Entrevista a Verónica Velásquez Ulloa, Veroka.
“Los artistas son buscadores, curanderos, activistas
y visionarios, y hacer arte es una fuerza esencial
para decir la verdad al poder,
soñar con nuevas realidades
y, en última instancia,
cambiar el mundo”.
-Allison Smith
Me gusta la idea de pensar un Paraíso repleto de Liliths y de Evas; un lugar donde el sentido de nuestra existencia sea lejos de los modelos imperantes.
Me gusta creer que una casa puede sembrar arte y compartir el trabajo hecho con las manos en una vereda.
Me gusta que las ideas trasciendan, que la risa estalle y que lo genuino se dibuje en la remera de una chica que pasa.
Me gusta la gente que descubre el detalle y se libra de las etiquetas para ser quien siente, más allá de lo que el mundo le dice que haga.
¿Quién establece “la norma”? ¿Quién puede definir el arte? ¿Qué mirada lo define?
Veroka, como le gusta llamarse, nos invita a desplegar nuestras alas y a mantenernos despiertes; a poder mirar más allá sin que nos impongan “modos correctos” de hacer y de sentir.
Ella vive en arte y revoluciona los lugares que habita, porque se compromete con el otre y construye a partir de ahí, una realidad distinta, muy parecida a esa que soñamos muches: inclusiva, diversa, justa, donde la ternura sople como una brisa suave que nos rescate del tedio y de las costumbres que oprimen la creatividad.
Como dice Declaración de principios EZLN “Es necesario cierta dosis de ternura para comenzar a andar con tanto en contra, para despertar con tanta noche encima. Es necesaria cierta dosis de ternura para adivinar, en esta oscuridad, un pedacito de luz”.
Ella brilla con luz propia y nos ilumina; construye caminitos de colores y rayuelas que llegan al cielo, para que no perdamos la ilusión ni las ganas de cambiar lo que nos acostumbramos a creer que no se puede.
Quería que me cuentes acerca de vos, Vero. ¿Cómo te presentarías?
Creo que me presentaría como Veroka, que soy viento y patagónica. Creo que identifica todos mis movimientos, mis acciones y mi espíritu. No sería la misma persona si no hubiera nacido ahí. Creo que esa fuerza te la da el viento, la tierra, el clima, mirar el horizonte. Haber nacido en la ciudad de Comodoro Rivadavia y ver que está todo por construir, creo que tiene que ver con haber nacido ahí y tiene que ver claramente con quien soy.
En un tiempo estuve haciendo Chi Kung, que me parece una disciplina increíble y decía que uno es el paisaje donde nace y creo que definitivamente, es así. Creo que soy un poco árida, con mucho viento, que el viento te lo mueve todo todo, todo; que tengo unas raíces muy profundas. Es muy cruda la Patagonia y creo que tiene que ver un poco con quien soy.
¿Cómo empezó tu relación con el arte?
Mi relación con el arte empezó desde siempre, porque desde muy chica hacía talleres de dibujo, así que desde toda mi vida.
Pero tuve dos formaciones que empecé y terminé…una es de piano que la empecé a los 4 años y la terminé a los 15 (sonríe) con un profesorado de piano, al cual no toqué nunca más, pero sí siento que tiene que ver un montón con lo que es la construcción de mi identidad y mi forma de ver el mundo. Porque… empezar a tocar el piano a esa edad, identificarte con la música a esa edad y con músicos más de Conservatorio estudié, porque bueno en la Patagonia era lo que había, y estuvo bien. Poder tener esa formación musical desde tan niña, hizo que toda la vida quedé conectada siempre con la formación, información y forma de comunicar artística.
Creo que les niñes nacen creativos y en algún momento, cuando entran a la escuela, se corta, porque ahí son preparados para ser funcionales a un sistema y a un Estado donde el arte, generalmente, queda como muy relegado a un lugar “si tenés tiempo para tener un hobby” digamos y en mi caso no fue así. Creo que por eso hay una línea creativa que nunca corté. Por eso, estuve siempre como muy estimulada artísticamente y eso se lo agradezco profundamente a los adultos que estuvieron a cargo de mí (sonríe) que fueron mi madre y mi padre. Ellos en ese contexto y en esa ciudad donde todo era Petróleo y mucho desierto, decidieron mandarme a estudiar piano y eso tiene mucho que ver con mi formación artística. La conexión que tengo con la música nunca se cortó, es hermosa y me parece fundamental para la vida, la música y el arte en todas sus áreas.
Y después, estudié en el secundario artístico 806 que tuve unos profesores y unos docentes increíbles que los quiero mucho, porque era un secundario donde hacíamos asambleas para ver si la escuela venía bien. Escuela de arte que teníamos a la mañana las materias obligatorias escolares y a la tarde, una cantidad horaria muy importante de dibujo, pintura, grabado, escultura, historia del arte, composición. Es una escuela secundaria que fue increíble realmente, que también aportó a una formación bastante libertaria y participativa.
Después, dibujo, que estudié acá en Avellaneda con Marcelo Malagamba, ese fue un taller que cursé 5 años y ahí aprendí muchísimo lo que es el oficio, el amor al oficio del dibujo
Después, me fui a estudiar a Cuba, cine. Más tarde, volví para acá y quise retomar en la escuela de Cine pero no entré, entonces seguí con lo que es dibujo, plástica. Y ahora ya, me dedico bastante al audiovisual porque es como la pintura, el movimiento, es lo que continúa del dibujo y la pintura para mí, como que no hay un corte ahí.
