amarrado a la cúspide
azul celeste,
manos afanosas
de morunos almohades,
con turbante cerusa
y jirones de tejido,
tus murallas antiguas
alzaron impasibles.
Desde tu castillo morisco,
hoy vestigio desencajado
con torres ocre dorado,
almenas desdentadas
y alcazaba desarticulada,
ciudad milenaria,
infatigable y brava,
custodia contra gumía
y alfanje del enemigo.
Encalados con pigmentos
añiles y blancos,
en tus barrios antiguos
por un recinto ceñidos,
calles laberínticas,
con casas sobrias
y patios frugales,
desembocan en un pasadizo
con paredes apretadas.
Llamado el “Callejón del beso”
en su leyenda popular,
cobijas en tu pecho albo
las caricias añejas
de un tiempo pasado
y los besos secretos
de los amantes engarzados,
posados sobre mejilla enrojecida
con desusada ternura.
En una de tus siete colinas,
en la antigua judería,
tu ermita de San Rafael,
con su tez caliza
y sus ojos garzos,
orando piadosa,
hospeda, candorosa,
a sus peregrinos clementes,
entre candelas de claveles
y destellos chispeantes.
En los pliegues verticales
de tu amplio refajo
de listas zarcas,
corren tus aguas
frías y caudalosas,
de los ríos sinuosos,
Segura y Mundo,
entre valles florecidos
con arracadas violáceas
de romero y tomillo.
Con tu traje de gala,
luces mantilla argilosa,
chambra blanca rociada
con arrozales abultados,
fruncida en un escote bondadoso,
mangas de almilla
con frutales sabrosos,
corpiño con olivos centenarios,
viñedos y almendros frondosos,
ajusta el talle a tus caderas.
Con alpargatas de cáñamo
atadas con cintas negras,
y medias de hilo blanco,
en la cima silvestre
de la Sierra del Pino,
alabando a tu Virgen,
bailas con donosura,
en tono jocoso y festivo,
al son de seguidillas
y jotas manchegas.
De tu delantal mineral
ancho y rumboso,
rebozan de tus faltriqueras
arropadas de recuerdos
almibarados,
caramelos anisados
de azúcar tostada
y yema confitada,
con papel de pergamino
bermejo y coral blanco.
Hellín, cortesana eterna,
distinguida y respetada,
con vestidura humilde,
semblante risueño
y perfume de tierra seca,
pulida tras lunas y soles,
al mundo muestras
el pudor de tu luz,
con notas virtuosas
de paz y alegría.