A tu suelo de alta bondad venían los nadies
que buscában los sueños que escapaban de sus lugares.
En tu suelo de enorme cielo cantaban los dioses
que traían los nadies guardados en su alma.
En invierno se abrigaban en sueños y canciones
compuestas con el cálido aroma que traía la primavera.
Y en una incierta mañana se detuvo la aurora
con una infernal lluvia de otoño y fuerte viento.
Pero; nada detuvo el cantar de tu verano
que lograba deslumbrar al más fiero invierno.