No hay paz sin justicia,
no hay justicia sin equidad,
no hay equidad sin desarrollo,
no hay desarrollo sin democracia,
no hay democracia sin respeto a la identidad y
dignidad de las culturas y los pueblos”.
Rigoberta Menchú.
Tejedoras de la palma, sus saberes ancestrales resisten el exterminio y la discriminación para construir-se un lugar en los barrios de Santo Domingo y Las Lomas, en Santa Fe.
Ellas son mujeres Qom que arrastran una historia de olvidos insistentes y que, sin embargo, rescatan, defienden y transmiten saberes de generación en generación, comparten modos de subsistir, sostienen sus hogares, cuidan a sus familias y fomentan el trabajo comunitario.
Ellas sueñan con aprender a leer y a escribir, porque hasta el momento no hay ningún proyecto inclusivo que respete su lengua natal, el Qom, ni su situación de vulnerabilidad social. Pero como son mujeres que resisten, no están solas, son eslabones que se unen a otras, las voluntarias de la Mutual de la provincia, para construir un lugar que las nombre y las visibilice.
Noelia Carrizo y Pilar Cabré, voluntarias en el proyecto, serán las facilitadoras entre las mujeres de Qom Alphi y nosotres, para contar esta historia.
De la historia de Qom Alphi, nos cuentan.
“QOM ALPHI” forma parte de uno de los proyectos gestionados por un equipo de voluntarias de la Asociación Mutual de Voluntarios Sociales de la República Argentina desde el año 2010.
La marca surge en 2018 para reivindicar el trabajo de la comunidad de artesanas Qom con el apoyo de la Mutual de Voluntarias de la provincia. Está conformada por 55 artesanas QOM del Barrio Las Lomas y Santo Domingo de la Ciudad de Santa Fe.
Desarrollamos estrategias para mejorar las condiciones de vida de las artesanas y el empoderamiento de la comunidad a través de la valorización del saber ancestral del tejido en hoja de palma”.
¿Cómo fue que decidieron el nombre y qué significa?
“Se decidió en uno de los talleres iniciales del proyecto. Fue elegido por las artesanas. Significa TODAS LAS MUJERES QOM”.
Acerca de su lugar de origen, dónde están viviendo y trabajando hoy, nos cuentan de la migración y la difícil situación económica y de desamparo social que atraviesa su pueblo, la comunidad Qom. Una historia de desarraigo y sufrimiento.
“La comunidad Qom Las Lomas y Santo Domingo se compone de migrantes provenientes del Chaco, sobre todo de las localidades de Castelli y Miraflores. Los primeros integrantes de las comunidades llegaron a Santa Fe en los años 1980. Son pueblos que han sufrido el proceso de reestructuración económica que afectó el agro. Esto se evidenció en la pérdida de sus puestos de trabajo (precarios) en la cosecha del algodón, lo que los obligó a desplazarse desde su provincia natal a Santa Fe, y otras provincias como Buenos Aires. Actualmente la población de la etnia “qom” se concentra en las grandes áreas metropolitanas, su presencia es cada vez mayor en el Gran Rosario, Gran Santa Fe, Gran Buenos Aires y Gran La Plata. Esto se relaciona principalmente a que los procesos migratorios de las comunidades se dan a partir del mecanismo de redes parentales o de conocidos que son quienes en primera instancia alojan a los recién llegados”.
Entonces no preguntes por su vida, sólo observa cómo teje.
“Las manos de las mujeres tejen con cuidado aplicando técnicas ancestrales. Los tejidos son diversos, cada una de ellas trenza, pausa y respira a tiempos distintos. Hay una naturalidad en el hacer de los tejidos que viene dada, un entramado que pareciera ser reflejo de sus biografías. Entonces no preguntes por su vida, sólo observa cómo teje.
Su tradición de tejer a mano piezas hechas con hoja de palma, es un saber que “se transmite de generación en generación, las ancianas abuelas y madres enseñan a las niñas.
Mujeres artesanas, hábiles testigos del cambio de tecnologías abrazando la historia y la cultura que pasan por sus venas. Sin embargo, la capacidad de estas artesanas ha sido perturbada por la dinámica económica basada en el mercado, que les exige niveles de producción y utilización excesiva de recursos naturales, conduciéndolas a una ruptura entre el patrimonio cultural material, la memoria tecnológica y el balance ecológico de recursos naturales utilizados”.
El rol de las mujeres artesanas en la economía familiar es importante para comprender la realidad de las comunidades Qom en la localidad de Santa Fe.
“La economía de los qom se organiza a partir de ingresos que provienen de tres fuentes principales: transferencias monetarias estatales, changas y artesanías, elaboradas estas últimas, en su mayoría, por mujeres. Una mujer qom organiza la economía de su casa, intercalando sus tareas domésticas con el tejido artesanal. Estas jefas de hogar llevan adelante múltiples estrategias que posibilitan sacar a flote familias que superan en promedio los tres hijos. Por lo general, los miembros de una misma familia viven juntos en una misma casa o compartiendo patios lindantes. Por lo tanto, es común que los cuidados que realizan las mujeres se extiendan a otros miembros de sus familias que no necesariamente son sus hijos, haciendo de la maternidad una práctica extensiva y comunitaria”.
