Cansancio de mujer. Por María Margarita Pérez Vallejos
Tropiezo, caigo, caigo, más caigo, levanto, me sacudo, me duele un poco y sigo caminando. Me canso más que ayer y hago las mismas cosas.
Tropiezo, caigo, caigo, más caigo, levanto, me sacudo, me duele un poco y sigo caminando. Me canso más que ayer y hago las mismas cosas.
Uno mira la forma en que hacen política y se da cuenta de qué época son. Daniel Scioli se muestra en Mar del Plata con
No es solo mi interés por mostrar otras realidades conocidas en tantos viajes por el país y Latinoamérica, lo que me llevó a Tartagal. Aquella
No soy humano. Pero casi, me falta poco, aunque viendo los beneficios, así estoy bien. Mi cuerpo de pelaje ensortijado y abundante, color castaño y
El virus del hambre ha sido desde tiempo remoto. Por el hambre nunca a parado la humanidad para ayudar saciar o apoyar de alguna manera
Y fue a mediados del 2012 cuando se produjo el juicio y condena a un abusador al que todos tenían como un santo. Entonces Hernán
¡Él no era alegre! Ni siquiera demasiado demostrativo. Era un senegalés de unos veintidós años, no más, de sonrisa blanca y tímida y ojos color
–¡Hay que matar a la chancha! ¡Hay que matar a la chancha! –decía en voz alta. A los gritos, una y mil veces si era
Al final los molesto a todos con mi bombo. ¡No sé para qué lo traigo! ¡Si ni siquiera lo sé tocar! Ustedes vienen de trabajar,
Como si pasara la vida deslizando una venganza planeada al nacer. Como nubes grises marcadas de gestos hostiles, desprecios y contratiempos nublando a diario el
¿te ayudo?