A propósito de la crítica de Kovadloff a Milei. Por Juan Botana

A propósito de la crítica de Kovadloff a Milei. Por Juan Botana

Quizás el eje central del análisis de Santiago Kovadloff sobre el panorama político argentino encarnado en la figura de Javier Milei esté en la dicotomía autoritarismo y democracia. Y si bien puede ser un análisis correcto, puede que nos quede viejo para analizar la aparición de un outsider político, que construyó su imagen en los medios, que le apunta a la casta política y que quiere dinamitar todo lo hecho en 40 años de democracia. La mayoría de los que pasamos por una facultad de sociales aprendimos historia leyendo “Poder militar y sociedad política en la Argentina” de Alain Rouquie. Un libro que analiza cómo el poder militar condicionó durante 50 años la democracia argentina. Si bien el libro es anterior a la peor dictadura argentina del 73’ al 83´’, la lógica argumental sería la misma. Kovadloff sostiene que existe una cuenta pendiente en la transición que hubo de 1983 del autoritarismo a la democracia que se potencia en estas elecciones con un voto hacia el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, y que atenta y demerita el retorno de la democracia. “El protagonismo que ganó la abstención y la inclinación de un porcentaje muy alto de votos hacia Milei expresan cosas similares, la dececpción de la democracia”. En dialogo con José Del Rio en el programa Comunidad de Negocios de LN+, Kovadloff explicó: “La transición quedó inconclusa por los caudillismos, los gobiernos autorreferentes, los 20 años de kirchnerismo. No es que hemos salido del autoritarismo en el 83′ con un camino de ascenso, sino que iniciamos un camino en el que se advirtió que los gobierno civiles que tenían a su cargo la restauración de la democracia también contribuyeron a debilitar la credibilidad”. “Si somos realistas, la celebración de los 40 años de democracia tienen que contemplar los déficits que se mantuvieron del autoritarismo a la democracia. Hay mucho para celebrar si consideramos los conflictos crónicos hasta Alfonsín, pero mucha deuda pendiente, después de esa fiesta extraordinaria con Alfonsín”, soslayó el escritor. En ese sentido, sugirió que esa cuenta pendiente se traduce hoy en día en una sociedad que descree de la democracia, abstención de voto en las elecciones y un voto bronca canalizado por Milei. “Un síntoma de la falta de credibilidad la tenemos en la abstención de la gente. Porque no creen en el porvenir sino en el pasado, es una sociedad dominada por el sentimiento de la imposibilidad de cambiar”. Tras ello, explicó por qué cree que Milei propone un cambio “apocalíptico” y consideró que no es democrático. “Mucha gente cree que no va a haber cambios aunque cambien los protagonistas, y otra gente que se inclina por Milei, dice que no creen más en la democracia”, dijo. Y continuó: “Milei no cree en la democracia porque reniega de las instituciones republicanas. Pretende reducir el poder a las dimensiones del Ejecutivo, prescindir el Banco Central”. “Tiene un concepto apocalíptico del cambio, quiere quemarlo todo. Cuando se habla de una “casta” se concibe a toda la política como un mal irremediable… Sin embargo lo típico de una actitud democrática es mejorar lo que está mal, pero no quemarlo todo”. Por otro lado, se refirió a la decadencia del partido peronista y cómo se han deteriorado las instituciones a raíz de malas gestiones. “La herramienta primordial que tienen los políticos para ser persuasivos no se ve corroborada por su conducta, se dice cualquier cosa y los hechos desmienten una palabra cada vez más devaluada”. “La primera investidura de la Nación está vacía. La vicepresidencia que debería ser subsidiaria es protagónica. Tenemos un ministro de Economía que también es candidato. El peronismo ha fracasado y aun así se presenta como el salvador. Está todo trastocado y el cansancio y la indignación son mayores cuando las palabras parecen no registrar el sufrimiento”, señaló Kovadloff y agregó: “Si la palabra de un primer mandatario no tiene autocrítica es porque no tiene anhelo de representar a una sociedad sino indiferencia”. Y esa indiferencia se vio en la abstención de votos en las PASO. Y ese descreo por los logros de la democracia se refleja en el poco apoyo a los dos últimos gobiernos a la hora de volver a votarlos. Y el que Milei sea de derecha y proponga el libre comercio de mercaderías, órganos, armas, drogas, bebes y fuerza de trabajo en el contexto que lo dice y lo hace, no lo convierte exactamente en facho. Pero si representa un voto latente de una gran parte de la sociedad argentina educada con resabios autoritarios que persisten desde la última dictadura militar. Y que durante años se sintió relegada por los avances de la centroizquierda, el kirchenismo, el INADI , La Cámora, lo políticamente correcto y lo y los organismos de derechos humanos. Y sintió que no podía defender libremente a los milicos, ni a las dos vidas -contraria al feminismo y a la izquierda- e impotente ante los delincuentes, planeros, ñoquis y “negros” con derechos. Y que por fin un día encontró un loco que los representa como candidato. Y personalmente me asusta más la gente que está con Milei que él si gana. Y como me dijo un profesor de historia del CBC que nos hacía leer a Alain Rouquie hace ya muchos años: “Prefiero que la derecha se presente a elecciones, aunque sea con resabios autoritarios, antes que haga las cosas que hacía antes, detrás de gobiernos militares”.

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