El susurro de la casa antigua. Por María de los Ángeles Valencia

El susurro de la casa antigua. Por María de los Ángeles Valencia

Había una casa antigua al borde del pueblo, envuelta en misterio y sombras. La gente decía que estaba encantada y que nadie se atrevía a entrar. Pero un día, un joven llamado Carlos decidió desafiar la superstición y explorar la casa.

Al entrar, Carlos sintió un escalofrío recorrerle por la médula espinal. La casa estaba en silencio, a excepción de un suave susurro que parecía emanar de las paredes. Se adentró más en la oscuridad, siguiendo el susurro.

A medida que avanzaba, las voces se volvían más claras. Parecían súplicas y lamentos. Llegó a una habitación en la que el susurro era ensordecedor. En el rincón, vio una figura sombría, encorvada y con ojos vacíos que parecían mirar a través de él.

Carlos corrió hacia la salida, pero las puertas se cerraron de golpe, atrapándolo en la casa con la figura. Comenzó a entender la verdad aterradora: la casa no estaba encantada, estaba poseída por almas atrapadas.

La figura se balanceó sobre él, y el susurro se convirtió en un grito agónico. Desde entonces, la casa antigua siguió siendo un lugar maldito, donde las almas perdidas susurraban sus lamentos a cualquier intruso valiente que osara entrar.

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