Candidaturas políticas 17. Por Juan Botana

Candidaturas políticas 17. Por Juan Botana

El voto es casi siempre emocional. Algunos dirán que votan por ideología, otros con el bolsillo, muchos por algún interés en particular o por el bien de la población o la república o la patria o los trabajadores o por tradición familiar; pero lo que priva al momento de meter el sobre con la boleta en la urna es el factor emocional. Qué dijo quién sobre qué, que cara tiene, que gesto hizo, junto a quién está en la boleta, que postura adoptó sobre algún tema de nuestro interés en particular. En 1988 yo cursaba el primer año de la Carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Y un día viernes o sábado en un teórico de Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo, Atilio Borón, que alguna vez fue candidato a algo por algún partido Socialdemócrata, nos explicaba la noción de líder carismático de Max Weber. Y el carisma está en la relación, no en él. Una vez finalizada la clase tomo el subte D desde Facultad de Medicina a Plaza Italia para ir a mi casa de Palermo y en eso dos personas que estaban hablando sobre quién podía ganar la interna del Partido Justicialista entre Antonio Cafiero y Carlos Menem, me dicen. “Vos que venís con cuadernos y libros de la facultad. ¿Quién va a ganar la interna entre Cafiero y Menem?” –“Menem”, les dije. “Y va a ser el próximo presidente de los argentinos”. En ese momento lo hice teniendo en cuenta la noción de líder carismático de Max Weber y la explicación posterior de Atilio Borón, que entendí se ajustaba a ciertas características que los medios y muchos le asignaban al por entonces Gobernador de La Rioja. El imaginario de un caudillo del norte como “Chacho” Peñaloza o Facundo Quiroga, que estuvo preso por los milicos, con patillas y poncho y que venía del interior, además. Menem un día decía que iba a ser una cosa y al otro día otra. Mientras Cafiero parecía que tenía un plan. La gente votó a Carlos Menem sin ninguna explicación racional. Alguien que después de varios tropiezos, traicionó su pasado peronista en lo económico y privatizó todo lo que pudo y se mantuvo casi once años en el poder, vendió todas las empresas del Estado, mantuvo relaciones carnales con Estados Unidos y giró todo lo que pudo la economía argentina a una etapa neoliberal con el plan de convertibilidad. La misma solución que hoy se discute para enfrentar problemas parecidos a los de esa época como fuerte inflación, trabajo en negro, falta de dólares y una deuda externa impagable. A lo que se le suma inseguridad, desempleo, piquetes, pobreza, aunque tiene a favor recursos naturales emergentes como el petróleo, el litio y el gas, y la soja que todavía rinde, aunque daña los campos. Pero yendo a los principales candidatos o precandidatos a presidente/a: Patricia Bulltich de Juntos por el Cambio y Javier Milei de La Libertad Avanza parecen los más emocionales, un día blindan la deuda y al otro día levantan el cepo cambiario y dolarizan; frente a Rodríguez Larreta de Juntos por la Patria, Sergio Massa de Unión por la Patria y Juan Schiaretti de Hacemos por Nuestro País, que pareciera que tienen un plan, los tres de ajuste escalonado o modernización gradual, el primero lo aplicó en la Ciudad, el segundo lo hace hoy en la Nación como Ministro de Economía y el tercero lo hizo en Córdoba. Miriam Bregman y Gabriel Solano del Frente de Izquierda, Manuela Castañeira del Nuevo Más y Juan Grabois de Unión por la Patria quedan un poco afuera de esta hipótesis, porque son racionales en sus planteos, intempestivos en su forma, pero deberían ser más emocionales si quisieran captar un electorado trabajador o necesitado de planes sociales que no aguanta más presión. Ni de ellos ni de la situación del país. Un electorado apático ante estas elecciones generales donde las encuestas de intención de voto muestran que no está interesado en votar u opinar sobre a quién va a votar. En las distintas elecciones provinciales de este año votó poco más del 60%, en las elecciones a presidente de hace cuatro años votó poco más del 70%. Son más los que dicen “No sabe / No contesta” que los que se manifiestan por Massa, Bullrich, Milei, Larreta, como principales candidatos. Y quién va a ganar es un poco como la pelotita de tenis de la película Match Point que queda suspendida en el fleje hasta que pasa de un lado o del otro. Y el que diga o haga algo en esta última semana antes de las PASO va a perder o ganar. Después para las elecciones generales la historia será otra o la misma porque aparecerán más votantes que en ésta por considerarla una encuesta oficial, un gasto de plata inútil o algo que deberían decidir los partidos o frentes en sus fueros internos. Y quién sabe cuántos irán a votar el domingo 13. Y quién sabe cuántos más ya consultaron el padrón para saber dónde votar. Y quién sabe si alguien escucha las barbaridades que dicen o hacen los candidatos o los planes que exponen y que nadie escucha porque después van a hacer otra cosa. Y ahora si te ven por la calle, te dan su boleta para que lo votes o te mandan un mensaje por whatsapp, te saludan. Pero después ni te escuchan y te mandan un CM a contestarte por twitter, olvidando que por vos están donde están.

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