A Perú,
a sus originarios
y a Juan Carlos Quijano.
Huyendo de todo, me refugio en Perú.
En vos y en el optimismo de tu cumpleaños.
200 años de historia y de quebranto se refugian en mí y mi agiganto.
Si alguien me dice que este país se parece a otro, le digo simplemente que está equivocado.
Si en Chosica, Perú, es donde aprendí a sentir y aprendieron mis ojos a verte, con esa piel cobriza y esos labios, que el español no tiñó. Aunque mi apellido de hoy aparezca cambiado.
Y mi color es el mismo.
Y mi pelo es el mismo y mis labios y mis ojos y mi llanto.
El mismo que el de la tierra del sol.
“Y hoy no hay sol, pero hay cielo”, me decía al oído uno de mis antepasados.