Pero bueno…si me tengo que presentar como soy…soy muy inquieta, muy curiosa, me aburro rápido y me encanta cómo investigar y conocer formas de ver el mundo, de caminar, de recorrerlo y que no sea laburar para…volver a mi casa prender la tele, levantarme a un horario para ir a trabajar, no tiene nada que ver con eso. Y…ya hace muchos años, después de haber trabajado bajo patrón, por un tiempo decidí vivir autogestivamente, lo cual es como muy otra forma de vida, entonces creo que todo eso soy un poco (ríe) más o menos.
¿Quiénes te inspiraron cuando eras chica?
Cuando era chica tenía dos amigas, una amiga fuerte, fuerte y alguna otra de la escuela. Era como muy solitaria y como en la escuela donde iba les habían dicho a mis viejos que era autista, era como “la piba rara”, porque la escuela nunca entiende un niño, niña cuando se sale de la norma y entonces te mandan a la psicopedagoga y ya empiezan con el quilombo. En realidad, era una piba muy observadora, me gustaba mucho observar y además la escuela nunca me gustó. Creo que uno ahí va a hacer más vínculos y a adiestrarse; nunca estuve cómoda en la escuela primaria. En la secundaria sí, porque fue una escuela de arte que yo elegí, pero odié la primaria, odié el viaje de egresados. Desde chica eso fue conflictivo para mí, porque como los docentes ya habían puesto que supuestamente era autista, eso ya implicaba un conflicto y entonces siempre era como un conflicto la escuela. Creo que lo único que me gustaba eran esas Kermés que se hacían para juntar dinero donde por ahí…tocaba el piano, o iba mi vieja y todas las familias; hacían los kiosquitos y los niños entre los parientes (ríe). No sé…como que me gustaba mucho más ese quilombo de la escuela que la escuela en sí.
Pero me acuerdo, que hubo una chica que era pariente de unos amigos de mis viejos que íbamos a ver y ella tocaba el piano, Daniela se llama. Y yo me acuerdo que era re chiquita y para mi era una fiesta ir a la casa de Daniela porque tocaba el piano y a mí eso era algo que me hipnotizaba. Por eso, me mandan a estudiar piano, porque ante la movida que si era autista, de que no me interesaba nada, se dan cuenta que me hipnotizaba el piano. Después me obligan a terminar piano, porque yo ya quería dejar en cuarto año, ya estaba muy agotada, no me gustaba la disciplina, todo lo que implicaba. Pero bueno…lo terminé, tengo mi título de Profesora de Piano.
Hoy pienso, ya más grande, qué me hipnotizaba y es lo que le puede hipnotizar a cualquier niño o niña o niñe que es una expresión del alma digamos, como dibujar, pintar, o una música. Ponete con un niñe a cantar, a actuar, a hacer música, a jugar y el niñe va a quedar fascinado porque es algo puro. Entonces, lo que yo creo que me inspiraba era eso, dibujar, hacer esculturas con tierra, con barro y yo ahí flaheaba, quedaba hipnotizada, podía estar horas haciendo cosas en barro, como esa creatividad, el espíritu digamos. Eso me inspiraba mucho cuando era chica y después cuando fui más joven, me acuerdo que mi primer cassette fue de “Las viudas e hijas del Roque Enroll” así que tendría ahí 12 o 13 (enérgica) y ¡me encantaban ellas, las amaba profundamente! Y después, bueno tengo otros deslices como los que estaban de moda que, después cuando hacés un mirada para atrás te das cuenta que son todos modelos que te fueron poniendo para machacarte algunas cosas…como Los Parchís, Luis Miguel, Pablo Ruíz, amaba a Pablo Ruíz y todas esas cosas. Viuda e Hijas del Roque Enroll me siguen gustando.
Y después, amaba mucho estar con mis abuelas, como que siempre me gustó el estar con las abuelas (sonríe) con sus historias, me encantaba eso.
¿Cómo es tu relación actual con el arte? ¿Cómo lo pensás y vivís en tu día a día?
Siempre que hablo de arte…me gusta citar a un hombre que me parece fantástico que se llama Luis Camnitzer, él habla de lo que para mí es necesario definir, desde qué lugar, desde qué concepto de la palabra arte estamos hablando. Luis dice que: “de acuerdo a como me lo imagino el arte empezó con una persona prehistórica que hizo algo tan inesperado, desconocido y desconcertante, que el lenguaje de la época no tenía una palabra apropiada para nombrarlo. Alguien decidió entonces, que había que llamarlo arte suponiendo que hablaba en español. Desde entonces, la gente trató de hacer cosas que se adaptaran a esa palabra y no, a esa experiencia inicial. Siguieron usando las mismas técnicas empleadas en esa primera obra en lugar de entender lo que la originó, condenando a la historia a la inclusión y goce de los ecos empobrecidos de una experiencia irrecuperable. O sea que hoy, vivimos en un mundo regido por artesanías y disciplinas”. Me encanta ese concepto porque está bueno desde dónde estamos hablando cuando hablamos del arte, si hablamos desde el dibujo, de la pintura que son disciplinas de manifestación, que son un lenguaje. Así que, desde ese lugar, mi relación con el dibujo sigo haciéndolo para hablar sobre muchas cosas que quiero decir, sobre todo desde el feminismo. El dibujo y la imagen son mis lenguajes; los siento muy propios y los siento como una herramienta de comunicación muy fuerte.
Arte como una forma de vida que se está cuestionando todo el tiempo y lo vivo en cada momento. Trato de estar super despierta con todos los sentidos. A veces, no me alcanza con el dibujo lo que quiero representar entonces…voy a la palabra o al audiovisual, voy a colgar afuera un cuadro en la puerta de mi casa o salir a charlar. Para mi es más una forma de vida, vivir en arte.
