Se juega su destino político el domingo 13 de agosto en las PASO. Y si le gana a Patricia Bullrich la interna abierta de Juntos por el Cambio tiene grandes chances de ser el próximo presidente. No tanto por sus virtudes sino porque al Frente de Todos –hoy Unión por la Patria- gobernar les costó. Un poco por la pandemia, la deuda impagable contraída por Macri, la sequía, la guerra de Ucrania y Rusia, las peleas públicas entre Alberto y Cristina, un mal acuerdo con el Fondo por parte de Guzmán, peleas y derrotas con la Corte Suprema y la Empresa Vicentín, errores de gestión, inflación, juicio y atentado a Cristina, corridas cambiarias, gastar más de lo que entra, etc; posicionó a la oposición encabezada por Juntos por el Cambio en un lugar mejor del que tenían cuando se fueron del gobierno y eso a Horacio lo ayudó. La trampa es que también ayudó a la candidatura de Patricia Bullrich y a la de Javier Milei, un outsider de la política, y si la disputa es entre candidatos afines al establishment quién más que yo, dirá él. Pero para eso primero tendrá que ganarle a Patricia y después a Milei y a Sergio. Es Horacio para los amigos y Rodríguez Larreta para los no lo quieren tanto. Y para los que lo ningunean: “El pelado de Tik Tok”. Se rapo el pelo, se dejó la barba, se la sacó, se separó, hizo reuniones con vecinos en donde le hablaban de Racing para soltarlo, usa remeras y campera de pluma, tiene novia nueva y más joven y rubia, tuvo una relación extramatrimonial con una compañera de trabajo y hasta se decía que hubo un embarazo. Su ex mujer lo carga por redes sociales diciendo que si le mintió a ella le mentirá a la población. Se inició en la política desde que nació. Hijo de padre político, trabajó para Menem en el ANSES y en PAMI donde se hizo amigo de Sergio Massa y algunos lo culpan por el suicidio de Favaloro, se juntó con Macri cuando este quiso entrar en política, aprovechando la fama y plata de su padre Franco y su éxito en Boca. Perdieron juntos la Ciudad frente Aníbal Ibarra y pensaron que Larreta no era un buen candidato para los porteños, pero su conocimiento de la ciudad, experiencia en la gestión y call center creado especialmente a favor lo ayudó. También los trolls y comprar voluntades cuando fue candidato a jefe de gobierno porteño. Primero, Ocaña y Roy Cortina. Después, Stolbitzer y Lousteau. Más tarde, Jorge Macri cuando decidió mandar a Santilli a competir en la provincia de Buenos Aires. Repatrió a Vidal. Ahora a Pichetto, Hotton, Espert, Morales, quizás ya tenga arreglado a Schiaretti para un eventual balotaje y a Carrió, que hizo uno de los dos mejores spot de campaña a favor de Larreta apelando al voto más sensato que puede hacer la población. Su campaña publicitaria es floja. El cambio de nuestras vidas aspira a mucho y no cierra para una clase política que está divorciada con la sociedad. Porque hace años que estamos mal y el electorado un poco no cree y otro poco no quiere esforzarse más si no ve una solución. Repitió la misma estrategia de Macri cuando se alió con los radicales del interior para tener una estructura nacional. Maneja el aparato y la mayor caja del Pro y eso puede beneficiarlo. Lo mismo que comprar fiscales y mandar a todos los empleados del gobierno de la Ciudad a hacer campaña para él, tal cual hizo cuando compitió por la jefatura de gobierno contra Gabriela Michetti. Hoy está peleado con Macri y con Bullrich y es amigo personal de Massa. No tiene carisma, habla de memoria y coucheado, antes de decir algo lo consulta a través de encuestas y focus group. Es el rey del marketing político. Es economista pero casi que ni lo dice y fundó el grupo Sophia para formar líderes políticos. Se preparó para ser presidente, armó un equipo de trabajo con profesionales y políticos de distintos partidos y por eso cree que lo va a hacer. No sigue un líder del pasado. Quizás Frondizi, porque alguna vez dijo que es desarrollista. No se reconoce peronista, ni radical y lo del PRO está por verse si es que gana. Sí, antikirchenista. Parece pragmático, aunque en el imaginario de la mayoría es neoliberal o de centroderecha. Hizo que Vidal y Manes digan a último momento que lo apoyan. Y el apoyo de dirigentes políticos fuertes no es sólo su apoyo o dos votos como dice Patricia Bullrich, sino todas las personas y militantes que trabajan para ellos y pueden llegar a votarlo por algún interés. Se hizo amigo de Alberto Fernández durante el aislamiento obligatorio y después se peleó por la plata que recibía la Ciudad de Buenos Aires por la coparticipación y por la presión de los ciudadanos por abrir las escuelas en plena pandemia. Cierra su campaña en La Plata. Dice estar a favor de los cambios y se jacta de haber cambiado CABA para siempre. Pero salvo en lo estético, la Ciudad de Buenos Aires mucho no cambió.