Agustina Díaz Damiano es influencer, mamá, nutricionista, modelo y hacé publicidades para marcas.
¿Cómo es la mujer de capricornio?
Me pasa que hay mujeres de capricornio que cumplen un día antes que yo y son relocas. Nada que ver conmigo. Yo me considero que soy una persona loca, pero loca cuando le hacés algo. Cuando me hacés algo que realmente me duele mucho, sí, soy ciega. No miro y no mido nada y te voy y te ataco donde más te duele.
Después de ahí, soy muy sensible, soy re sensible, lloro por todo. Me venís a decir algo feo o malo y yo ya estoy llorando, pero cuando me desconozco, teneme miedo. Después de ahí soy muy amiguera, amo tener amigas, soy muy fiel con mis amigas. Jamás las traicionaría.
Pero sí, un día estoy bien, un día estoy mal, depende del estado de ánimo con el que me levante, pero por lo general siempre me levanto bien, siempre. No me vas a ver nunca de mal humor. Siempre me levanto bien. Trato siempre de levantarme bien, me acuesto bien y me levanto bien. Lo fundamental es eso.
¿Qué tienen de bueno y de malo las redes sociales?
Hay millones de personas que siempre van a ayudar y van a apoyarte y van a incentivarte y va a ser todo lo posible. Y tenés otra gente que es mala leche, que es envidiosa, que te tira la mala, que comenta cosas espantosas. Pero yo no le doy bola, para mí no existen, no dejo que entren en mi vida y mi afecten. Yo sigo viviendo mi vida.
Tenés la gente que se crea cuentas truchas o que entra y se piensa que uno no lo ve. Ni me importa a mí, yo sigo viviendo mi vida. Que ellos se confundan en los problemas y en las cosas que tengan. Yo mientras no le haga mal a nadie y nadie me haga mal a mí, yo sigo viviendo mi vida.
¿Con qué intención abriste tu Instagram?
Al principio era una cuenta súper tranquila. Súper, súper, súper, porque no me gustaba a mí la exposición. Si bien me encantaba sacarme fotos porque siempre fui así, en todos mis estados, cuando era más gordita, también me amaba, tenía una autoestima súper arriba, más que ahora y vivía publicando fotos. Siempre me amé. O sea, en todos mis estados, sea gordita, sea intermedia o sea flaca, siempre me amé.
Pero no me la creé simplemente para eso. Y después se fueron dando las oportunidades y las cosas y fui, como soy ahora, un poquito más suelta. Pero manteniendo un límite, siempre manteniendo un límite.