Por la cuesta del barranco
se desbarranca la luna
por eso me amparo en la noche
y gestiono la madrugada.
Apetezco desafíos
luciérnagas amigas
me dan luz verde.
Por allí el duende vuelve
desnuda rituales
sortea balcones
acecha mortíferas rutinas.
Las sombras
fugarán dolientes al exilio.
Negación, indiferencia.
No rescato el horizonte
vivo la intensidad
de lo increible.
Embargo una mueca.
Pacto venturas fortuitas.
Por nada en el mundo
renunciaría
a esta vigilia de auroras.