“No saben la alegría que me da leer en lugares con Melana”

“No saben la alegría que me da leer en lugares con Melana”

Ayer estuvimos en “Leer en comunidad” en la Plaza Colón, en Temperley, para promocionar la lectura en el Municipio de Lomas de Zamora. Gracias a la invitación de Romina Sarcone y Pablo Pallás donde nos permitieron leer nuestros poemas. Encima nos acompañó Carlos Alberto Leiva Se los paso abajo por si alguien los quiere leer también.

VOLVER A MARX

Siempre tendré la poesía como excusa.
Tendré las flores más rojas. Un recuerdo vivo.
Tendré al hombre y no a Dios.

Los muelles en la arena de la isla de Cuba.
Las torres del Paine.
Otra chica abusada llorando en la ciudad.

Siempre habrá un nuevo facho restringiendo accesos
y otra selva en llamas.
Bonistas que compran y venden nuestras ganas.
Pueblos rotos por el hambre y la pobreza estructural.

Puedo decirles a otros, aunque yo no lo crea.
Que hasta el día más triste se termina a las doce.
Que hace 170 años lo advirtió Karl Marx.
Que su diagnóstico aplica también para Latinoamérica.

Siempre me quedará Martí y odiar las fronteras,
la infancia en peligro,
las injusticias, la deuda externa, la explotación.
La Plaza de Mayo, la libertad y esa igualdad que no llega.
El amor para siempre y el sueño de revolución.

Todo eso de lo que yo debería escribir en mis poemas.

Si no te vas.

MUERTE A CRECER

El mar teje el tiempo dorado por el sol o las olas,
envolviendo azules en la orilla de playa.
Una niña jugaba
en el círculo de espuma que se abría
en dos.
Es el viento o la bruma que agitan
sus sueños de olas gigantescas,
de castillos de arena que vienen de Asia.
Un balde y una pala hacían de anzuelo.
¿Y el cielo? O se esconde o se divierte.
Vertical, como el padre que estaba.
Y eso que está un poco encorvado,
sufre de mareos
y hasta peina canas.
Y no quiere crecer. Y moriría por eso.
¡Si no como se explica una hija tan linda!
Cómo le gustaría congelar el tiempo,
y hundirse de una con ella en la playa.
Detener el cielo.
Acercar el oído a un caracol y el caracol al agua.
Y escuchar océanos,
enjambres de peces,
ballenas gigantes
y por qué no canguros
y hasta incluso jirafas.
Como cuando éramos chicos y nos conformábamos con poco. O imaginábamos todo.
Cuando un pozo de playa nos llevaba hasta Australia.

MI QUERIDA CAMELIA

Mi querida Camelia
no llores con melancolía.
Que yo estaré a tu lado
de noche y de día.
Mi querida Camelia
no dejes caer tus pétalos marchitos
Deja que te recoja
con calidez del sueño.
Mi querida Camelia
que tus pétalos rojos me protejan
en la luz o en la oscuridad
para bien o para mal.
Mi querida Camelia…
que tus ojos de tierra.
que tu piel de hojas
que tu calidez de pétalos
no me abandone.

SUENA CON EL BAJO UNA DULCE MELODÍA

Pillamada
en la noche parece que no hay nada.
Un sol se durmió
y una persona lo vio.
En su sonrisa de nieve
y en su pelo de otoño.
Suena un bajo
entre escalas en tono bajo.
El sol duerme…
entre sábanas de cielo
con un peluche de nube.
Despierta
Yo pienso… duermo y el sol no.
Un rayo de luz me despierta con calidez.
Con unos ojos eternos y luminosos.
Que nunca me abandonarán.

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