Goles son amores 1. Por Juan Botana

Goles son amores 1. Por Juan Botana

Messi está de vacaciones. Y todo indica que a partir de ahora va a ser así. Después de ganar la Copa del Mundo con la Selección Argentina y de perder la Champions con el PSG, lo que vino fue una frustrada vuelta al Barcelona y su pase al Inter de Miami, donde puede ser dirigido nuevamente por el Tata Martino. Y su mudanza a Estados Unidos tendrá pros y contra. Pros: un lindo lugar para vivir, una exigencia menor en lo futbolístico más acorde a sus casi 36 años y un sueldo millonario en dólares en el final de su carrera, con porcentaje en las ganancias del club y en la transmisión de los partidos por Apple TV. Además, de venta de camisetas, avisos publicitarios, imagen, etc. También, la Copa América del año que viene en los Estados Unidos y la Copa del Mundo del 2026 en Estados Unidos, Canadá y México. Pero a esta quién sabe si llegará. Tal vez si regula como lo viene haciendo. Partidos en fecha FIFA contra selecciones menores como Panamá, Curazao, el sub 23 de Australia e Indonesia –aunque éste no lo jugó- y partidos en homenaje a Maxi Rodríguez con Newell´s y a Juan Román Riquelme en Boca Júniors. Y quizás éstas sean la únicas dos veces que lo veamos con alguna camiseta del fútbol argentino. Y después dirán el día que Messi se pudo la camiseta de Newell´s o el día que Messi se puso la remera de Boca y también se venderán esas remeras por millones de pesos. Pero después de sus vacaciones el Inter de Miami le pagará en dólares, aunque el equipo tenga un nivel futbolístico similar a cualquiera de la Primera Nacional y empiezan las contras. Una liga de un fútbol menor con compañeros que no le pasarán la pelota redonda como está acostumbrado y tampoco estoy seguro que aprovechen del todo sus pases entre líneas. Porque su gambeta ya no es la misma y no va a poder hacer todo él. Como pretendieron algunos técnicos, periodistas o hinchas argentinos y le pedían que él nos salvara. Y lo criticaron por no ganar la final de dos copas América –se olvidan de la de Basile en Venezuela- y una final del mundo. Y probablemente fue porque se desgastaba en los primeros minutos queriendo eludir rivales y los técnicos Basile, Martino e incluso Sabella no supieron rodearlo. Porque Messi se potencia en equipo. Así pasó en el Barcelona y pasa ahora con esta joven Selección Argentina. Y digo joven por la frescura que le dieron Enzo Fernández, Julián Álvarez y en especial Alexis Mac Allister. Y ni que hablar de Rodrigo de Paul que corrió todas las que él no llegaba y le hizo de rueda de auxilio como le hacían Xavi, Iniesta y Busquets en el Barcelona. Porque no me van a decir que Banega, Mascherano o Biglia le pasaban bien la pelota. Y el fútbol es un deporte de equipo por más que tengas al mejor del mundo. Pero también puede que las dos finales perdidas en las copas Américas fueron por planteos defensivos de Chile y la mala suerte en los penales y todavía ahí no teníamos al Dibu Martínez. O porque Sabella, que en paz descanse, se equivocó con los cambios y puso a Gago en el tiempo suplementario con Alemania y estaba falto de ritmo y todavía sueño con el alemancito corriendo hacia el arco de Chiquito Romero y después el gol. Pero eso es historia antigua. Messi está en un country en Santa Fe andando en bicicleta con su familia y se lo ve feliz. Como fue feliz jugando a la pelota en el Barcelona, riéndose con el “Kun Agüero” o Lavezzi en la selección y con esta selección de Scaloni donde se lo ve con una marcha menos que cuando era más joven pero a pleno. Y no parecerían ser un escollo las eliminatorias para que Lionel siga de vacaciones o dando exhibiciones de lo que queda de su fútbol. Ya que ahora clasifican seis selecciones para el Mundial de un total de diez selecciones sudamericanas y una va a repechaje. Y con este formato Argentina debería clasificar sin problemas. Antes hubiera clasificado por ser el último campeón, si no esa sensación de gira eterna de la selección campeona del mundo se hubiera dado más aún. Y a los que nos gusta el fútbol vamos a la cancha a ver a los buenos jugadores. Eso pasaba con Di Stéfano, Pelé, Maradona, Cruyff, Houseman, Kempes, Alonso, Bochini, Ortega, Francescoli, Riquelme o el “Trinche” Carlovich, por citar muchos de los que más me gustaron. Y ahora para verlo a Lionel y gritar ese “Messi”, “Messi”, “Messi” que baja de las tribunas con reverencia incluida. Y si algo le faltaba era el campeonato del mundo y la copa América para que las estadísticas digan que es el más grande de todos los tiempos, aunque los de mi generación digamos Maradona y la de mis abuelos, Pelé. Y que sigan los homenajes en vida.

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