Los sinvergüenzas. Por Patricia Gorocito

Los sinvergüenzas. Por Patricia Gorocito

Vivir en la sociedad del espectáculo, en la época del Otro que no existe no nos hace más libres ni más felices.

El afecto de la vergüenza tan denostado en esta época es un afecto noble que hemos perdido. La vergüenza de vivir en un mundo inmundo. Perdimos con el afecto de la vergüenza también la virtud de la nobleza.

La vergüenza aparece como uno de los principales afectos en el seminario 17 de Lacan “El reverso del psicoanálisis” o más popularmente llamado el seminario de los cuatro discursos (1969). Allí Lacan en ese momento explica con la escritura de sus cuatro discursos como el lazo social se construye desde dichos discursos, es decir desde los significantes. En la última clase del seminario mencionado dice al comienzo “… es preciso decirlo morir de vergüenza es un efecto que raramente se consigue” y sigue con el tema en toda la clase para cerrar su seminario de esa manera como siempre nos tiene acostumbrados Lacan, de manera premonitoria.

Entonces lo sepamos o no siempre estamos o hablamos desde algún discurso. Con respecto al Discurso Amo actual nos ordena el imperativo categórico: “Muéstralo todo … Muestra lo peor de ti”.

Es así como los ciudadanos y ciudadanas de la Argentina escuchamos y vemos cómo se ventilan o disparan obscenidades espectaculares desde todos lados pero sobre todo desde los espacios de poder. Digo disparan porque muchas veces insultan, discriminan y se burlan de todos pero ellos no logran verse. Son payasos violentos, desconectados, siniestros.

La sociedad del espectáculo, la mundialización, la caída del nombre del padre habilitan al perverso y a todo sujeto a mostrar su manera de gozar sin vergüenza. Y muchos gozan exhibiendo su crueldad.

Muchos individuos poderosos se dan el lujo de decir barbaridades de todo tipo, exhiben sus ridiculeces y maldades cómo si no tuvieran conciencia de sí.

Entiendo que es una cuestión de estructura, muchos nos preguntamos si se trata de psicóticos, perversos, psicópatas, etc. Lo cierto es que no me importa a mí un diagnóstico clínico y diferencial de las patologías de estas personas.

Lo que me parece más interesante es pensar en que tuvo que pasar para que del Malestar en la cultura de Freud (1929 – 1930) donde las consecuencias más evidentes de la época victoriana eran la represión, la inhibición, el síntoma y la angustia, donde el Otro Simbólico era consistente pasamos a la época de un Otro que pareciera ser perverso. Sin la barrera de la vergüenza expone cínicamente su forma de gozar.

Y aquí aclaro que goce para Lacan es la pulsión de muerte. Hablo de goce, no de placer. Se trata de algo que hace daño.

Recordemos el célebre artículo de Freud “Más allá del principio del placer” (1920) que nos hace pensar que una persona puede ser feliz en el mal y pasarla mal en el bien. La libertad absoluta le pertenece a los locos y es muy peligrosa. Unir lo especular imaginario y el goce del perverso resulta ser un gran problema. Puede pasar que el Rey está desnudo y no nos demos cuenta.

Patricia Gorocito Docente Facultad de Psicología – UBA – Psicoanalista

Bibliografía:

El Malestar en la cultura Freud 1930 Amorrortu Ediciones
Mas allá del principio del placer Freud 1920 Amorrortu Ediciones
El reverso del psicoanálisis Lacan 1969/1970 Paidós Ediciones

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