No te enamores, porque es invierno y no dormir solo queda lejos. Porque es primavera y nada florece. Porque el cariño es hoja de bisturí bailando en tus dedos. No te enamores porque solo vos sentís lo que hace daño, lo que erosiona. No te enamores porque son infinitos los porqués y nada claros los… No te enamores, hay un infierno reclamándote maldito, y el paraíso es suelo muerto, de mala hierba que no crece. Y solo hay respuestas a un frontón desesperado, el picar la pelota y rebotar las cicatrices. No te enamores si no sabés hacer pie. No te enamores si no está en tus planes remar. No te enamores y mucho menos lo comentes. No te enamores porque lo feo no se limpia con besos. Chico problemático, los corazones son de lana de vidrio, lastiman la raíz de lo que tocan, cubren de carne sufriente cuando acarician. Jamás regalarás el tuyo, ni te será obsequiado uno. No esperes los Valentines con cara de chocolatín de propaganda. Chico imposible, que talla sus nombres al árbol con una sola vocal, muda y manuscrita, la ralla de miedo a cada trazo inseguro, porque sabe que no debe enamorarse. Ni del material de la hoja que corta, ni de la savia que sangra y gotea. No te enamores porque el amor no se comparte. Porque el romance se pronuncia de a dos pero uno solo escucha la melodía. No te enamores de las radiaciones ajenas. No te enamores por la sola pulsión de tu pecho. No resuelvas el laberinto de anáforas muriendo, no quieras entender tendida la noche cruda. Chico accidente, que en un zumbido se corta. La Venus desnuda en sus miles de versiones exagera el encanto. No te enamores porque la palabra amor no rima, se conjuga mal, es fea, tan fea como amar de a dos creyéndose ser la otra persona.