Búho. Por María Margarita Pérez Vallejos

Búho. Por María Margarita Pérez Vallejos

A veces

me sorprende la noche

-cobarde-

y retuerzo mi cuello cual si fuera de búho

Gira gira y gira

en espera calmosa de la presa elegida

Hay paciencia en el búho

En eso me diferencio al no tengo paciencia

y soy mi propia presa que tirita

Que quiero aniquilarme

como si fuera una especie agonizante

que lucha sin ganas por una vida que no quiere

Se me juntan las maldiciones en la cabeza

y la palabra que sirve para levantar y hacer caer

en forma estrepitosa

con un seco ruido resbalo al abismo

¡Chac!

Creo que toda ha terminado

Creo que descansaré

¡Mentira!

Veo el acantilado y la piedra me grita

y es su voz la de toda la gente reunida en un gran banquete

celebrando con mostos y carnes rojas

 A veces

 como esta noche

siento que no dormiré y será mi amante el sonambulismo

y mientras yo carageo el repentino caudal

otra vez

el búho está observando una carnada buena quizá

-Parece que soy yo-

Ahora desconozco las palabras

No sé en qué se diferencia una de otra

Las mismas letras

El mismo dibujo y la misma mentira

Suele ser muy destructiva y lo hace con tanta mesura

Solo ella sabe que está chupando la sangre

por una sola vena y al corazón le minan las fuerzas

Pienso que los pájaros transmiten mejor y no escriben

Sincronizan sus bandadas cual ejercicios aéreos

que ni la excelencia en piloto consigue

Le tengo respeto a los pájaros porque traen mensajes no hablados

Dejan sobre el alumbrado público una profecía

que se recibe así como es el estado de ánimo

y el mío que jinetea la ambivalencia

Que teme a los pájaros grandes digo que todo va mal

Tampoco tengo claro que sería tan mal para mí

si a conciencia reviso mi historia y creo que está completa

La noche me trae claridad de la que carezco en el día

y me vuelve inofensiva

Me molesta el tiempo que hipócrita me abraza

y pienso que no vivo en un mundo bueno

Que todo es una sarta de plebeyos mandados por otros

que también lo fueron y aprendieron mejor

y hoy son los señores feudales de otros tiempos

solapados / infiltrados

bajo faldas de mujeres que siempre dan todo por proteger

Reclamo mi derecho a sentirme libre y elegir

Bueno y malo todo lo tuve delante de mí con la orden de ¡Acepta!

y no tengo el ojo avizor del búho para descartar lo que no quiero

para anteponerme a las tempestades

El búho no quiere carne muerta

El búho tiene el tiempo para esperar su presa viva para alimentarse

Y ver cómo mana la sangre fresca de alguna corriente sanguínea

de la que obtendrá la energía para seguir existiendo

Hoy me puse a pensar que soy miedosa y que tengo trancas no resueltas

Que viví pendiente de la vida de otros

hasta que se me marchitó la primera rosa de la vida

y estoy enojada hasta la médula de los huesos

Que mi simpático y parasimpático se unen y no están cumpliendo sus misiones

Dirán que es locura

y claro

Si estando cuerdos se anda pensando en no cometer tonterías

y se cuenta la mitad de la verdad que no sirve para nada

y las confesiones a medias dejando los peores pecados como protección

de la penitencia

Yo no quiero pelearme con el día ni pasar durmiendo

Quiero beberme la vida y que se me acabe esta condena de la obediencia

febril como un azote

Me marchita y quiero ser primavera con las hojas nuevas

Mirar el sol con los abiertos y andar los caminos sin zapatos

Quise andar sin zapatos y no fui sin zapatos -el suelo hace heridas-

y con ellos los pies se llagaron de otra forma

Quiero ir un día caminando descalza hasta tu casa y desfallecer

Que el búho no me encuentre viva porque amo la sabiduría en sus ojos

No quiero mirarlos y ver su pico terminando con la poca humana materia

que va quedando

La palabra tiene la energía de la creación en este desahogo

y en esta línea la escribo implorante

¡Levántame!

Más rato es otro día y el búho estará dormido.

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