La carta abierta que es una lección de vida de Sergio Martín tras su grave accidente que le dejó en silla de ruedas

La carta abierta que es una lección de vida de Sergio Martín tras su grave accidente que le dejó en silla de ruedas

Sergio Román Martín, ciclista madrileño que sufrió un grave accidente entrenando que le ha dejado en silla de ruedas con una lesión medular de la que está intentando recuperarse, ha escrito una carta abierta en sus redes sociales que es una auténtica lección de vida ante una adversidad así.

Hace un mes y un día, la vida le cambió por completo a Sergio Román Martín. El joven ciclista madrileño, que estaba cumpliendo su sueño de dedicarse al ciclismo profesional en el Caja Rural-Seguros RGA, sufría un gravísimo accidente entrenando al colisionar con un vehículo, el cual le ha acabado costando renunciar a su sueño.

Tras un primer parte en el que se confirmó la fractura de cinco costillas y dos vértebras, de las que fue operado en el Hospital 12 de octubre tras el episodio, Sergio Román Martín ha tenido que dejar la bicicleta tras quedarse en silla de ruedas en un proceso de recuperación a largo plazo.

Desde aquel día, su realidad cambió por completo, algo que el madrileño ha expuesto en una carta abierta en sus redes sociales que es una absoluta lección de vida.

CARTA COMPLETA DE SERGIO ROMÁN MARTÍN: “GRACIAS A LOS QUE ESTÁIS”

“Hoy hace un mes y un día del accidente, del día que cambió mi vida por completo.

Antes mi principal prioridad eran los watios, la próxima carrera y estar un rato con mis amigos para desconectar, ahora pienso en que me tienen que poner de lado para evotar que me salgan heridas en el culo.

Si, me tienen.

Yo no soy capaz de girar mi cuerpo, y si no lo hace otro por mí, duermo toda la noche en la misma posición.

Mis horarios han cambiado también. Antes daba un paseo a mi perro, salía a entrenar, cumplía mi trabajo y llegaba a comer entre las 14:30 y las 16, depende de lo largo que fuera el entrenamiento.

Ahora me despiertan y al poco tiempo tenfo el desayuno en una bandeja, me levantan a la silla y me voy a la rehabilitación con el fisio, o a terapia ocupacional.

Por las tardes estoy teniendo la sierte de recibir a mi familia y mis amigos, que hacen que mi estancia aquí sea mucho más amena.

Hablamos de cosas, nos reímos y me traen cosas que puedo necesitar, como un paquete de jamón o algo rico de la pastelería de turno, aunque a mí no me gusta mucho el dulce… (bromea)

Pero en cuanto se van vuelvo a la realidad. Tengo cerca un paciente con una enfermedad que se llama el síndrome de Guillain Barré, y no es capaz de hablar si no es a una especie de gritos pero sin capacidad de vocalizar.

Escucho eso, veo a otros pacientes en la silla volviendo a la habitación, y cuando me quedo un rato solo, en la silla, mira hacia abajo, y veo mis piernas, ahí quietas y me pongo a pensar.

Esas piernas que me han dado tantas alegrías encima de la bicicleta, que he sentido arder por darlo todo en una etapa de La Vuelta, ahora no sienten nada.

No están, no se mueven, no pasan frío ni calor, es una sensación extraña.

Me acuestan entre dos celadores que me cuentan alguna cosa graciosa para hacer un poco mejor la situación y apago las luces.

Mañana será otro día”

Fuente: Eurosport

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