Scaloneta

Scaloneta

ANTES DE LA FINAL: ¿HACE FALTA SUFRIR TANTO?

Varios grupos de gente cortan el Puente Pueyrredón antes de la final del Mundial. Se les escucha gritar reclamos y exigencias.

–No nos dejen así…

–¡¡Muchachos!! Hoy me vuelvo a ilusionar… En gotas o sublingual… ¡¡Denme mi clonazepam!!

–¡Clonazepam!

–¡¡Y clonazeplanes!!

Sí, son Clonazeplaneros mundialistas. Gente que se agrupó para exigir ser emocionalmente blindados frente al pogo cardiovascular de cada partido. Se los ve agotados, ansiosos, y hasta con notoria falta de sueño. Uno de los clonazeplaneros se pregunta:

–Por Dios, ¿por qué hay que vivir este sufrimiento? Si puedo no hacerlo. ¡Podría mantenerme al margen de esta locura!

–Hay formas de hacerlo –le proponía otro clonazeplanero mientras miraba en su celular las bases del concurso “Viaja a Mundo Marino con Juan José Sebreli y olvidate del Mundial”. En la página web se podían ver fotos del filósofo acariciando una foca o en un piletón a caballito de un delfín. “La posibilidad de apartarte de una alienación social estupidizante y fascista está a tu alcance. Dale, que vamos en Plusmar y sus modernas unidades semicama”, remata Juan José desde la Terminal de ómnibus de San Clemente. Algunos miran y dudan mientras siguen cortando el puente.

UNIFORMADOS VAN HACIA ELPUENTE PUEYRREDÓN

La Tenienta Doctora en Psicologia Julia Hermida maneja un camión del Grupo de Choque Freudiano de la Infanteria de Bienestar Psíquico. Van rumbo al puente y mientras explica:

–A este camioncito le decimos La Freudoneta. Hay otra división, que a su vez, tiene su Lacaneta. ¿Por qué las llamamos así? Porque hay amor. Como en la Scaloneta. No se hace llamar “La Armada Scaloniana” o “El Bombardero Messístico”.

–Pero elegimos un nombre que retrotrae a un vehículo amoroso, querible, como una motoneta o a la Citroneta. Casi como un juguete.

–Porque son una barra, son amigos, son humildes, se hicieron de abajo y los cagaron a críticas. Porque está Messi y no Ronaldo. Y Messi es Chaplin, el Chapulín, es como un pibe. Es David y no Goliat. Es un héroe humano. Es el Karate Kid. Es lo que podemos ser. Ronaldo es lo inalcanzable. Un adonis, un mancebo bello y latino. Messi es un pibe del barrio. Si fueran de una película, Ronaldo sería de Marvel. Y Messi de Pixar. Y entonces, solo puede ir en una Scaloneta.

–Y nos provoca alegría.

–La Argentina tiene una gran ansia de alegría disponible. No es la Scaloneta la que la provoca. El ansia de alegría ya estaba desde antes. Pero obturada. La Scaloneta y Messi, la disparan.

–Sería mejor que fuera por otros motivos.

–Hay miles de motivos más importantes. Pero por ahora esto solo lo logra el fútbol. La última vez que estuvimos tan juntos fue para aplaudir médicos en una pandemia. Duró quince minutos. Luego se armaron divisiones. Y odiar es más fácil que amar.

OTRA VEZ EN EL PUENTE PUEYRREDON

Mientras llega la Infantería de Bienestar Psíquico, infiltrados Sebreli-sarleanos intentan provocar divisiones entre los clonazeplaneros futbolísticos que esperan la final.

–La verdad es que yo no entiendo por qué sufrimos tanto. Al final, el fútbol es un negocio –dice punzante uno.

–Pero es lindo. Me gusta. La paso bien –aclara otro.

–Pero un montón de empresas hace plata con tu pasión –insiste el Sebreli-sarleano.

–Bueno. Es lógico. También me gusta Bariloche y no voy a dejar de ir porque hay gente que tiene hoteles, me cobran el avión o un tipo hace guita con paseos en catamarán.

–Pero se aprovechan de tu inocencia.

–Donde hay inocencia, necesidad o placer, siempre alguien arma un negocio. No voy a dejar de disfrutar del fútbol aunque esté la Fifa. Ni voy a dejar de ir a Mar del Plata porque está el Hotel Hermitage y un montón de tipos alquilan carpas. Un tipo que vende churros en la playa de Viilla Gesell también está haciendo guita con mi gusto por el mar. ¿Será por eso un Mascardi o un Angelici marítimo? El asunto es que no se metan más de lo que deben, al punto que dejes de amar el Nahuel Huapi, el fútbol o la playa.

–A Borges no le gustaba el fútbol.

–Que no te guste el fútbol no te hace Borges. Jorge Luis era un montón de cosas más antes que un tipo al que no le gustaba el fútbol.

LLEGA LA INFANTERÍA AL PUENTE PUEYRREDÓN

La Infantería de Bienestar Psíquico finalmente llega al Puente Pueyrredón. La Teniente Doctora Hermida baja de la Freudoneta y encara con el megáfono a los clonazeplaneros.

–Hola. Entiendo su momento de ansiedad. Y luego, el vuelco de libido en la identificación y proyección que hacen de sus vidas sobre el juego.

–Es un fenómeno popular, ¡entiéndalo! –gritó uno.

–Sí. Freud en “Psicología de las masas y análisis del yo” (1920), explica el triángulo que se arma entre:

Una persona identificándose con un par.

Luego ambas con el objeto líder idealizado (la Scaloneta en este caso).

La identificación con el par es contagiosa. Empieza a multiplicarse. Y entonces se provoca el fenómeno religioso. Nos amamos entre sí porque amamos lo mismo. Scaloneta. Dios, Perón, Los Beatles.

–¡Claro! Estamos todos como en un recital. Cantamos, bailamos. Es un gran rito.

–Sí. Es un momento de agradable anormalidad. Un sueño. Se suspende la habitualidad y pasamos a un romance con algo distinto, donde dejamos de ser los de siempre. Pero hay que vivirlo con calma.

–Es imposible. Se viene la final, y la vamos a pasar como el orto. ¡Estamos marcados por eso! –gritó una chica.

–Entiendo. En el sufrimiento hay algo religioso. Y hasta algo sexual. Hay de todo en ese goce –remarcó la Teniente Doctora–. Yo me encargo de que no haya daños colaterales. ¡¡Carguen las dosis y ataquen!!

Y así, los infantes dispararon sus fusiles lanza rivotriles, que los clonazeplaneros atacaban con sus bocas. Mientras, los camiones hidrantes lanzaban Nervyl solución liquida 100 ml sobre la muchedumbre manifestante. Un avión de fumigación cannábica de la Secretaría de Agricultura Cool colaboraba reforzando la tranquilidad de la masa. Maternal, Hermida los despidió:

–Vayan ahora ver la final. Ya no corren peligro de estar tan manijas.

Y así se fueron todos a ver la final. Y sufrieron. Y luego festejaron. Y se fundieron en un montón de amor a lo mismo. Bailaron y cantaron como pibas y pibes en el recreo de la escuela. Todos iguales, con las camisetas de Messi como guardapolvos.

Fuente: Página 12

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *