En esa mirada se escondían tantos secretos, tantos años, tantas luces y sombras.
Sus pies habían recorrido más ciudades de lo que su pasaporte podía mostrar, sus sueños, alcanzaron hasta lo que otros osaron imaginar y, esas manos…
Poner palabras que hicieran justicia a tanto por decir, era una tarea difícil. sólo necesitaba que esa luna, grande redonda y con toda su magnitud se animara a posarse en ella, porque hasta ese astro que le pedía permiso, permitía con ese sencillo acto que todo volviera a comenzar.
¿Cuál era ese secreto?, ¿qué se escondía en tamaña letalidad?
Un amor, profundo, receloso, plagado de lujuria, que comenzó allá, alguna vez y, que como esos amores que nunca se pueden realizar, pero tampoco terminar, estaba destinado a viajar y volverse a encontrar y nunca concretar.
Me encantó lo de “plagado de lujuria” !!!
Qué bueno. Saludos.