Mi querido Esteban Adrogué. Por Mariano Bucich

Mi querido Esteban Adrogué. Por Mariano Bucich

Mientras espero me dejo llevar por lo vivido.

Es que para mi es tan familiar este lugar…

Me encuentro sentado envuelto en el hoy, pensando en mi pasado. El sabor amargo del café recién servido bien caliente, me transporta, y yo, casi sin esfuerzo acepto el viaje propuesto por mi mente, mi corazón, y mis sentidos.

Así sobrevienen mis recuerdos resilientes.

Es que las vueltas al perro en aquellos días veinteañeros se me grabaron a fuego. Entre Mitre, Esteban Adrogué, y Macías.

Cada “Esquina”perdida como la de “aquel bar” del mismo nombre que yo siempre elegía, hoy se ve transformada en un comercio languidecida. Igual que la del “Bar Central” que hoy es heladería.

Los paseos por la galería Trote y su bar del mismo nombre, en el que al Back Gammon me debatía sin dudar, o saborear alguna pizza en El Faro, o en “Don Esteban”, que era más de mi agrado.

Cada rincón me trae alguna historia entre amigos y risas. Entre birras y pizzas.

Desde tu estación, y a deshoras después de que el último tren pasara, bajar del anden en barra, para patear la vía en busca de alguna fiesta en la siguiente parada.

Es que esa entrañable juventud marcó una época de amistad a fuego grabada. Entre el viejo Cine y El Nacional, o de noche el billar cruzando la vía, en donde Mitre se hace Seguí , pasando el club que lleva su nombre, en el bar ” El Resorte”, antro si los había.

Y después ir a bailar a Pokys, Scrum, o Custom en busca de diversión, y de alguna chica.

Es que mi vida tiene un arraigo bien marcado en este barrio del cual siempre seré un nacionalizado. Él me dio a mis amigos de antes que aún conservo de aquel pasado, y los más recientes, los de fuste, últimos del listado.

En su suelo mis padres murieron y mi corazón partieron, y allí mismo en contrapartida, vi nacer a mi hija mi mayor alegría.

Por todo esto mis sentimientos afloran en cada una de sus esquinas. Es que a pesar de los años se conserva bello, me envuelve en un abrazo, me atrapa con su encanto estrechándome su mano. Mi querido Esteban Adrogué, mi cómplice de hoy y de antaño. Tu también serías mi amigo si fueras humano. Vaya que lo serías…

Desde Adrogué, Buenos Aires, Argentina

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