Carta abierta de Juan Rouzek al árbol ancestral

Carta abierta de Juan Rouzek al árbol ancestral

Esto que escribo son mis branquias con dulces notas que salen de la abertura sin consecuencia impía porque mis buenas acciones son retrucadas por el poder que todo lo corrompe, como estafa piramidal, como movimiento de judo, usa mi energía de bien y lo transmuta en mal para crear cárceles de miedo gracias a mi amor por la naturaleza. Canto juglar por las junglas de metal. Letras mas vivas que mis manos con que las escribo. Llego a ser así como una guitarra ronca, juguetona, con la panza toda quemada y una cuerda que huyó de casa porque la canción pedía quiebre.

Todos los poetas somos constructores de otros poetas, así como los golpes hacen más fuertes los huesos del contrincante y con esas mismas manos las estrechamos como amigos y nos damos un fuerte abrazo fraternal.

Tambien soy fiel amigo de los atardeceres y sus conversaciones anaranjadas. Me pierdo en las últimas múltiples expresiones que hace cuando ya se está por marchar, mientras la noche, con frac de gala, prepara su aparición dramática y teatral.

De los sueños pasajeros nace un viaje

hacia la casa del árbol gigantesco

de miles de años, viaje en tren onírico por la doblada vía de caídas en músicas, columna espinal que me causa espasmos de muerte y miedo al tocar cuerda nervio que es recuerdo de vida.

Todos los árboles que funcionan como antenas receptoras de energía son parientes directos del gran árbol ancestral que es como la bobina madre. Muchas de las montañas o volcanes, en realidad, son árboles gigantes, cortados por cíclopes gigantes, antiguos amos y señores del viejo mundo, la casa triangular, y petrificados por la medusa del tiempo. De sus ramas en frutos se alimentaron humanidades lumínicas, cristalinas y etéreas.

Fueron hogar y sustento de miles de familias, tal es así, que su propia esencia primigenia nos hablan de tramos trascendentales de certeza que llevan historias con voces nunca extintas desde otro plano, que dicen ”no tales así, es más, no tales”!”De sus sueños soy el heredero. Aún vivo en las calles del mundo verde. No me robes la respiración!”.

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