Como si fuéramos a morir mañana (Perdonar). Por María Margarita Pérez Vallejos

Como si fuéramos a morir mañana (Perdonar). Por María Margarita Pérez Vallejos

Veredaprosa

Placidez de charla y con el whisky en su mano, hizo ademán de brindis.”Ahora que has visto mis obras, hemos charlado y reído, quiero pedirte perdón” Yo sabía que algún mal nos hicimos, que ya había disculpado. Con él es imposible guardar rencores porque su ternura del día siguiente, hace olvidar todo. Es de esas personas que no dañan con sus “maldades”. Es como si un niño volcara la taza de café que tienes en tu mano. Además, no es de mi agrado guardar agravios.

Como si tuviéramos ante nosotros una mesa cubierta con níveo mantel, puso una pieza de carbón sobre ella. Habló con la emoción descubierta que traspasó la línea de la distancia y ante aquella emotividad, recordé que yo también tenía mi pieza del metal por alguna acción equivocada hacia él y quité de mi celosía, algo que hacía ruido en mi corazón: <<Espera. Ya hablaste y también necesito en este instante tu perdón y sabes por qué. Perdóname. Todo fue instantáneo>>

Reímos con el alma en los labios. Y como dos, que alguna vez se amaron, se quisieron, se ayudaron, hoy, como si fueran a morir mañana, limpiaron su interior porque se han querido de verdad y serán eternos.La mesa cubierta de níveo mantel, al que se pusieron dos carbones como representación de lo negro que pudo manchar sus recuerdos, ahora estaba servida, elegantemente, para dos que cenarían su blanca amistad, sellando su pacto por los siglos de los siglos.

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