La capacidad creadora de momentos, de mi casa, de los gatos, de la comida, de sentarme a estudiar, de pintar una calza. Con la misma intensidad con la que pinto una calza que voy a vender y que sé que hay una persona que la va a habitar y la va a disfrutar y esos colores van a ir interviniendo la realidad de la persona que se la lleva y de las personas que la vean y las que convivan. Creo que no es lo mismo una calza negra que una intervenida con una intención. Con ese mismo compromiso hago las películas, los cortos, los escritos, las pinturas, el enojo, la alegría (ríe). Con ese mismo compromiso hago todo lo que hago. Desde que me levanto hasta que me acuesto, aunque a veces, sobre todo en estos tiempos de pandemia, uno está medio obstinado y te sentís con incertidumbre. Pero es vivir en estadio de creatividad constante, por lo menos así vivo la vida y todos los días, es una posibilidad de una hoja en blanco.
Vivir en arte
“No todo acto de resistencia es una obra de arte
aunque, de una cierta manera, lo sea.
No toda obra de arte es un acto de resistencia
y sin embargo, de una cierta manera,
lo es”.
-Gilles Deleuze
Vero ha montado una muestra en la puerta de su casa que se llama “Una obra por día”, como una manera de seguir apostando al arte que resiste, más allá de las condiciones adversas que nos tocan transitar. Ella nos cuenta acerca de cómo surgió esta idea.
Esto nació desde que vivo acá en Gerli, porque desde que vivo acá en Gerli sólo venía a casa a dormir. Estaba formando parte de dos colectivos, una audiovisual y otra más social y me demandaban las 24 horas del día, estaba muy poco en casa. Entonces, el barrio era un lugar que no transitaba, no lo recorría y cuando fue lo de la pandemia que nos tuvimos que quedar en las casas, que se había cerrado todo, empecé a recorrer el barrio, a verlo, a escuchar y a ver las caras de las vecinas y vecinos. Y…empecé a ver que era un embole, digamos (ríe). Más allá de que puedas tener una casa bonita, un árbol, es un barrio relativamente tranquilo, después no había nada. Entonces…nosotras donde vivimos es una esquina y justo en la esquina como que se ve mucho y tenía la posibilidad de colgar cosas afuera…entonces dije “voy a empezar a colgar cosas afuera”. En realidad, empecé a pensar en esto de que tenés que quedarte en tu casa y por ahí un montón de cosas seguían funcionando pero dentro de la casa. Y digo qué loco cuando vos te tenés que quedar en tu casa y convivís con un violento o situaciones así con las cuales de otra forma zafás pero en esta instancia de tener que quedarte en tu casa…primero buenísimo si tenías casa, porque estamos en una sociedad donde hay mucha gente que vive en la calle, entonces era un privilegio. Después…para los que vivimos autogestivamente también, no me podía quedar en casa porque no tenía guita, digamos. Pero estaba un poco adentro, entonces empecé a poner en la puerta de la casa los teléfonos que habían puesto para Violencia de Género y familiares. Había puesto el slogan de “Los feminicidios no se toman cuarentena” y los teléfonos.
La gente pasaba, miraba. Empecé a hablar con gente del barrio que pasaba por situaciones y como de alguna forma, el pertenecer a ciertas organizaciones te brinda una red y un conocimiento a las que venimos trabajando hace rato en feminismos y transfeminismos, empezamos a acompañar a algunos casos. Se puso picante por un tiempo. Y después pensé… que también estaba bueno poner un cuadro y una vez por día empecé a sacar una obra por día. Los cuadros los ponía en la casa, afuera. Después para las redes, fui armando escritos de los cuadros, fue como una especie de hacer una retrospectiva de un montón de cosas que habían quedado en imágenes, ir haciendo reflexiones sobre los cuadros y dejar el cartel afuera de los teléfonos. Entonces era como que todos los días, la gente ya pasaba y miraba los cuadros. Y está re bueno (sonríe) porque de alguna manera siento que nos paramos en otro lugar en el barrio. Este barrio es como muy indiferente a todo y entonces, que estén los teléfonos, que estén los cuadros. En un momento puse la señalización hacia el timbre y hubo gente que tocó el timbre para charlar, para compartir sus situaciones y ¡estuvo buenísimo! Lo hice durar un montón y ahora tengo cosas pegadas afuera, pero ya las dejé digamos, ya saqué los teléfonos que había puesto el Estado, porque también en esos teléfonos te encontrás con gente que no actúa y quedan dando vueltas las situaciones en el teléfono y porque también acá estábamos nosotros, éramos los vecines con quienes estás conviviendo. Entonces fue muy fuerte porque…pasamos de la indiferencia total, de las locas rapadas, aborteras que viven ahí y salen a cacerolear solas, a que de pronto… vas a la panadería o algún lugar y nos dicen “che mirá, sabés que pasó tal cosa. ¿Vos sabés cómo hacer, cómo se hace la denuncia?”. Empezaron a pasar cosas así que fueron muy piolas, que me pusieron muy contenta que se empiecen a generar redes; busqué también las que estaban acá en el barrio. Y todo esto se dio por estar inquieta, viendo de qué manera se pueden visibilizar un montón de situaciones. Empezar a hablar de la violencia, más allá de que hubo gente que no se copó, hubieron gestos sobre todo de chabones violentos. Pero está bien, van a tener que convivir con nosotras porque estamos acá, sabemos nuestros derechos, estamos armando redes, estamos haciendo cosas y se van a tener que acostumbrar (ríe) que van a tener que convivir con nosotras, que no nos vamos a quedar calladas y que vamos a proponer cosas y que vamos a estar acá acompañando. Y no ser indiferentes al lugar donde vivimos y si pasa algo con algún vecine. Conocimos mucha gente por eso y sobre todo, el barrio nos conoció a nosotras.
