Hoy recibí una carta de una gran amiga recordándome una gran verdad. Que la voluntad y la perseverancia se construyen con fe. Si quieres volar y emprender sueña. La esperanza siempre estará presente. Anoche soñé y reviví en carne propia la sensación de correr. El viento suave me pegaba en la cara y todo mi cuerpo se estremecía ante el esfuerzo. Esa energía que había perdido a los nueve años fluía de mí ser como un relámpago. Las piernas en placida armonía superaban todo obstáculos. Mi cuerpo se estremecía de placer rogando que la carrera nunca termine. Era como un canto de sirena que me embriagaba como en mi bilocación más profunda. Me desperté excitado y mire sobresaltado al costado de mi cuarto mi pierna de palo y mis muletas. Estaban caídas, desvencijada junto a un pantalón y una camisa que la cubría. La realidad volvía a golpearme. El hombro me dolía cada vez más y mi cintura me pedía paciencia. Los años pasan pero la fe y la voluntad se mantienen intactas. Sí. El hombre que en su bilocación profunda surcó los aires y como un pájaro viajo en medio de las estrellas debía agradecer por tantas bendiciones recibidas. A pesar de mi falta de pata, con mis muletas y mi bastón y con la esperanza intacta de solucionar mi problema de traslación, seguiré soñando. Ese es el costo de vivir. Lo importante no es lo que suceda, sino cómo se reacciona. Si te pones a coleccionar heridas vivirás como un pájaro herido incapaz de volver a volar. Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla. Cuando acepta tu destino, y tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo. Uno crece cuando se enfrenta al invierno aunque pierda las hojas. Recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se levante el polvo. Uno crece dándole a la vida más de lo que se recibe. Así como hubo momentos en que la vida cambió en un instante, nunca olvides que aún habrá momentos en que lo imposible se tornará en un sueño hecho realidad. ¡Nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad! Y recuerda: todo lo que sucede, sucede por una razón. Como un maratonista he corrido y seguiré acelerando mi marcha hacia mi destino final. Como una pájaro he volado en busca de una antigua una aspiración del hombre, la de remontarse a las alturas como los pájaros. Y ese placer de seguir subiendo ¡más arriba! hacia el sereno azul del firmamento, es la vida. Siempre más arriba! ¡Más alto hacia el cielo azul! Porque siempre se puede. He conseguido en sueño aprender que de la mano de Tata Dios todo se puede. Que una mano amiga y el beso de un hijo, de un nieto y el amor de tu mujer es la perla más preciosa que se puede pedir y la parte más y delicada del increíble arte de vivir como un hermano.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
jorgeloboaragon@gmail.com
DNI 12.209.529
Avda. Camino del Perú 1575
San Miguel de Tucumán