Patricia Bullrich. Por Juan Botana

Patricia Bullrich. Por Juan Botana

Ya que sea precandidata a presidenta por Juntos por el Cambio es un montón, pero ella cree que está para ganar. Que le puede ganar primero a Horacio Rodríguez Larreta en las PASO y después a Sergio Massa y a Javier Milei en las Elecciones generales. Si hasta Eduardo Feimmann puso un twitter donde afirma que tiene grandes chances de ganar en primera vuelta en octubre. Pero eso hay que ver. No cuenta con el aparato fuerte del PRO, aunque es la presidenta. No cuenta con grandes figuras de la política en sus listas: Miguel Ángel Pichetto, Cynthia Hotton, José Luis Espert, María Eugenia Vidal, Facundo Mannes, Gerardo Morales, Diego Santilli, Martín Redrado, Elisa Carrió y gran parte del aparato radical del interior apoya a Rodríguez Larreta. No maneja la misma caja que Horacio, porque no es funcionaria, ni diputada, ni senadora, ni ministra. Sí, tiene el apoyo explícito de Mauricio Macri a su precandidatura. Sí, armó una fundación para juntar fondos de forma fraudulenta. Sí, sumó a sus listas a Luis Petri, Néstor Grindetti, Luis Brandoni, Maximiliano Abad, Cristián Ritondo, Nicolás Massot, Martín Yeza, Sebastián Salvador, Silvana Giudice, Rita Salaberry, entre otros y otras, pero son figuras menos conocidas en la política. Pero la intención de voto le da bien. Incluso las encuestas aseguran que le ganaría el domingo 13 de agosto a Larreta y en un escenario de tercios, contra Massa y Milei, si logra retener los votos de Horacio y quitarle algunos a Javier, cuando ella mejore su semántica y Milei la empeore. ¿Quién te dice? A lo mejor se entiende lo del bimonetarismo, blindar la deuda, bajar la edad de imputabilidad, reducir el gasto público, terminar con los piquetes y cortes de calles y rutas. Y a lo mejor Feimmann tiene razón y la derecha argentina estará de fiesta. Y corearán su nombre Viviana Canosa, “Baby” Etchecopar, Joni Viale, Marcos Galperín de Mercado Libre y algún militar retirado. Y la Margaret Thatcher argentina tendrá su recompensa de haberse pasado de la izquierda juvenil peronista y montonera a sumarse a la Alianza de “Chacho” Álvarez y Fernando De la Rúa y enfrentar a los “Gordos” del sindicalismo argentino como ministra de Trabajo y después quitarle la plata a los jubilados para bajar el gasto como ministra de Seguridad Social. A ser ministra de Seguridad durante el gobierno de Mauricio Macri y haber ocultado junto a la Gendarmería Nacional el cadáver de Santiago Maldonado y salir ilesa. A pedir prestada una oficina en el 6 piso de la Confitería London en Avenida de Mayo y Florida y desde allí lanzar su candidatura a diputada nacional por el PRO, después hacerse ministra de Macri y cuando éste perdió las elecciones y dejó el gobierno tomar las riendas del PRO a nivel nacional y desde allí lanzar su precandidatura a presidenta y no bajarla frente a las distintas presiones del aparato del PRO y de gran parte de Juntos por el Cambio que juega y jugó a favor de Horacio Rodríguez Larreta. Es miembro de una familia tradicional argentina. Hija de Alejandro Bullrich y de Julieta Luro Pueyrredón. Es prima de César “Banana” Pueyrredón y de Fabiana Cantilo. Jugó al hockey donde tuvo de compañeras a Sandra Mihanovich y a María Eugenia Estenssoro, y hasta dice que llegó a ser “Leona”. Es doctora en Ciencias Políticas. Durante su paso por Montoneros conoció y se casó con Marcelo “Pancho” Langieri. Es cuñada de Rodolfo Galimberti y fue amiga de Juan Carlos Dante Gullo durante esa época y del papá de Juan Grabois durante el menemismo. Fue en caravana a Ezeiza cuando Perón llegó a la Argentina de su exilio y se produjo la masacre de Ezeiza. Fue a la Plaza de Mayo el Día del Trabajador en 1974 cuando Perón echó a los Montoneros de la plaza (brazo armado del peronismo de izquierda). Dicen que se hizo llamar Carolina Serrano en la clandestinidad. Hoy se la conoce como “La Piba”. Estuvo 6 meses presa en la Coordinación Federal y en la cárcel de Devoto por pintar con aerosol la puerta de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA con propaganda política. Durante el golpe militar se exilió con su marido en Brasil. También pasó por México y España. Decidió volver en 1982, cuando se produjo la Guerra de Malvinas, sin su familia y con su nombre real. Con los años y su derechización volvió a ser Patricia, más afín al marketing del PRO. Pero de un lado u otro de la grieta siempre fue afecta a la violencia, ahora lo llama “Orden”. También más afín al marketing del PRO, a los militares o a Jair Bolsonaro. En sus Memorias afirma que desde su infancia quiso dedicarse a la política: su abuela materna, Esther Lidia Pueyrredón de Luro (hija de Honorio Pueyrredón), solía recordarle una anécdota de sus cuatro años, cuando viajando las dos en tren al campo familiar de Los Toldos. Patricia se paraba en el pasillo, se presentaba al resto de los pasajeros diciendo: “Yo soy Patricia Bullrich Luro Pueyrredón de San Martín” y anunciaba que algún día sería presidenta.

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