Recuerdo que tu obra iba a ser expuesta en la Biblioteca Nacional del Congreso pero la suspendieron, ¿por qué?
La obra la colgué también en una fanspage de Facebook porque me invitaron a exponerla. Yo no tenía ninguna intención de exponerla, porque para mí era más militar el barrio que salir a hacer una exposición en otro lado, pero me invitaron a exponerla en la Biblioteca del Congreso de la Nación. Y después, porque no les gustaron un par de imágenes, una es “La Conchuda” y la otra es “Las mapuches”, una semana antes de la inauguración me la levantaron. Así que dije…bueno, yo ya tenía todo el trabajo, tenía todo preparado, había seleccionado las imágenes, limpiado todos los textos, de todo para que se haga esa muestra virtual y como me la levantaron y ya tenía todo armado dije…bueno, la hago igual en una fanpage que es “Una obra x día” por Veroka y ahí está todo el recorrido y un vivo para inaugurar la muestra que tuvo muchísimas reproducciones.
A mí siempre me pasó, ya sea con una muestra, un corto, un dibujo, una peli, que sirva para armar un debate, un planteo de rumbos, de direcciones, de disputa de sentidos. Para mí esa es como la más gruesa batalla, la victoria. ¿Qué es la normalidad? ¿Qué es la anormalidad? ¿Quién dice lo que está bien? ¿Quién te legitima? Poner una piedra en el engranaje y que la normalidad vuele al carajo. Siempre me interesó más eso que el dibujo en sí mismo, digamos. Que vaya rompiendo lugares asimilados como naturales. Por ejemplo: “Las mujeres son mujeres y los hombres son hombres porque es así”. No, no es así. ¿Por qué quién dice que es así? Hay un montón de realidades y de posibilidades y a mí el objeto artístico siempre me sirvió como un medio para poner en discusión un montón de cosas.
Tus pinturas transmiten siempre mensajes, desde Medusa y Lilith como otras tantas mujeres que fueron endemoniadas en la historia. Hay una intención de romper mitos y deconstruir ciertas ideas. Contame un poco más acerca de esto.
Sí, claramente, hay una intención de romper mitos y deconstruir ideas.
Yo por suerte (sonríe) me encontré en mi vida con el feminismo, agradecida eternamente de que me haya revuelto el cerebro y que me haya roto todos los cristales que te dejan ciega y que tiene eso como que todo el tiempo está la pregunta en todo. Como que no hay ningún lugar firme o seguro, cerrado. Como animarse a andar ahí con dudas todo el tiempo y vas como en un movimiento constante que te lleva a preguntarte quién te cuenta la historia y cómo te la cuentan.
Me acuerdo puntualmente de un momento, como siempre tuve mi formación visual digamos, una vez me puse a hacer una especie de juego (ríe) solitario. Yo creo mucho en la imagen, si no preguntémosle al Cristianismo que, con su imagen de crucifixión y el infierno dominaron a casi toda la humanidad. Confío mucho en la imagen, entonces una vuelta me puse a hacer como un juego azaroso buscando imágenes y cuál era la imagen que me decía algo. Y en una de esas veo una escultura de cemento de una mujer que nunca había visto y me impactó muchísimo la representación de esa mujer. Cuando me pongo a ver y pienso que esa era la mujer que me llamaba, que necesitaba conocer su historia; que me daba un mensaje de alguna forma. Y cuando me pongo a ver quién era esa mujer era una representación de Lilith. Y cuando me puse a investigar quién había sido Lilith…la verdad es que flasheé muchísimo porque no la conocía y me pareció increíble que haya sido esa mujer la que me haya llamado la atención, que es una mujer que se fue del Paraíso porque ella no había salido de la costilla de ningún hombre y no iba a sublevarse ni a acatar las órdenes de ningún dios ni de ningún hombre. Entonces después que ella se va del Paraíso, aparece endemoniada como que mata niños, como que es una perversa. Y ahí pensé…mirá cómo te cuentan la historia porque…te endemonian a la mujer que quiere ser libre y después si te pones a ver en todas las historias de la Mitología las mujeres que quisieron ser libres son las peores. Se habla de Medusa que te paraliza, que te deja petrificado. Y si alguien se pone a buscar un poco, Medusa fue violada por su padre, o sea, lo que tiene ella es un odio profundo de que alguien abuso de su vida y de su cuerpo pero no te cuentan esa parte. Creo que ese mecanismo se sigue usando hoy, ese mecanismo de endemoniar a las mujeres que plantean posiciones nuevas para otras mujeres sigue vigente como antes, nada más que ahora por suerte y por trabajo que muchas tenemos, muchas más mujeres quieren ser libres y luchamos por eso. Somos red y es lo mejor que nos puede pasar y lo más lindo. Ahora se hablan cosas que antes no se hablaban y creo que eso es un logro del feminismo. Que las pibas ahora en la secundaria agiten como locas y eso es genial. Hoy tenemos una ley de aborto. Son un montón de luchas que se van dando pero porque habemos muchas que no nos importa que te digan “es una loca de mierda”. Creo que lo mejor que nos pasó a las mujeres es el feminismo y romper con todo lo que nos quisieron decir. Entonces…para mí sí, hay toda una intencionalidad de derribar mitos, de poner en cuestionamiento quién los escribe, porque tenemos un montón de La Medusa, La Lilith, La Malinche, que también es como “la traidora”. Bueno, yo quisiera saber cómo se comportan cuando tu pueblo mismo es quien te entrega a vos como trofeo, como ofrenda.
