El fenómeno Javier Milei. Por Juan Botana

El fenómeno Javier Milei. Por Juan Botana

Javier Milei: 53 años, soltero, sin hijos, economista, libertario. Fue elegido presidente de los argentinos por el 56% de los votos. Su hermana, Karina, manejo parte de la campaña. Está de novio con la actriz Fátima Florez.

Prometió “dolarización”, “ajuste”, “plan motosierra” y “dinamitar el sistema”. Dice saber cómo frenar la inflación y reducir el déficit fiscal. Quiere alinearse con los Estados Unidos, honrar la deuda al FMI y romper relaciones con Brasil y China.

Tiene vínculos con fondos de inversión por afuera de los bancos. Planea recuperar las Leliqs en manos de la banca privada y cerrar el Banco Central para terminar con la emisión monetaria. También privatizar el ANSAT, YPF, Aerólineas, los medios públicos, terminar con la pauta publicitaria, la obra pública y achicar ministerios.

Habla de volver a la Argentina del SXIX, admira a Alberdi y a Menem. Hizo una alianza con Mauricio Macri y Patricia Bullrich para ganar el balotaje. Está armando un gobierno junto a ex menemistas y macristas.

Su vice Victoria Villarruel niega los delitos de lesa humanidad cometidos por la última dictadura militar y quiere reabrir los juicios.

Para armar La Libertad Avanza reclutó desconocidos, mediáticos y personas que pagaron para estar en las listas. Sortea todos los meses su sueldo de diputado.

Hace dos años llamaba a los canales de televisión para que lo entrevistaran o lo aceptaran de panelista. Hoy lo llama el “Papa” Francisco y el ex presidente Mauricio Macri.

No tiene armado propio ni gobernadores. Su aventura personal lo llevó a presidente insultando, gritando y diciendo cualquier cosa “zurdos” “chorra”, “borracha”, “viejos meados”, “mogólico”, “montonera”, etc.

Ganó favoreció por el desprestigio del gobierno actual, el 150 % de inflación anual, la deuda, el deseo de libertad de muchos por efecto del aislamiento obligatorio provocado por la pandemia, el que se vayan todos, el antiperonismo, el antikirchenismo y el sálvese quien pueda.

Se decía “anarco capitalista” y como no lo entendieron viro a “liberal libertario” para que en las búsqueda en google solo él apareciera.

En principio lo votaron los jóvenes varones que ayudaron en las redes a que su imagen creciera.

Se atrevió a discutir en los medios muchos de los temas intocables de la Argentina: la educación pública, los desaparecidos, el fútbol, la última dictadura militar, Malvinas, la venta de órganos, de armas, etc. Como forma de provocar y construir su imagen de rockstar rebelde de extrema derecha.

No apunta al narcotráfico ni las mafias ni contra Cristina en particular. Si contra la “casta política”.

Hace cuentas matemáticas en vivo que no le dan cuando lo entrevistan, porque se trata de economía no de matemática. Olvidando las variables sociales, simbólicas y políticas.

Piensa reprimir la protesta social y los piquetes, reconvertir los planes sociales, quitar subsidios y distribuir vouchers.

Muchos lo toman de “loco”, “inestable”, “psiquiátrico”, etc. Otros le dicen “León”, “Patilla”. “Gatito mimoso” y “Peluca”. Desde que fue electo presidente se lo ve más tranquilo y en vez de decirle “afuera” a la “casta política” está llamando o recibe llamados políticos de todas las fuerzas.

Cree que lo votaron para hacer el ajuste y no entiende todavía que la mayoría lo votó por oposición y no por sus ideas. Es el nuevo fenómeno de la política argentina.

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