Y si al llegar la mañana, despiertas y sientes en tu boca un beso robado, en tus brazos ese olor que te transporta junto a mí y en tus manos las caricias recién dadas. Si de pronto, recuerdas que esa noche, hubo un eclipse, que no sólo tuvo de protagonistas a la luna y el sol, quizás sea el momento de entender que desear lo imposible también se hace posible en los universos correctos.