Ayer estábamos hablando y pensaba como estudiante de artes visuales, del lenguaje visual, quién va a decir que Picasso era un misógino, violento, psicópata. Sí, lo era y sin embargo, no lo podrías cuestionar y había mujeres muy grosas en la época que están invisibles. Creo que forma parte de nuestra responsabilidad y de nuestra construcción también de subjetividades, investigar bastante más y poner todo en un tapete, contar la historia desde otro lugar, porque la historia la cuenta quien la escribe. Entonces, hay que construir otros espacios para tener otras miradas y construir otras subjetividades de la historia de las mujeres, de cómo queremos vivir.
Por ejemplo: “Ser madre te completa”. No, la verdad que no, sin embargo, siempre nos quisieron a las mujeres adentro de las casas, siendo las que cuidan, las que contienen, las que no se rebelan, que no pueden decir que no quieren. Un montón de disciplinamiento y de policía para nosotras mismas, que está construido desde el cotidiano, que está implícito como naturalizado. La lucha que una da, no es para una sola, es para un montón, es para todas. Cada una la tomará como la tomará, pero la lucha que cada una da por contar una historia.
No sé, por ejemplo, una vez me llamaron para pintar un lugar en una Cooperativa de Maricultores en Caleta Córdoba, Comodoro Rivadavia, donde vive mi primo y su hija Delfi que, en ese momento, tenía 15 años y se vino a pintar conmigo. Mi primo me hablaba de Poseidón y yo le digo “¡Poseidón un carajo!” (ríe) “acá vamos con la Medusa, las sirenas, las dueñas del tridente”, saquémosle el tridente a Poseidón y contémoslo de otra manera. Y entonces, cuando hicimos ese mural le pusimos “Las dueñas del tridente”. Después, cuando nos hacían notas acerca del mural, contábamos toda esta historia. Creo que cualquier herramienta es válida para contar nuevas historias, formas de ver y habitar el mundo.
Tenés una relación muy especial con el arte visual y manual, desde la pintura en Artemisa, tu emprendimiento de ropa y MVM, la productora audiovisual de la cual formas parte. Me gustaría que me cuentes un poco acerca de estos dos proyectos, de qué se trata cada uno y cuál es tu participación específica en cada uno de ellos.
MvM somos la productora gráfica, audiovisual de contenidos de todo, porque hacemos de todo (ríe). Ahora incluso estamos trabajando sobre una idea de un libro de Moni. Hacemos películas, videos, acciones, intervenciones, fotografía, de todo. Con Moni Bonavia, que es fotógrafa, nos conocimos hace un montón de años, laburando para medios independientes, ella hacía fotos y yo hacía la imagen y lo conceptual. Entonces, nos conocimos, pegamos muy buena onda y después seguimos trabajando juntas.
A Micol la conocimos después, se sumó a la movida y el primer laburo que hicimos juntas fue una muestra que se llamó “La fruta prohibida”, que empezó con un concepto que laburé después de una muestra de la que participé en Hamburgo y me vine con un concepto relacionado con el cuidado del cuerpo, la prohibición de los desnudos, toda esa carga que está sobre los cuerpos. Ahí trabajamos esa muestra con fotos de Moni, que tiene una sesión de fotos increíbles de desnudos. La fruta prohibida me acuerdo que decía como “siempre lo castrado termina siendo el deseo”. Andan algunos videos dando vueltas. La hicimos acá en Tierra Violeta y después, la llevamos a Comodoro. Fue el primer trabajo que hicimos las tres juntas y seguimos laburando; seguimos pensándonos juntas.
Como productora de contenidos hacemos desde arte de tapa para bandas, cortos, películas, estamos trabajando en varios proyectos ahora; libros, muestras, performances, intervenciones callejeras. Somos tan móviles y flexibles (sonríe) como unidas en las propuestas y proyectos.
Tenemos una relación muy de hermandad y de movimiento constante de pensamiento, de autocuestionamiento, de hacia dónde queremos, de experimentación. MvM es como nuestro laboratorio elegido por las tres como para experimentar un montón de cosas.
También es una instancia que nos reditúa económicamente pero no es sólo el objetivo de nuestra productora, también es poder realizar nuestros contenidos y nuestras propias producciones.
Cada una tiene un recorrido riquísimo y nuestra imagen está inspirada en la Lilith , en sus alas y en sus garras. Y cada vez que nos unimos es eso, la MVM victoriosa con sus alas de LIlith, volando e investigando, es nuestra libertad me parece, para las tres. Es un espacio que amo profundamente y que nos permite un montón de investigación y aprendizaje. Eso es MVM.
En Artemisa soy la creadora, fundadora, gestora y la distribuidora que te la lleva en bicicleta también (ríe), la que hace el reparto.
Artemisa nace en el 2001, mi hermana Vale se había venido a vivir conmigo, que es una hermana que se la deseo a todo el mundo, aparte de compartir la hermandad compartimos la pasión por la creación y la música, así que tenemos una relación muy hermosa, al igual que con mi hermano que también es músico y compartimos en la familia este lenguaje y esta forma de ver el mundo.