¿Cómo está conformado el equipo de voluntarias y de qué manera facilitan el trabajo de las artesanas?
“QOM APLHI, con el equipo de voluntarias, tiene la intencionalidad de lograr un mejor futuro para las mujeres artesanas y la supervivencia de su patrimonio cultural, que lejos de ser un arte obsoleto, se constituye hoy en día como una alternativa de lucha contra el cambio climático, a la par de ser una fuente de ingresos y movilidad social para ellas y sus familias, que dependen de la producción de estas valientes mujeres que día a día se enfrentan a un mundo cada vez más materializado.
El equipo de voluntarias está constituido por una diseñadora, una gestora cultural, una geógrafa, una docente de filosofía, una contadora y una especialista en economía social, solidaria y popular con perspectiva feminista.
La mutual pone en marcha proyectos de abordaje territorial intercultural en comunidades vulnerables, para fortalecer los vínculos asociativos y encauzarlos a su formalización y sustentabilidad, teniendo como meta cooperar para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible: lograr la igualdad de género y empoderar a mujeres y niñas, reducir las desigualdades, y asegurar patrones de consumo y producción sostenibles.
Con la iniciativa QOM ALPHI la Mutual de Voluntarios busca aumentar la participación de las mujeres Qom en la vida democrática y mejorar sus condiciones de vida, a partir del rescate de sus saberes ancestrales. Las artesanas de la comunidad se organizan, a partir de la compra y producción colectiva para crear diversos productos de hoja de palma que son vendidos en el mercado nacional. Esta propuesta se desarrolla en el marco de un plan integral, basado en el arte y la cultura, con el objetivo de reforzar la identidad QOM y potenciar capacidades en el marco de la Economía Social y Solidaria”.
La artesanía, como otros conocimientos y prácticas de los pueblos originarios, se ha transmitido principalmente a partir de una tradición oral y forma parte de su historia, no sólo para subsistir y satisfacer sus necesidades más básicas, sino para mantener viva la memoria, para no desaparecer y resguardar su identidad cultural.
“La artesanía forma parte de la cultura ancestral de diversos pueblos indígenas de América Latina y de otras partes del mundo. En las actividades de venta de sus productos encontraron una forma de subsistencia para mantener a sus familias. Actualmente las mujeres están expuestas a riesgos sociales y ambientales, a esto se suma el hecho de que comercializan en semáforos, puerta a puerta y otros puntos, de manera informal. La marca QOM ALPHI pretende concientizar a sus clientes en cuanto a la relevancia de la inserción de esta actividad en una economía creativa, apoyando la protección de los derechos civiles de las mujeres mientras que impulsa a su transformación social. Yo, consumidora consciente, al comprar la marca de artesanías QOM ALPHI reconozco el derecho al trabajo digno para todas las artesanas; defiendo la valorización de la identidad cultural y saber ancestral de las familias QOM; apoyo una producción amigable con mi planeta y una remuneración justa a las trabajadoras artesanas”.
Una mirada desde adentro
“Un territorio que habla es un territorio que resiste y lucha”
Pilar Cabré.
La situación actual declarada de aislamiento debido a la Pandemia, dificulta el trabajo de las mujeres de Qom Alphi, por ese motivo nos parece imprescindible, conocer la situación en las cuales viven estas comunidades, tan alejadas de las grandes urbes y de las miradas estatales, para abrir nuevos caminos y facilitar los existentes, como nos cuentan Pilar y Noelia.
“Durante la emergencia hemos reforzado nuestro compromiso desde la Red de instituciones y vecinxs del Barrio Las Lomas y Santo Domingo de la ciudad de Santa Fe conformada a partir de la iniciativa del mapeo colectivo convocado por la mutual.
– Entregamos donaciones de alimentos y elementos de limpieza.
– Difundimos material accesible (lengua Qom) medidas de prevención y
cuidados, frente a la pandemia.
– Generamos planillas censales con datos para el acceso a beneficios sociales.
– Sistematizamos la información de población con posibles factores de riesgo y socializada con la gestión de salud.
– Evitamos reforzar estereotipos de discriminación étnico-racial y cualquier tipo de violencia ante la situación coyuntural de barrio.
– Pedimos la figura de un traductor al call center oficial (Emergencias 0800) y en todas las instancias de aplicación del protocolo.
– Nos pusimos a disposición de las autoridades para articular acciones
– Pedimos por una gestión de la emergencia con perspectiva interseccional.
Resolver el traslado y transporte de materia prima desde la provincia del Chaco a Santa Fe garantizando las condiciones de higiene y seguridad correspondientes, y pensar posibles alternativas para el reemplazo de insumo de palma”.
