La nostalgia, un aliciente para escribir: Entrevista a Jorge Ancízar Mejía. Por Manuel Tiberio Bermúdez

La nostalgia, un aliciente para escribir: Entrevista a Jorge Ancízar Mejía. Por Manuel Tiberio Bermúdez

Llegó a la Feria Internacional del Libro de Cali, Filca2023, procedente de los Estados Unidos en donde vive hace algunos años. No solamente trajo en su maleta de viajero la ropa para una corta temporada en la que está dispuesto a llenarse de paisajes, de abrazos que le han guardado para la espera del regreso, y a cargarse con los recuerdos dejados en este Sur que extraña y que recuerda con afecto.


Trajo consigo dos libros de su autoría para poner a consideración del público que circula constantemente en la Feria: una novela: Confesiones desde el abismo y otro de cuentos: Tres cartas bajo el puente; el sargento, la lotto y un traqueto.


Se llama Jorge Ancízar Mejía, es escritor, poeta y dramaturgo. Nació en Manizales, pero desde muy chico le llevaron para Aránzazu en donde hizo la primaria y el bachillerato. Hoy reside en Miami, Florida. En el año 2015 obtuvo el segundo lugar entre los ganadores del concurso «Cuéntale tu Cuento a la Nota Latina» y en 2019 resultó finalista en el de «Cuento-Manía» de Books & Books.


Desde muchacho le gustaba contar lo que sus ojos veían, lo que por dentro sentía, y por eso en el colegio donde estudiaba dirigió un periódico estudiantil.


Sentía que con las letras era como mejor expresaba sus sentires. Por ese motivo en Medellín ingresó a varios talleres que dictaba la Universidad Nacional para formarse como escritor. Estudio cine, elaboración de guiones y fotografía. Luego, cuando la vida le llevó a los Estados Unidos, siguió tomando talleres de cuento y de guiones en la Universidad de Miami.


Es locuaz, amable, y le gusta charlar. Le pedí unos momentos de su agitada agenda para hablar de sus libros de su oficio y de su vida.


Estoy en Cali, —me dice—invitado por Mi libro hispano, para presentar mis libros.
Esta Feria me parece muy diversa, bien organizada y es una de las Ferias importantes que se realizan en el país.


¿Qué trae para quienes ya le siguen como escritor y para quienes van a empezar a conocerle?


Traigo una novela recién salida que se llama Confesiones desde el abismo, en la que los lectores van a encontrar una nueva versión de lo que pasa con los muchachos cuando toman decisiones. Sabemos que la vida se basa en decisiones, pero no hay que olvidar que toda decisión tiene una consecuencia. Lo que vamos a encontrar en la novela es a un joven desde los quince años tomando decisiones que le van hundiendo en un abismo que el lector irá descubriendo a medida que se mete en la trama del libro. Así comienza el libro:

«El patrón ordenó que era indispensable usar guantes para no dejar huella en la operación. Yo entendí: “no dejar huellas en el sitio del crimen”, pero Donbono odiaba esta palabra. Para el todo asunto era un negocio o una misión. Tomaba la tarea de acabar con los enemigos como un profesional. La caja de guantes quirúrgicos pasó rápidamente de mano en mano. Cuando llegó a mí estaba vacía. Sentí un alivio en mi conciencia porque estaría exento de aquella matanza. Pero el
Enano, se quitó los suyos y me los dio:


—Manicero, tómalos. Seré uno de los conductores en el escape y no los necesito.»


Y de ahí en adelante, es usted amigo lector, quien deberá seguir las acciones de
Manicero por todas las páginas de la novela.


¿Por qué se decidió por la escritura y que es lo mejor de hacerlo?


Lo mejor de escribir es sentirse realizado. Para mí, hacer una novela conlleva investigación y eso me permite aprender mucho durante el proceso. Hay que documentarse, hay que investigar. Cada palabra que escribo y cada situación que narro me demandan investigación. Esta novela me llevó tres años escribirla y aprendí mucho en ese proceso.


¿Cómo Saramago; vocación tardía o hace mucho escribe?


Yo escribo desde muy joven pero publicación, sí tardía. Escribía cuentos y tuve un periódico en el colegio. Siempre he estado escribiendo para revistas o periódicos. Los dos libros que tengo los escribí estando en los Estados Unidos.


¿Qué es para usted el escribir, que le impulsa a hacerlo?


Escribir es una vocación. Cuando uno escribe se siente bien, se siente realizado. Muchos escritores no publican pero se sienten realizados el hacerlo. Para mí un texto está terminado cuando otra persona lo puede leer. El escritor hace una parte y el lector la otra.


¿Cómo se descubrió escritor?


De niño recuerdo, que en las noches los trabajadores de la finca contaban cuentos de brujas. Al día siguiente yo le contaba a mi mamá los cuentos que había escuchado pero les agregaba algunas otras cosas. Mi mamá me escuchaba y decía:


—Usted si es inventor; ese cuento no es así.


O sea desde esa época yo ya estaba inventando historias.


¿Qué hay de Aránzazu, el pueblo de su juventud, en los libros que ha escrito?


En el libro de cuentos Tres cartas bajo el puente; el sargento, la lotto y un traqueto, una colección de doce cuentos, y El Sargento, es una versión ficcionada sobre la historia de la fundación de Aránzazu. Un sargento del grupo del general Córdoba que cuando éste fue asesinado, huyó hacia el sur de Antioquia —que ahora es el norte de Caldas—, se quedó en las montañas y en donde el sargento se instaló se fundó el pueblo que hoy llama Aránzazu, Caldas. El cuento es una ficción sobre cómo fue el proceso.


