems a desarrollar son predeterminados ( por ejemplo, hay que describir como serán los contenidos a enseñar o los objetivos que se tienen que formular). En cambio, en otras oportunidades – seré sincera, pocas veces- he escrito por placer, aunque relacionado a actividades laborales.

Me agrada contar, comunicar algunas de las propuestas que realizo con los estudiantes, y rescatar o mejor dicho poner en palabras que sintieron, cómo lo vivieron, si lugares que visitamos les ha cambiado en algo sus emociones, sentimientos e inclusive la mirada a veces hasta prejuiciosa que pueden tener hacia ciertas actividades culturales.

Por ejemplo, cuando visitamos el Museo de las Escuelas, fue como un viaje familiar, donde todos recordamos a través de los diferentes objetos, las vivencias de compañerismo o no, de solidaridad o no, de aprendizaje o no mediatizado por los objetos que se exhibían. Objetos como una lapicera a pluma (que se podía tocar y utilizar), donde se tenía que mojar en el tintero la misma para luego escribir. Claro que ninguno de los estudiantes lo había visto antes (todos son muy jóvenes), pero algunos recordaron que sus padres se lo había comentado en alguna oportunidad al hablar de su tránsito por la escuela. Y por supuesto, cosa muy distinta es escuchar que existe a verlo, tomarlo y escribir con un objeto tan antiguo, que no es fácil, que puede manchar en un segundo todo lo que trabajaste, a la comodidad del uso de la “birome” o el teclado de la compu.

También debo decir que me gustaría escribir sobre otros temas, pero que aún no me he animado, a veces me gana la “fiaca” o el miedo a no hacerlo correctamente.
Escribir no es fácil, es complejo, tiene sus bemoles, supongo que ahora me siento como en alguna oportunidad se sienten mis alumnos. Y es que la vida es éso, un enroque de roles, a veces estás de un lado, a veces del otro. Como las dos caras de una moneda ¿no?.

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