Si cierro los ojos veo mejor,
la noche nace detrás,
las voces y las almas se igualan.
Me ahoga el viento
de los suspiros
de quienes se rehúsan a desaparecer,
huelo la muerte lenta de los invisibles
que nunca terminan de irse.
La música los recuerda,
la cicatriz del ocaso,
los espejos vacíos,
las letras sin nombre
sobre un mármol.