Veredaprosa
Cuando todos hablan del daño que hacemos a la tierra, entiendo que también están incluidos los mares; desiertos; biósfera, estratósfera, es decir, todo lugar que envuelve lo que es ser viviente, incluyendo la flora y hasta el más mínimo ser que tenga una vida que late en su cuerpo. Yo pienso mucho en eso e intento ayudar y luego me doy cuenta que esa cosa mínima soy yo porque es tan poco lo que puedo aportar. Cómo hago una cadena de interesados en parar un poco lo que hace daño a nuestro Planeta y que no será solución porque ya hicimos todo el daño y ahora, sólo nos queda aceptar cuánto nos cobra ese daño. Es como los que creen que nacemos con pecado porque los primeros habitantes, dependiendo de la fe, fueron Adán y Eva, los desobedientes. Tengo los años suficientes para diferenciar un poco lo que fue la infancia, adolescencia, juventud, madurez. No recuerdo demasiado como envasaban los productos que uno compraba, bueno, mis padres, pero sí, tengo muy clara la bolsa que se usaba para comprar el pan todos los días. Era de tela gruesa y tenía manillas de madera, torneadas como para llevar en la mano sin dificultad. Los caramelos permanecían guardados en botellones de vidrio que tenían una forma ovalada, con relieve y desde ahí, con unas pinzas de metal, tomaban lo que uno pedía a los padres: galletas, pastillas, gomitas dulces o goma de mascar. Como que me vino la nostalgia, pero lo recuerdo tan clarito que es como volver a vivirlo y hasta recuerdo cómo olía el pan francés que hoy se llama marraqueta. Ojo. Yo no pongo puntos aparte y sigo. Luego me paso a la juventud rápidamente. La playa. Allí nos íbamos a estudiar para los exámenes. También, pasados éstos, era nuestro lugar de encuentro para tomar sol, bailar, enamorar y vivir el tiempo que nos tocaba. No recuerdo haber visto una playa sucia al final del día porque siempre éramos los últimos en irnos. Sólo huellas en la arena quedaban y a eso le cantábamos o hacíamos versos. Rara vez un papel, botellas plásticas no había, sólo vidrio y una vez bebida la gaseosa se devolvía. No sé en qué momento me pierdo y aparece el plástico. Nació para mí tan silencioso que no recuerdo haberme admirado o sorprendido de ese material ¿Cuándo sería?. Tendré que saltarme las etapas porque eso es tiempo muerto para mí. Aparece con potencia cuando ya mis hijas empezaron el colegio y era tan práctico, lavable, achicarlo o extender más para que cupiera su colación. No, la verdad es que estuvo no más.
No se hablaba aún de la Capa de Ozono; de los gases contaminantes, parece que no había tantos y es que no había tantos vehículos y es que no había tanta gente.
Todo se fue dando muy silenciosamente. Nadie se dio cuenta y no tenía por qué, tampoco, que la explosión demográfica se vino de una vez y los censos a nivel transversal, daban cuenta que cada vez, menos metros cuadrados ocupaba cada persona. Personalmente creo que hubo una disfunción. Había que crear para poder solventar las necesidades de cada uno más que habitaba en nuestro mundo. Las ciudades se hicieron pequeñas, ruidosas, todos muy apegados a otros y la gente con más dinero, empezó a construir en sitios más apartados sus mansiones. Ocuparon el espacio de los animales salvajes y hoy se les entran a sus jardines. La gente se fue a ocupar riberas de ríos secos porque la sequía a veces reina en los lugares y hace pensar que son terrenos eriazos y que por lo tanto, pueden ser ocupados a libre albedrío por quién necesite tener un techo. De pronto el río quiere hacerse respetar y vuelve a ser río y se lleva todo, su espacio fue ocupado, no le importa, es naturaleza y nadie puede contra ella y queda destrucción y llanto. Y los utensilios de nylon siguen aumentando. Algunos se quejan de que ya no hay camioncitos de madera para que jueguen los niños. Los artesanos se han quedado sin trabajo porque el plástico se ha adueñado de este espacio de la vida. Nada que decir de muebles, es decir, hubo una hecatombe y el nylon, plástico indestructible, fue rey y señor en los seres humanos. Nadie pensó, jamás, que nuestras manos manejaban la destrucción de nuestro sistema futuro, cuando envolvíamos un sandwich para nuestros hijos o para quien haya sido. No somos inteligentes y debíamos serlo. Estábamos obligados a pensar, pero pensar era perder tiempo y lo mejor era acatar el medio. Me destruye el alma ver animales marinos, peces de todo tipo, casi muertos porque esos son los que muestran y son ellos los que aparecen dentro de una bolsa de nylon tirada al azar. Están con sus cuerpos heridos porque no se sabe el tiempo que han permanecido así. Muchos tienen encarnados las redes plásticas de alguien que se descuidó o la quiso lanzar no más. Han mostrado el fondo de algún lugar marino que he podido ver y ese fondo es un colchón de plásticos. Ya no hay fondo marino y los habitantes marinos desconocen su hábitat, pero también son silenciosos y no reclaman y sufren y se mueren. Desaparecen especies que no vuelven a estar. Es decir, un día, cualquier día, todos los mares serán mares muertos. La tierra no se salva. Otra vez el plástico adornando las mesas de picnic y las botellas dejadas en el suelo porque ni todos los recogedores de basura son suficientes para crear hábitos cuando no se tuvieron desde niños y malamente podrán transmitirlos a su prole. Las grandes ciudades atestadas de coches y algunos con otro tipo de gases tóxicos, sumada a la contaminación acústica, es un mundo de locos, por eso me duele que llamen locos a quienes les han detectado algún mal mental como la esquizofrenia porque todos estamos locos, tal vez más que ellos porque no nos estamos medicando. He tenido la suerte de apreciar selvas vírgenes donde trinan los pájaros y corre el jaguar y se baña el caimán, pero están muy escondidas y cuidadas en lo máximo para que algún animal viva con su derecho a estar tranquilo. Estoy extendiéndome mucho y me falta por decir que tal vez, vuelva a tocar un tema en particular sobre lo mismo. Digo: “Llevamos muchos años destruyendo nuestro Planeta. Lo que nos queda de él y serán necesarios muchos más, para descontaminarlo, si es que se puede”. De momento aparto el plástico, pero ¡Es que todo es plástico!
Separen su basura en la medida que puedan porque no seré yo, no serán muchos los que sufrirán los peores efectos del deterioro de este mundo, serán ellos, nuestros descendientes. Los más chiquitos. Muchas gracias.