Aunque no gane será la sorpresa de las PASO. Un outsider de la política parecido a los fenómenos de Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, pero con características propias de la idiosincrasia argentina. Mediático, en una sociedad influenciada por los medios y las redes sociales al momento del voto. Despeinado, en una sociedad apurada, ansiosa, agresiva y que no puede detenerse a pensarse un instante. Gritón, en una sociedad que no escucha y donde uno habla arriba del otro sin escucharlo. Agresivo, en una sociedad que tuvo dos crímenes a días de las elecciones, uno a manos de dos motochorros en Lanús y otro en pleno Obelisco por acción de la policía a alguien que se estaba manifestando. De derecha, para una parte de la sociedad que pide mano dura, terminar con los piquetes, echar a los políticos, dejar de emitir papel moneda y controlar los gastos del Estado. Su definición de “Casta” para calificar a los políticos enquistados en el poder hace años fue un hallazgo. Quizás lo mejor que aportó a la discusión política de los últimos años. Pero en su discurso hay una trampa. Se presenta como narcocapitalista al estilo austríaco y se juntó con conservadores y exmilitares a la hora de conformar su espacio político La Libertad Avanza. Y en la práctica es un liberal que para justificar su razonamiento cree que todo puede venderse y comprarse, incluso los órganos, bebés recién nacidos y armas. Es economista y de teoría sabe, pero en la práctica y en la Argentina es inviable. Y se fue acomodando a posiciones más cercanas al ultraconservadurismo o a la extrema derecha. Si no hubiera existido la pandemia él no sería hoy candidato. Ya que el grito de libertad de una sociedad encerrada por la cuarentena encontró en Javier Milei la encarnación de un discurso liberador o libertario. Pero los libertarios eran los anarquistas individualistas al estilo Murray N. Rothbard y que querían terminar con los privilegios de los ricos y que no los manden y eran antiimperialistas. No con los privilegios de los políticos, que ahora él tiene. Es diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y precandidato a presidente por La Libertad Avanza y como no compite con nadie en forma directa en las PASO será candidato. Tampoco querían presentarse a elecciones ni transar con políticos ex menemistas ni milicos ni empresarios. Ni salir en los medios hegemónicos de derecha desde donde construyó su imagen y carrera política. Aunque antes lo alababan Viviana Canosa, Luis Novaresio, Luis Majul, Santiago Cúneo, y ahora no tanto. En su lista lo acompañan Victoria Villarruel, Ramiro Marra y José Luis Gómez Centurión y estos son los más conocidos. Los demás compraron su candidatura en la lista pagando un canon. Y así se le colaron un montón de massistas y kirchenistas de La Cámpora. Pero así es el libre mercado. “Chiche” Gelblung lo acusó de tener una alianza oculta con Sergio Massa, porque critica más a Juntos por el Cambio que a Unión por la Patria, en especial a Horacio Rodríguez Larreta por oscuro y blanco y hasta lo insultó en todos lados. Pero eso puede ser más estratégico para sumar votos en las PASO. Y después llegará el tiempo de confrontar con Patricia Bullrich si es que gana y con Sergio Massa si es que gana también. Se peleó con José Luis Espert, del que era aliado, por sortear su sueldo de diputado, cantaba en el balcón durante la pandemia, hizo teatro con Nito Artaza, iba al panel de Intratables a pelearse con zurdos y kirchenistas, apoyó al candidato de la derecha chilena José Antonio Kast y al partido de extrema derecha español Vox, dice que Menem fue el mejor presidente argentino, para parecer más serio reivindica a Sarmiento y a la Generación del 80, niega los delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar, presentó su plan de gobierno desde su cuenta de instagram donde propone una reducción drástica del gasto público, despido de cargos políticos, reducción de impuestos, eliminación del Banco Central y el fomento masivo de obras particulares financiadas por el sector privado, fantasea con la dolarización, se opone al aborto, incluso cuando una niña fue abusada, niega el calentamiento global, se muestra a favor de la legalización de drogas, de la inmigración, de la libre portación de armas, de pagar por sexo y de la trata, tiene denuncias por violencia de género y plagio, miembros de su partido están acusados de pedir favores sexuales por un cargo, tiene una causa por haber recibido fondos del narcotráfico y está sospechada la forma de financiar su campaña: 98% en negro. No tiene hijos, vive con sus perros, nunca se casó, lo cargan con su hermana, Fue de los pocos que pudo hacer el cierre de su campaña electoral en el Movistar Arena, porque después pasó lo de Morena y los demás frentes las suspendieron por decencia. Está loco, pero canaliza el voto bronca de una sociedad rota que no escucha ni sabe.