“Mi deseo es que el arte sea el reflejo de una realidad que inspire, sane y reúna”. Entrevista a Esther Jiménez Coia. Por Juan Botana

“Mi deseo es que el arte sea el reflejo de una realidad que inspire, sane y reúna”. Entrevista a Esther Jiménez Coia. Por Juan Botana

Esther Jiménez Coia nace en Hellín en la provincia de Albacete y desde su infancia vive en Francia. Estudia en Montpellier y obtiene una Maestría en idiomas extranjeros. Atraída por el mundo de las Artes, encuentra su camino en la pintura. Rinde homenaje a la belleza de la mujer a través la desnudez. El concepto que domina en sus obras es la belleza femenina idealizada de manera sensual, melancólica, misteriosa, seductora o sofisticada. A través la representación de los cuerpos desnudos, los volúmenes, las texturas, las luces y sombras, exalta la belleza femenina con la visión de un ideal estético y a veces romántico. Para ella, la belleza del cuerpo femenino es ante todo poesía. La espátula es su instrumento de predilección creando el movimiento y la atmósfera. Se define como colorista, realzando las formas y los colores luminosos y rutilantes de su obras.
Apasionada también por la escritura, ilustra ciertas de sus obras con los poemas que compone.

¿Cómo conviven en vos la pintura y la poesía?

A la pregunta cómo conviven en mí la pintura y la poesía. La contestación es la siguiente. Para mí expresar mis emociones o sentimientos a través de las diferentes herramientas: el pincel o la pluma es lo mismo. Lo esencial es poder compartir con libertad las temáticas que me dictan mi corazón inspiradas por mi propia experiencia o metiéndome en la piel de otras personas para comunicar su sentir. Es plasmar emociones por los colores, las formas o las palabras. Todo tiene resonancia. Y es un lazo, un vínculo mágico que se establece con el lector o el observador sabiendo que tienen la opción o la alternativa de recibir o no mi mensaje retórico o pictórico. Le pertenece ser sensible o indiferente a ese significado y al significante que le comparto.

Escribí unos versos libres que resumen lo que significa para mí abrirse al público en mis poemas. El título es “Desnudar el alma” y os lo comparto, dice así:

Desnudar el alma
es abrir el corazón con pudor
y soltar las palabras trémulas
para que vuelen delicadas
más allá de la piel,
arropando su sensibilidad
en el tacto velloso del terciopelo.
Es dejar flotar las emociones
hasta tocar el cielo
con una inmensa ternura.
Desnudar el alma
es salir de la oscuridad
y contemplar los destellos de luz
en el mar frío de los sentimientos.
Es dejar salir las luciérnagas
que llevamos dentro
y contemplar el umbral brillante
que dibujan en la noche negra.
Es vaciar el lodo cenagoso
que atasca las incertidumbres,
los rencores y los miedos
en el limo de nuestra memoria.
Es exponerse a recibir juicios
denigrantes o indiferentes
y dejarse atrapar en vuelo
por los cazadores de mariposas
deseosos de clavarnos
en las paredes blancas
con un alfiler de plata.
Pero es también perderse
en unos ojos nobles
donde verse reflejado y estremecido,
sentir la caricia de una mano cálida
que zurce las heridas por dentro.
Desnudar el alma es vestirse
con un velo transparente
y dejar leer los versos grabados
sobre la piel frágil y tímida.

Si la poesía es la síntesis de tu pintura y escritura: ¿Toda poesía es de amor?

Si la poesía es la síntesis de mi pintura y si toda poesía es de amor. No puedo decir que la poesía es la síntesis de mi pintura, ya que las dos se dan la mano y entablan un baile armónico, juntas. A veces ilustro mis poemas con un lienzo y puede ser recíproco. No obstante toda mi poesía no es de amor, incluyendo el desamor. También he escrito poemas sobre temas diversos como el envejecimiento o el fenómeno de la entropía, la enfermedad del alzheimer, la mujer violada, la infidelidad o la traición, el tiempo que pasa con el tema del carpe diem, los niños maltratados, las flores y la naturaleza en general y también sobre mi tierra sagrada donde he nacido y por lo cual me siento muy orgullosa, Hellín, en Castilla – La Mancha, etc.

Lo que siempre destaca de mis versos, conlleva una nota de nostalgia, a veces melancolía o sufrimiento ante las pruebas o vicisitudes de la vida, pero también la felicidad, la gratitud, el perdón, la amistad. Todo lo relacionado con las emociones que cada uno de los lectores experimenta en su vida personal.

Mi deseo es que todo poema lleve hacia la esperanza y la fe con el fin de poder encontrar el amor y la felicidad y la paz interior que todos anhelamos.

¿Cuántas historias te quedan por mostrar y contar?

¿Cuántas historias me quedan por mostrar? Pues deseo que sean muchas más. Tantas como emociones pueda vivir. Lo que me gusta es adentrarme en cada sentimiento, en cada objeto o cada ser que me inspira. A partir del momento que me acerco a una cosa o una persona, procuro escuchar con gran atención lo que tiene por decirme. A partir de ay siento la intensidad de las emociones que afloran y dejo vagar las palabras para transmitir su historia con mis versos: narrativa o pinceladas, de la manera más melodiosa o intensa que pueda comunicarlo.

Estoy convencida de que como expresión artística de la belleza, las palabras o las pinceladas pueden con su poder inmenso revelar y tocar la sensibilidad del alma humana y llevarnos hacia la unidad. Mi deseo es que el arte permita entablar un diálogo, que sea un medio para comunicar, haciendo una bella representación de la cosa o emociones a través de las metáforas o las imágenes para que el mundo artístico no sea una ilusión y el arte sea el reflejo de una realidad que inspire, sane y reúna.

“Entrevista a Esther Jiménez Coia” por Juan Botana

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