Entonces, no teníamos un mango como toda la Argentina y entonces fue como…bueno ¿cómo ganarte un mango? Empecé a comprar unas remeras de reventa y a pintar de cosas que nada que ver. Me iba a Plaza Francia a tirar el paño con esas cosas y en ese momento, había un hombre muy piola llamado Quico, uruguayo. Él era muy busca y vendía en ese momento, pantuflas y muñecos de Pickachu y Pan Triste y nos hicimos como muy compañeras de él. Y en ese momento, me decía “piba, te va a ir bien, vos sos buena gente, tu ropa está linda pero lo que necesitás es guita” (ríe). Estábamos con Vale ahí y nos daba él medio paño junto a sus pantuflas y muñecos. Entonces teníamos el puesto de busca de eso y mis remeras al lado y la verdad es que nos bancó.
Entonces empecé a ver que el arte para mí no era un hobby y no quería que fuera así. Me preguntaba cómo vivir también de eso. Entonces ahí empecé a estudiar “Diseño de Indumentaria”, no la terminé porque era privado, hice dos años. Porque para mi estaba bueno hacer la pintura en la ropa, porque era un modo de romper esto de que el arte está colgado en un museo o en una galería y no tiene como más interacción en la vida cotidiana. Entonces empecé a hacer remeras que me gustaran y a intervenirlas. Que esa pintura te agarré por asalto cruzando una calle, por ejemplo. Cuando yo empecé no había casi ningún proyecto así. Y ahí empecé como una necesidad económica y como una necesidad de sacar el arte afuera.
Una vez, volviendo de Comodoro y esa vez quería quedarme allá pero al volver y al bajar del 106, pasa una chica que llevaba un vestido mío con una cara gigante y me acuerdo que flasheé y dije “No, me tengo que quedar acá” (sonríe) Me cruzaba con mis propias creaciones y la piba iba divina con su vestido y no era sólo el vestido sino que era esa pintura que recorría La Paternal. La pintura caminaba en La Paternal. Pienso que hay un montón de obras mías interviniendo la realidad cotidiana de la gente y me encanta. Me gusta ese lugar para mis creaciones, me gusta que estén en la calle y no colgadas en un museo.
Ahora con la pandemia, tuve más tiempo de diseñar también con Camila, mi compañera, que ella hace toda la parte de costura y me ayudó a ajustar la moldería. Ahora en este momento, estoy haciendo calzas pintadas y vestidos pintados.
¿Formás parte de alguna organización y/o colectiva?
Formo parte del Cluster de Audiovisual de La Provincia de Buenos Aires, que es una asociación civil, sin fines de lucro, que es una red internacional de Cluster audiovisuales, que trabajamos el cine desde un lugar cooperativo y comunitario, que son puntos de encuentro para poder realizar contenidos audiovisuales desde otra forma de producción que no sea la industria. También trabajamos en industria pero como colectivo laburamos mucho más lo que es la producción desde el cine comunitario en red y cooperativo. De esa organización hace ya… casi dos años llevo la Presidencia, formo parte de esa organización hace 7 años. Es una red que tiene el Cluster audiovisual de La Paz, de Sucre, de Bolivia; en México, en Aguas Calientes; en Chile, en Santiago; en Uruguay. Bueno y en Argentina, en Neuquén, en Rosario, en Mar del Plata, Córdoba, Buenos Aires, San Clemente, Santa Teresita, Marcos Paz. Es una red bastante grande y desde ahí, laburo y laburamos lo que es todo el campo audiovisual cooperativo y comunitario.
Otra cosa importante para mí de la red de Cluster y de la Provincia de Buenos Aires en particular es que…hace unos cuantos años, viajábamos a Roca con José Campusano, con Horacio, con Micol y con dos chicas más a grabar un tisser de lo que era una propuesta Multiprovincial, que era como hacer una película con distintas provincias y nosotros fuimos a grabar el Tiser de eso y José me venía contando todo lo que era el Cluster, toda su manera de ver el cine y el audiovisual y me acuerdo que le pregunté si estaba escrito todo lo que me contaba en algún lado porque si no las historias se pierden, y me dice que no. Y me acuerdo que, después de un año o dos años más, encaré lo que se llaman los anuarios del Cluster, que es como toda la sistematización, pasar a teoría todo el recorrido de lo que se venía haciendo. Y ahí empecé como a hacer un laburo de recopilar información y edité tres anuarios que los tengo en pdf y están libres para quien los quiera, de lo que es el Cluster y los Cluster.
Fue una locura hacerlo (ríe) pero quedaron espectaculares y hoy sirven para que varias personas estén haciendo sus tesis sobre la Red de Cluster y en particular del Cluster de La Provincia de Buenos Aires y se están basando mucho en los anuarios que yo edité, escribí y compilé. Así que, más allá del recorrido audiovisual que pude tener en el Cluster y de aprendizaje en las distintas áreas de lo que es el cine, desde dirigir, producir, vestuario, arte, asistencia, pensar el audiovisual como una integralidad, también fui editora de los recorridos de la red intercluster. La organización me aportó mucho a mi crecimiento personal como profesional en distintas áreas y yo pude darle a la organización la devolución de la sistematización de todo el recorrido de la organización latinoamericana. Re contenta con eso. Incluso de una biblioteca virtual de España, se venden. O sea (ríe) los levantaron de algún lado y los pone ahí a la venta y digo buenísimo que una se haya mandado ese laburazo y que circule de esa forma, que hoy te mandan las tesis y estás citada ahí como quien hizo la recopilación de ese material. Para mí eso es un orgullo enorme, más en el área audiovisual que es tan…zarpada en la construcción de la percepción de la vida, del mundo y de las formas que lo habitamos, de las subjetividades. ¡El cine es un arma tan potente pero tan potente! Que estoy muy orgullosa de haber hecho ese recorrido y de haberme tomado ese laburo para dejar escrita una historia de una organización audiovisual, comunitaria, cooperativa y realmente, comunitaria y realmente, cooperativa.
