Desde chico tuve la necesidad de expresarme. Al principio con dibujos y pinturas y después con historietas. Pero más tarde y con mi adolescencia llegó la poesía y con el nacimiento de mi hija volvió con más fuerza. Al punto que quise mostrarla en público y empecé a publicar libros y a presentarlos y hasta armé festivales de poesía donde se manifestaron muchas personas y distintas. Hoy estoy con un nuevo proyecto que se llama Carta abierta. Tiene formato de web y quizás muchos la conozcan. Y para los que no lo saben o todavía no lo hicieron, la idea es que envíen sus cartas a: cartas@cartaabierta.com.ar o a: juanbotanaborradores@gmail.com y las publico en la web. Pueden escribir cartas sobre el tema que quieran. Con la intención de mostrar la mayor cantidad de voces, opiniones y comentarios posibles. Siéntase con absoluta libertad para expresar lo que quieran. Siempre que lo hagan de forma honesta y creativa. Y cuando digo creativa, puede no ser literaria. Pero si que traten de argumentar o desarrollar una idea de manera ingeniosa. Si pueden mandar una foto que les guste para acompañar el texto, mejor. Cualquiera que me conoce sabe, que tanto en las presentaciones de libros como en los programas de radio o en los festivales que hacemos, todos y todas pueden decir y mostrar lo que quieran. Que la expresión no tiene prejuicios ni limitaciones y que desde allí acompañamos las propuestas. Y si les cuesta escribir, tomen como ejemplo algún texto que les guste. Lean a alguien que les parezca que escribe bien o argumenta de un modo parecido al que ustedes quisieran hacerlo y hagan una carta de ese estilo con sus palabras o ideas. Pero no dejen de hacerlo. A todos nos costó mucho la escritura. No solo aprenderla, si no decir lo que nos pasa. Lo que les pasa a otros o sobre alguna situación que nos conmueve, enoja o emociona. Y una vez que nos pasa, al menos nosotros, queremos decirlo en palabras escritas. Y si no nos gusta lo que vemos o sentimos, tratemos de compararlo con algo, de vincularlo con nuestras emociones o con nuestros recuerdos o con algo del pasado. O pongámosle una luz de esperanza a algo si es malo, aunque cueste. Cuando armé festivales multitudinarios de poesía pensé que yo me iba a soltar e iba a ser más histriónico con la práctica y eso no pasó. Sigo hablando rápido y mirando para abajo como con vergüenza. Pero logré que un montón de gente lo haga. Mi cabeza sigue moviéndose más rápido que mi cuerpo y por eso escribo sobre lo que me rodea o lo que me pasa. Traten de hacer ustedes lo mismo, si quieren. Aunque les cueste. Aunque al principio crean que no les sale. Siempre es mejor que las cosas se digan y salgan. Yo estuve mucho tiempo encerrado en mis laberintos y escribir libera.
