Ahí va la turba.
Peronista.
Pata sucia. Sudorosa.
Estruendosa en su garganta
poderosa.
Pretenciosa.
Reclamando para sí
lo que el derecho natural
les ha vedado. Si son monos:
¿Quién les dijo que se pueden
mudar para este lado?
¿Ese tipo mitad indio, mitad burgo,
de sonrisa exagerada y ampulosa,
de galones de teniente
y palabras engañosas?
¿Esa puta cenicienta, resentida,
hija de sierva, bastarda,
maliciosa, mal aprendida,
carne de vodevil y jactanciosa?
¿Qué se creen?
¿Quieren tierra, techo, trabajo?
¿Quieren pan? ¿Quieren flan?
Acaso, ¿no se dan cuenta
de que acá la torta es nuestra
y no queremos convidar?
Es nuestra porque mi ancestro
ya se la ganó a su ancestro
con la pluma de las armas,
con las cruces y corceles.
¡Si montaban avestruces!
¡Vuelvan al muladar!
¡Manga de vagos! ¡Borrachos!
Cabecitas negras, criollos, indios,
gauchos renegados,
hijos del Martin Fierro y la barbarie,
gringos desclasados.
Secular raza argenta despreciable.
Turba indomable.
Peronista.
Turba.
Somos hijos de esa turba.
Somos nietos y bisnietos.
Somos ramas nuevas de ese tronco
de raíz profunda y fuerte.
Nacidos, hachados, muertos,
desaparecidos,
fusilados, perseguidos.
Renacidos, una y otra vez.
Reencarnación y encarnación de los sueños
más nobles del Pueblo y de la Patria.
De la idea de justicia, del abrazo compañero.
Un gran árbol libertario de amplia sombra generosa.
Ramas firmes para sostener a todas las formas naturales,
animales de todas las especies.
Hogar.
Punto de anclaje para todo lo que trasunte
el agua,
tierra
y cielo.
Hay lugar, inclusive, en el follaje,
para que lo habite
esa manada de primates resentida
y estúpido animal: el gorilaje.
Así de generoso es nuestro árbol.
Alimentado de la turba que abona
y da fertilidad al suelo.
Somos ramas de ese tronco amplio
que resabios estragados
de seres de inframundo aún pretenden
orinar,
esmerilar en su corteza,
calar en su raíz.
¡Insensatos!
Necia bilis prejuiciosa que segrega
por la piel,
la raza,
el origen social;
medio pelo endogámico,
parasitario y oprobioso.
Es un árbol noble cruza de cedro, de roble,
de quebracho colorado,
de caldén, anchico, alerce;
y toda la demás diversa flora arbórea.
Ya jamás podrán dañarlo por más intentos
de ridículos gualichos
en forma de baratos enunciados de mentiras;
de estúpidamente insultarlo.
Digan lo que quieran, lo que su necedad agita.
Ese árbol lleva la savia de Evita.
La fibra de Perón.
Perón y Evita.
Juan y María Eva.
El árbol de la sabiduría.
El embrión que se nutre de la turba.
Del turbión.
Del elemento inmanente, rebelde, potente.
Madera incandescente de revolución.