Las mujeres Qom hacen de sus prácticas cotidianas, como el tejido, una herramienta política, así lo entienden desde el grupo de voluntarias.
“Una mujer qom recorre caminando más de 40 o 50 cuadras para vender su artesanía. En los inicios del Proyecto Qom Alphi, intentamos erradicar esas prácticas porque a nuestros ojos, de mujeres blancas queriendo aportar, era inhumano. De la escucha entendimos que el andar, el salir del barrio y el salir de sus hogares también conforman prácticas políticas de ocupación del espacio y empoderamiento. Son muchas las artesanas que recorren la ciudad de los blancos. Sus cuerpos y los de sus hijos habitan la ciudad de los criollos (como suelen llamarnos), con una identidad que les es propia y defienden. Las mujeres Qom Alphi hacen de sus prácticas cotidianas, como el tejido, una herramienta política: participan de ferias, en ocasiones, se reúnen con funcionarios y organizan sus circuitos de producción y comercialización”.
Para finalizar les pregunto sobre sus sueños y los proyectos que vendrán.
“En lo que va del año han manifestado, que además de la comercialización, quieren poder aprender a leer y escribir. Entienden, además, que hay otras herramientas a las que pueden acceder y están constantemente atentas a cómo lograrlo. Han pensado también en la posibilidad de tener sus propias huertas, como estrategia para garantizar el alimento a toda su familia. Quieren ser más mujeres en el grupo, seguir tejiendo y aprendiendo, resolver los conflictos, tener un lugar todas juntas para trabajar y terminar sus casas”.
Al indagar un poco más acerca de sus sueños y proyectos, sobre todo en lo que se refiere a aprender a leer y a escribir, Noelia nos cuenta:
“De nuestra parte nosotras venimos reclamando en todas las instancias que podemos, en el gobierno municipal, provincial que nos ayuden a financiar un proyecto. Lo que pasa es que, como hay programas oficiales como por ejemplo “El fines” o el “Vuelvo a estudiar”, ellos dicen que tienen que utilizar esas herramientas. Lo que pasa es que no es accesible para las mujeres porque no están en su lengua, no son bilingües, entonces no pueden participar. Además que para acceder a esos programas, para terminar la escuela, tienen que tener conectividad y esa es otra de las demandas que nosotras presentamos. No tienen acceso a herramientas digitales, no tienen conexión a Internet. Entonces hay que pensar un proyecto con ellas y adaptarlo. Nosotras teníamos una propuesta que a través de la artesanía, de todo el proyecto se pueda trabajar en la alfabetización y desde su lengua, no que sea un formato donde ellas no entiendan lo que se les enseña. Pero la realidad es que somos voluntarias y no podemos abarcar todo. Hay otras cuestiones también como la salud, que requieren instancias de salud comunitaria, de salud intercultural, para trabajar con los niños, las niñas y demás. El tema de viviendas que ya lo conocen, el que está trabajando Andrés y las chicas de Kiva Comunidad, que están haciendo las casas. Pero la verdad es que si no fuera por los grupos de voluntarias y voluntarios que estamos laburando ahí, no hay mucha presencia de los gobiernos”.
Noelia nos cuenta también, acerca de un sueño a cumplirse muy pronto, la construcción de un Centro Cultural.
“Dentro de los sueños también, ellas siempre nos plantean de un lugar para trabajar entre todas y ahí se está terminando, que es otro proyecto de otro voluntario que es Diego, que está construyendo un centro cultural, un centro comunitario ahí en la comunidad. Así que cuando se termine, vamos a poder participar y ocuparlo. Ese sueño está más próximo que el resto”.
Algunas veces nos perdemos los detalles, nos mezclamos en la vorágine de este mundo y nos olvidamos de mirar la belleza de vivir un sueño, estar dentro de él y valorar lo esencial.
No todes tienen las mismas oportunidades, ni pueden leer un libro o un documento, tampoco escribir una carta, un pensamiento, porque se les ha negado el lugar dentro de esta tierra, porque los desalojos violentos siguen ocurriendo en las comunidades originarias, porque sigue existiendo la discriminación, la desvalorización y la mirada etnocéntrica como “superior” a todas las demás culturas.
Elena, Graciela, Ana, Maribel, Juana, María, Claudia, Marianela, Patricia, Eva, Rosa, las mujeres de Qom Alphi, escriben (más allá de los intentos persistentes de muches reaccionaries por acallar sus voces), con hojas de palma, la memoria. Escriben y leen su historia, la de la comunidad Qom y de sus ancestros, para que el hilo no corte sus sueños y las raíces de la tierra se expandan y sostengan a las generaciones futuras.
Para conocerlas y colaborar con ellas
En Instagram @qomalphi
En Facebook https://www.facebook.com/mujeresqom/
Fuente: https://noticiasancap.org/