La ternura
“Sabían, ahora, que hay una cosa que se desea siempre
y se obtiene a veces: la ternura humana”.
-Albert Camus.
¿Qué gestos y personas te inspiran a crear, Vero?
Un montón de gestos me inspiran. Personas que me inspiran a crear son los adolescentes. Me encantan los, las adolescentes y me parecen que son unos receptores y receptoras alucinantes de todo lo que venimos laburando. Las niñas, niños y niñes me inspiran un montón a poder seguir abriendo un poco el corset donde vivimos. Pero no soy de las que “ay bueno, lo hago por los niños”, no, lo hago por mí, lo hago porque cada gesto que una haga de libertad es para todas. Los gestos libertarios, nos benefician a todas las personas.
Pero los y las adolescentes tienen algo que me inspiran un montón, me generan algo hermoso, sin igual.
¿Y gestos? La ternura me inspira mucho y el enojo con rabia también, me encanta. Creo que lo necesitamos. Me potencia la rabia. Pude encontrar la manera en la cual se transforme en una potencia para que ese grito de rabia llegue a su destino. Como que la rabia me ayudó a sacarme un montón de cosas de encima que no me pertenecían o que no quiero que me pertenezcan. Pero la ternura…es un gesto que me inspira mucho, la ternura de los pequeños gestos me sensibilizan un montón, los detalles de la vida. Los detalles me vuelan la peluca, me generan mucha inspiración. Me parece que un poco el Capitalismo es eso, arrancarnos todos los detalles de la belleza de la vida y creo que hay que recuperarlos.
Después bueno…al haber laburado un montón con menores en sistema de encierro, la injusticia me genera una rabia sin igual. La injusticia en general, ¡me genera una rabia muy fuerte! Me dió tanta fuerza (ríe) como para hacer un largometraje sin recursos, que de ahí viene el Largometraje que pronto, si el universo conspira a nuestro favor y lo terminamos, lo vamos a estar estrenando que se llama “Oíd Mortales” y es sobre institutos de menores.
Bueno, esa peli la pudimos hacer, gracias a que existe MVM y gracias a la colaboración de muchísima gente, pudimos contar historias que no están contadas.
¿Qué actitudes y luchas crees que todavía nos faltan librar para embellecer este mundo y favorecer que todes tengan un lugar?
(Ríe) En este momento, te diría que no tengo las respuestas, pero me parece que sí, creo que estaría bueno que todo el mundo…se anime un poco más a mandar a la mierda a ciertos patrones que lo único que hacen es que muchas, muches, sean infelices. Y después…me parece que hay que tener una búsqueda sincera y profunda por cultivar el espíritu, la mente, los vínculos, la poesía, las luchas genuinas.
Pero no tengo mucho esa respuesta, puedo hablar por mí nomás y decirte que a mí me hizo muy bien mandar a la mierda un montón de cosas (ríe) y seguir un recorrido que tal vez, tenés que empezar de a uno. Pero como una vez me dijo Marcia Recalde, que es amiga e inspiradora: “Mirá, cuando empezamos con H.I.J.O.S empezó uno”. Y hoy es lo que es. Como eso, como animarse a salir de lugares que, de alguna forma, no vibran como una y empezar de nuevo. A mí, por lo menos desde lo personal, eso siempre me ha hecho bien.
Creo que está todo por hacer. Creo que una puede hablar y dar una respuesta desde un lugar de privilegio porque yo tuve mis viejos que siempre se ocuparon que no me falte un plato de comida, un techo, un abrigo, una educación, una educación artística.
No sé, Vero, yo veo los pibes que están tan cascoteados por la vida, por la falta de posibilidades, por la intencionalidad política que tengan falta de posibilidades y ¿qué les vas a decir en ese lugar? Más que poder estar ahí. Si uno le pudiera cambiar la vida sería distinto pero tampoco podés, entonces creo que no tengo respuesta para esta pregunta. Me parece que hay una crisis de valores también muy grande a nivel humanidad, pero no sé cómo se hace para cambiar. Yo creo que cada uno va haciendo la lucha que puede individual, colectiva, con otras, con otres, en agrupaciones pero…creo que estamos jodidos. Creo que la vida está pasando para otro lado y esto que estamos viviendo en este momento, es una respuesta de que estamos jodidos. No sé, no sé qué falta, falta todo (ríe). Si bien disfruto un montón de la vida y de un montón de cosas pero…El otro día hablaba con alguien de la realidad dónde quedamos en esta pandemia los laburantes, actores y gestores culturales y…también estamos en una sociedad que no sé qué pasa si no hubiera cultura, digamos. Hay como mucho para replantear.
¿Cuáles son tus sueños y proyectos?
