Un libro corto
Dije “Ayyy, Dios” y cerré el libro. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es uno de esos libros que te dejan destrozado. Aleksy es un chico de 18 años que obligado por su madre sacrifica un viaje con amigos y se va a pasar las vacaciones con ella a un pueblito en la costa francesa. Será en ese verano, a orillas del mar, en una casa con postigones verdes, que ella le dirá que se está muriendo, que ya no hay nada que hacer, que su vida llegará al final promediando la temporada. Antes de esa confesión y en todos los años vividos en el pasado, la relación entre ellos fue mala, tirante, Aleksy la definirá como “una madre abandónica y fea por donde se la mire”. A ella la abandonó su marido, su hija murió de repente y no pudo superar esa ausencia, además tuvo una relación con su propia madre, de amor y odio, vivió de un negocio familiar que no quiere y todo alrededor de su vida fue un gran padecimiento.
Con esta valija pesada los dos se irán a cerrar su propia historia, a surcir los agujeros entre madre e hijo, una relación filial que habrá que deconstruir para separarse en paz. Durante ese verano ellos vivirán lo que nunca pudieron, respirarán aire de mar, comerán, beberán y andarán en bicicleta juntos. Estiraran el tiempo para recomponer, perdonar y atragantarse de amor. Ese verano se mirarán a los ojos por primera vez en la vida.
Es un libro maravilloso, inolvidable, crudo. Si tengo que citar una parte no puedo porque todo es una obra maestra, entonces les dejo algo que dijo su autora, Tatiana Tibuleac, en una entrevista: “A menudo se me acusa de escribir sobre cosas violentas, de tener personajes crueles, de no tener en general finales felices en mis libros. Lo que puedo decir es que nada de lo que he escrito es ficción”.
📕El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
🖋 Tatiana Tibuleac
⚙️ Impedimenta
📖 247 páginas
⏰el tiempo no para
💌 prohibido no emocionarse
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