Amargo es el sabor que siento cada tanto.
Cuando no te toco, cuando no te beso ni digo que te amo.
Por las noches, entre sábanas,
sin distancia, ni india, ni baño, en el que tardo tanto,
ni tele, ni problemas, ni cansancio.
Amargo es el sabor que siento cada tanto y sufro. Por callar.
Por no proponer. Por no provocar ni sentirme provocado.
Estando juntos te deseo como antes, como siempre.
Te deseo envuelta entre tus piernas.
Sola, conmigo.
(Recordé que una rosa china tiene espinas
y que no por eso es menos bella,
que lastima su flor al arrancarla
de un tirón,
que el amor no se reclama,
se conquista.)
Y me dormí.