Colgó el cuadro que había comprado, en su pieza. La mirada de ese niño contemplando el mar la llevaba a otros tiempos, a otros lugares, a otras compañías.
Escondió, en un rincón de la parte de atrás de la pintura, una carta para ese niño. No podía recordar nada más, pero sabía que en algún momento habían vivido una gran historia y si él, como ella había sobrevivido, podrían terminarla, en otra vida, con otros mares y otras compañías