La play de los botones. Por Mariano Bucich

La play de los botones. Por Mariano Bucich

Las horas de la tarde eran aburridas y agobiantes en los veranos de mi niñez. En aquellas épocas sin pantallas ni Internet jugábamos a cosas reales. En mi barrio todas las casas eran similares y todas tenían un porche de baldosas rojas lisas, siempre bien lustradas con esmero por las madres, como si el porche mas brillante fuera sinónimo de alta alcurnia.

Mis amigos y yo los aprovechábamos para jugar al “fútbol ” en nuestra “play” casera. Se trataba de un juego ingenioso llamado “fútbol de botones”!. El joystick era una birome cualquiera, y los jugadores, once botones iguales. Cada jugador llevaba una etiqueta con la camiseta del equipo de nuestros amores, en mi caso River Plate. El arquero se pintaba del color de la casaca que usaba en su equipo. El mío era verde como la camiseta del pato Fillol.

Los arcos los habíamos fabricado con chapa galvanizada que extrajimos de un resto de canaleta vieja cortado y plegado a mano, y la “pelota” un pequeño botón de camisa. Con estos elementos jugábamos los partidos al mejor de doce goles, y, en caso de empate, gol de oro.

Tomando la lapicera pisábamos el borde del botón de nuestro jugador apuntando a la pelota para hacerlo rebotar contra ella para hacerla avanzar, y asi armar jugadas o llegar al gol. Si le errábamos al balón perdíamos el turno y ” pateaba ” el otro. Los duelos eran de local o visitante y en cada estadio había diferentes obstáculos ( macetas , felpudos o baldosas flojas) por dar ejemplos, además de ser más o menos rápidas dependiendo de las capas de cera acumuladas.

A veces, los partidos eran tan reñidos que los que no jugábamos y oficiábamos de público, estallábamos con el ruido metálico del arco al grito de Goool! . Al instante éramos expulsados del estadio por ruidos molestos por las madres que , al despertar de su siesta, nos sacaban la ” roja ” al grito de … ¡No griteeen! ¡ Dejen dormirrrr!!!!!!

¡Qué emoción era compartir la play de botones hasta la hora de la leche, y después de merendar ponernos los “sacachispas” para la revancha de la tarde!, en el potrero de mi querido barrio ferroviario.

Corresponsal: Mariano Bucich, desde Remedios de Escalada, Buenos Aires, Argentina

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