Como cuando la noche se cambia de ropa para salir con vos, y le da culpa dejar de lado al sol.
Así, de una manera parecida a saber diferenciar al viento de tu brisa.
En el bosque de los sueños encontrados, jugando a la escondida mientras los ojos no pueden con el desengaño.
En el tender que yacen las prendas del pasado, un broche desteñido sostiene que el callar es mal pensado.
Y en esta maceta repleta de tierra vieja, atisbo de flor, dos gotas de agua enamoradas, reseña de una primavera que, por querer ponerle punto final a su dolencia, apuró a un verano a encender tu presencia.
Desde Adrogué, Buenos Aires, Argentina