Comentario sobre el libro Un barroco de trinchera de Néstor Perlongher.
Volví a la facultad de más grande después de haberla dejado dos veces y en el teórico de Taller de Periodismo de la carrera de ciencias de la comunicación de la UBA conocí a Osvaldo Baigorria. Un tanto andrógino para mi cabeza aún no deconstruída.
Pero él hablaba de la crónica, en especial de la crónica de Pedro Lemebel, y de la escritura de Néstor Perlongher. Y yo harto de tanta noticia dura, el tema me interesó
Y como me gusta la lectura anduve por librerías tratando de conseguir algún libro de Pedro, de Néstor y de Osvaldo. Y fue ahí que conseguí los libros “Anarquismo Transhumante” de Osvaldo Baigorria; “Loco afán” de Pedro Lemebel; y “Un barroco de trinchera” de Néstor Perlongher. Un poco para estar en tema y otro poco por curiosidad.
El libro de Néstor fue el único que conseguí en una librería-bar de la calle Nicaragua en Palermo. Ahora tengo también “Prosa Plebeya” y “Poemas completos”. Me parece que la librería era Dain Usina Cultural, pero no estoy seguro. Lo cierto es que el vendedor lo encontró de casualidad entre una pila de libros. Llegué a mi casa y lo leí. Y hace poco lo leí de nuevo.
En primer lugar, no se sabe si el libro pertenece a Néstor Perlongher o a Osvaldo Baigorria, ya que se trata de cartas escritas por Néstor (n, néstor, Néstor, Rosa, Rose, según se autonombra en las cartas); a Osvaldo (Osw) y a Milu (Miluz, la Concha) entre 1978 y 1986.
Cartas personales enviadas por Néstor Perlongher a Osvaldo Baigorría desde Buenos Aires, Avellaneda o San Pablo a Canadá.
Cartas privadas que Osvaldo guardó y por esas cosas de las editoriales, ventilar la vida privada a cualquier precio y traicionar a un amigo publicó Mansalva. Digo traicionar porque quién sabe si Néstor hubiera estado de acuerdo en que fueran publicadas.
Al leer el libro me aparecen preguntas 1) ¿De quién son las cartas que a uno le escriben? 2) ¿Está bien publicarlas? 3) ¿Una carta escrita por un escritor es literatura? 4) ¿A quién le interesaría leer un libro así?
Empiezo por la cuarta respuesta que es la más fácil. A mí se ve que me interesó porque buscaba un libro de Perlongher, pero no su vida privada. Por más que en este tipo de escritores se mezcle su activismo político sexual con la escritura y pretendan decir e investigar más que escribir. Intenten denunciar, esclarecer, mostrar y para eso utilizan la palabra y el cuerpo. La censura a lo dicho cuando perturba y la represión a los cuerpos durante la dictadura militar. Pero también patriarcal a los maricas. Y sumen lo sexual al reclamo político.
La tercera respuesta está en duda, pero no todo escrito es literatura y menos una carta privada. Así la haya escrito un escritor conocido. Además, por entonces Néstor Perlongher no había publicado libros. Recién había editado “Austria-Hungría” pagado por el él. Había sido premiado algún poema suyo por la SADE. Empezaba a gestarse lo que fue el poemario “Parque Lezama” y comenzaba a circular su poema “Cadáveres”. Una maravilla para la época por su sentido de denuncia y sonoridad. Quizás uno de los mejores poemas que haya leído en mi vida. Pero tal vez es el único escrito literario en la obra de Perlongher. El resto es sociología (Michés, sobre la prostitución masculina), ensayo (Evita, Malvinas), denuncia colectiva o individual (Deseo y política) y expresión personal (Santo Daime, Ayahuasca o exceso barroco en sus gestos y escritura).
A la pregunta si está bien publicar las cartas. Entiendo que no. Pero a mí no me las mandaron. Osvaldo las tenía y en eso de hacer públicos actos privados las entregó a una editorial. Pasa mucho cuando la obra del autor es más la persona que su obra. Perlongher no tiene una gran obra. Es más, la mayoría de sus textos fueron publicados después de su muerte por amigos. Y si no fuera por personas como Osvaldo Baigorria, Christian Ferrer o Roberto Echavarren, sería poco conocido. Supongo que a todos ellos los traicionó ser más gestores culturales, investigadores o periodistas que amigos o escritores.
La primera pregunta es a mi entender la más difícil. Las cartas que a uno le escriben son de uno y del que las escribió. Pero ninguno de los dos debería tomar una decisión sin el consentimiento del otro. Baigorria se lo pregunta en el prólogo del libro Un barroco de trinchera, pero decidió hacerlo creyendo que Néstor hubiera querido. No sé.