Carta abierta de Daniel Auster a su padre Paul Auster

Carta abierta de Daniel Auster a su padre Paul Auster

Cárcel de Rikers Island 17 de abril de 2022

Papá:
Había perdido la costumbre de escribir a mano. En estas circunstancias no me queda otra posibilidad. Estar entre cuatro paredes de una celda en esta prisión, se hace insoportable. Pero pienso en el dolor de ustedes y el de Zuzan y me siento empequeñecer.
De todas formas no puedo evitar contarte en esta carta lo que siento.
En mi cabeza todavía retumban los gritos del periodista imbécil preguntándome mientras me llevaban al patrullero: ¿Daniel, mató usted a la bebé? ¿Mató a la bebé? Por las noches no puedo dormir pensando en ello, en Ruby, en Zuzan, en ti y en mamá.
No sé si saldré alguna vez de aquí. Aunque sé que tú estás tratando conseguir una fianza, la verdad ya no me importa.
En todo este tiempo de encierro han pasado por mi memoria la cantidad de cosas que me han sucedido por lo menos en los últimos veinte años.
Sé, porque me lo has contado, que cuando tenía solo dos años estuve al borde de la muerte por falta de oxígeno por una neumonía y tú me acompañaste en el hospital hasta que salí del peligro. Y esto sucedió cuando te estabas separando de mi madre y poco después de la muerte del abuelo.
Salvo por esto, que mi memoria no registra, has sido en verdad un padre ausente. Y tú lo sabes. Has repetido seguramente de manera inconsciente, la ausencia de tú padre en los momentos que más lo necesitabas.
Podrás decir que has hecho por mí muchas cosas. Es verdad, Me sacaste más de una vez de la cárcel por consumo de drogas en mi adolescencia. Es que yo era el muchacho con problemas de conducta y drogas, hijo de un escritor prestigioso, que iba a una escuela privada de primer nivel y mis amigos eran miembros de la alta clase media. Me salvaste también, de una condena segura por complicidad en la muerte del traficante de drogas, “Ángel” Meléndez. Moviste cielo y tierra hasta dar con el Fiscal amigo que suavizó la acusación. Doy fe de ello, mientras me escondías en la casa de campo. Y otras tantas por el estilo.
Pero tengo que confesarte que salvo algunos momentos de mi infancia, antes de que te separaras de mamá, en que jugabas conmigo, que me leías a Pinocho (tenías una predilección por ese cuento de autor italiano que ahora no recuerdo su nombre). Salvo esos momentos, solo fui el hijo de un escritor exitoso. Nada más. Ni siquiera tuve a un padre que me regañara. Que me hablara sobre la vida que me esperaba. Nada de eso hiciste. Tus viajes, tu trabajo ocuparon todo tu tiempo.
Tengo que reconocer que de algún modo pensabas en mí. Porque me transformaste en personaje de una película que escribiste. Soy un personaje recurrente en varias de tus novelas. De ahí que en La invención de la soledad, la parte de “El libro de la memoria”, autobiográfico, defiendes tú paternidad hablando sobre mí, y la ausencia paterna en tú vida. También en La noche del oráculo, me describes como un ser dulce y cariñoso, y en El palacio de la luna, soy un estudiante que pierde el rumbo después de la muerte de su tío.
La casualidad, el destino. Enlazas a algún antepasado fundador de Israel, con mi nombre, el abuelo y tú mismo. Como en la vida real, la historia familiar, tus novelas están cruzadas por acontecimientos que yo todavía no logro descifrar.
En este caso, seguramente encontrarás las coincidencias, el destino o las casualidades, con la muerte de Ruby.
Posiblemente escribirás una nueva novela con esta desgracia familiar. Tú sabes aprovechar muy bien las circunstancias por más dolorosas que sean.
Lo único que no podrás escribir es qué pasó realmente el 1 de noviembre de 2021. Yo no lo sé. Y nadie lo sabrá.
Daniel.


Víctor Ragonese

NOTICIA:
Obviamente esta es una carta apócrifa.
El 1 de noviembre de 2021, Ruby de 10 meses, la nieta de Paul Auster e hija de Daniel, apareció muerta por sobredosis de fentanilo y heroína. Daniel es acusado, después de la autopsia, de asesinato involuntario y otros cargos. Unos meses después lo detienen en una cárcel de máxima seguridad. Sale en libertad luego de pagar una fianza. El 20 de abril es encontrado en una estación de subte en Brooklyn con una sobre dosis de heroína. A los pocos días muere en el hospital.

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