«El Sargento —dice la historia—fue el primer nombre que llevó el municipio. Todo indica que se le dio en homenaje al Sargento Buenaventura Escobar, en ese entonces oficial del General José María Córdoba en la batalla de El Santuario, quien en calidad de fugitivo militar llegó a este poblado antes de sus fundadores. Aquí encontró refugio. Cuando varios de los pobladores llegaron al pequeño caserío que era entonces Aránzazu se encontraron con el militar que trataba de establecerse en la región».


¿Cuánto tiempo lleva viviendo en los Estados Unidos y porqué emigró?


Hace treinta y tres años vivo en los Estados Unidos. Me fui por la inseguridad que había en ese momento. Tenía mis hijos que estaban en edades de doce o catorce años y en casi todas las familias de mis amigos había matado a sus hijos entre los doce a quince años. Por esa época los muchachos estaban entrando a las pandillas desde esas edades y morían muy jóvenes; además por otras situaciones que prefiero reservarme me tocó salir del país.


¿Parecería ser que la emigración motiva la escritura. Qué opina al respecto?


Creo que puede ser la nostalgia el acicate. Yo tenía muchos cuentos pero no me
atrevía a publicarlos. La idea era hacer un libro para repartirlo entre mis amigos,
los compañeros de estudio que había dejado en Colombia. Me encontré con Pilar
Vélez de Mi libro hispano, y me animó a escribir el libro de cuentos.


¿Vale la pena escribir en un mundo que parecería indiferente hacia los libros?


Eso parecería por lo que uno alcanza a percibir. Pero yo he quedado muy satisfecho cuando he ido a presentaciones. Este año que he estado con grupos de juventud a uno le sorprende gratamente que haya jóvenes que les gusta la lectura y no son pocos, pero si fuera uno solo que le guste leer salva el asunto.


¿En qué momento se sintió escritor?


Cuando empecé a escribir mis primeros artículos para el periódico Atalaya del colegio; quizá no tendrían mucho valor literario, pero desde ya sabía que ese sería mi oficio.


¿Tiene alguna manía para escribir?


Me siento bien escribiendo a la madrugada o luego de las doce de la noche cuando hay tranquilidad. Muchos de mis textos los he escrito en la madrugada.


¿Casi siempre hay alguien que anima a una persona, luego de leerla, a que escriba. Cuál fue su caso?


Cuando comencé a socializar mis textos con los compañeros de Mi libro hispano en los Estados Unidos, le dieron valor al trabajo que estaba haciendo y me animaron a seguir escribiendo. Así mismo agradezco el apoyo de mi esposa Deyanira y a mi familia.


¿Qué lo pone triste?


A veces me llega la nostalgia por momentos vividos. Me pone triste los amigos que se van de este mundo pues tengo un gran sentimiento hacia la amistad y en especial por los amigos de la juventud.


¿Qué lo pone alegre?


Los triunfos de los amigos, de mis hijos, los logros de mi familia. Eso me alegra
mucho.


¿Cuándo hay un vino de por medio que música le gusta escuchar?


Los vallenatos —dice riendo— parecería que no combina, pero me encantan.


¿Qué es lo mejor de pertenecer a Mi libro hispano?


Lo mejor es que uno conoce a otros escritores, se relaciona con otras gentes amantes de la escritura y alrededor de la Asociación se han creado unas tertulias, talleres, que nos enriquecen en el oficio pues las críticas que se hacen es para mejorar cada día.


¿Qué cree que le deja al público con el que ha interactuado como escritor en esta Filca 2023?


Espero haber dejado un mensaje, en especial para los jóvenes que las decisiones que tomamos tienen consecuencias y a veces son irreversibles. Por eso le recomiendo a ellos, inclusive así lo hago con mis nietos, que cualquier decisión la piensen muy bien antes de asumirla ya que las consecuencias son para toda la vida.


¿Qué se lleva de Cali, además de los abrazos que le estaban aguardando?


Me llevo la amabilidad de la gente, el recuerdo de lo bien que han recibido mis publicaciones y la receptividad de las personas que han estado en mis presentaciones.


¿Qué libro le gustaría escribir?


Un libro sobre la historia de la humanidad; más que de la humanidad, de las personas. Mis libros son intimistas. Casi todos los temas que yo escribo son desde el punto de vista de la persona, de su interior. Me gustaría poder escribir un libro donde se pudieran resumir las enseñanzas de ellas, pero como somos tan diversos sería muy difícil.


Todos tenemos una frase que nos guía. ¿Cuál es la suya?


«Nunca es tarde para empezar»


Una reflexión que quiera compartirnos


Que debemos infundirles más a los jóvenes el tema de la lectura. Las redes sociales son muy buenas para ellos, pero si las utilizan para crecer como personas.


¿Cómo ha visto los precios de los libros en esta Feria? ¿Si están al alcance de
esa juventud que queremos que lea más?


Están en un término medio los precios. Pero yo que he estado presentándome en algunos barrios me doy cuenta que la situación económica para muchos no es tan cómoda y claro que es costoso para alguien venir a comprar un libro de cuarenta o cincuenta mil pesos. Creo que las grandes empresas podrían patrocinar a los escritores, o las ediciones, para que los libros puedan llegar a la gente que no los puede adquirir.

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