Uno de mis sueños siempre fue que mi casa sea un lugar en donde pueda circular información y cultura y arte y posibilidades. Desde siempre mis casas fueron lugar de reuniones, de pensamientos, de talleres. Hace un montón, había propuesto lo que se llamaba “taller abierto” en mi casa, que era una casa chorizo en Paternal y en mi pieza hacía este taller donde invitaba a distintas personas a tocar, a cantar, a recitar y era compartir un sábado fuera de lo que fuera el espacio donde vas a ver una muestra, o el espacio donde vos vas a escuchar a una poeta, sino que era juntarnos un sábado a compartir nuestros laburos y que traiga la gente algo para comer y compartir, pasar una tarde. ¡Y pasábamos unas tardes increíbles! Se armaban unas movidas alucinantes. La gente se iba re chocha. También se aprovechaba para vender…ahí he vendido cuadros, he regalado, se han llevado de souvenirs. Ese compartir por las ganas de compartir, darle otro sentido a la vida y a nuestro laburo y disfrutarnos entre nosotros también. Eso lo hice alrededor del 2012/2013. Desde adolescente ya mi casa era como un lugar de reuniones y de intercambios y de talleres. Ha sido casa de recepción de gente, de activistas, militantes, artistas de todos lados. Mi casa en Cuba también era una casa que era así como…una casa donde se juntaba gente a hacer cosas. Y ese es como mi sueño, que siempre sea un lugar donde haya fuentes de información y de pensamiento y de posibilidades y de entablar redes. Y es un sueño que voy haciendo realidad.
Y después, otro de los sueños que tengo es poder estrenar “Oid mortales” y que haga su recorrido esa película que tanto nos llevó a mí y a Micol, que fuimos las que más llevamos el proyecto a la cabeza, poder estrenarla y ver qué es lo que se trae.
De proyectos…tengo unos pares ahí pero se los voy a contar cuando estén más funcionando (ríe).
También ahora estoy estudiando en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo la carrera de Comunicación Social, así que uno de mis sueños también es ir avanzando en eso. Para mí es un desafío porque me aburro rápido, nunca me banqué las instituciones pero la Universidad de las Madres es muy linda, tiene docentes muy piolas. Los contenidos y la forma de laburarlos es super piola y me encanta.
Por último…agradecerte profundamente, Vero, ¡sos una artista increíble! Admiro y me inspira tanto tu trabajo como tu manera de posicionarte en el mundo.
Y me gustaría, si tenés ganas, que puedas darles un mensaje a todas las personas que estén leyendo esta entrevista.
Gracias, Vero, porque me parece re lindo que alguien vea el laburo que una hace y diga “esto quiero amplificarlo”. Y a las personas que estén leyendo la entrevista, gracias por leerla porque podrían estar haciendo otra cosa (ríe) y decirles un poco que dejemos de seguir agendas que nos marcan, porque nos quieren tener ahí engañados con la zanahoria adelante. Entonces hay tanto por tejer, por vincularnos, por organizarnos y por capacitarnos. Ir en contra de lo que nos quieren, que nos quieren ahí como zombies siguiendo una agenda que, a veces, la seguís porque sí, más en estos tiempos que está todo tan raro. Es como sacar la cabeza de las pantallas y pararse un poco a ver que hay, quiénes están al lado y qué podemos hacer, si ya somos uno, dos, tres, podemos hacer un montón de cosas.
Es invitarlos a eso, a sacar un poco la cabeza de la agenda y de la pantalla.
A quienes quieran colaborar con lo autogestivo se agradece a quienes quieran comprar sus calzas, tener sus vestidos, tener sus remeras porque bueno…en estos tiempos la economía apremia. Así que, si esto sirve también para difundir un poco el laburo que es una buena parte del ingreso de mi economía.
Le diría a la gente que apueste más a lo autogestivo, que hay una red muy piola ahí que hemos construido hace muchos años, redes autogestivas y es lo que hoy nos sostiene. Eso a mí me parece una victoria super contundente y una victoria de lucha también, porque si no le hubiéramos apostado tantas, tantos, tantes a lo autogestivo hoy estaríamos prendidos fuego. Y estamos así, sosteniendo entre todes.
Cuando era chiquita también me pasaba así, me sentía rara, distinta, explotando de vida y de poesía por todos los poros de mi cuerpo. Quizás…por eso también, me convoca y me conmueven personas que, como Vero, pueden mirar más allá y escuchar esa música tan maravillosa de la infancia. Porque es ahí, cuando somos niñes, donde libramos las batallas más importantes, donde empezamos a forjar nuestro destino y donde la mirada del otre, puede ser muy amorosa pero también destructiva.
Me acordé de una frase preciosa de Janusz Korczak: “Decís ‘nos molesta la charla de los niños’, tenéis razón. Decís ‘tenemos que descender hacia sus ideas, descender, inclinarnos, empequeñecerse’, estáis equivocados, no es eso lo que nos cansa sino el que tengamos que elevarnos a sus sentimientos, elevarnos, estirarnos, ponernos de puntillas para no agraviarlos”.
Veroka interviene remeras, veredas y la vida misma, para que podamos reflexionar y cuestionar; para rescatar lo que vale la risa y tirar a la basura lo que nos daña. Destruye mitos para escribir una historia singular pero también pinta flores silvestres en la calle y hace ruido, para que la lucha de las mujeres y disidencias no pase desapercibida.
Necesitamos muchas Veros en este mundo, para que sea el arte el que construya lugares y patee la zona de confort. Para salir a la calle e inventar nuevos modos de inyectar esperanza. Para que un encuentro te deje pensando y busques ese libro o escribas una carta; para que vuelvas a mirar la luna y pidas un deseo mientras tanto.
Que no dejes de observar a tu alrededor y no seas indiferente al desamparo.
Que no dejes de cantar ni de reír. Que ames hasta morir, como dice el flaco,
y que no te conformes con menos.
Para seguir apostando a la ternura, como una manera de resistir, de cuidar el alma.
Para contactar a Vero y conocer su arte
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PELÍCULA:
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Fuente: https://noticiasancap.org/