Escriben Martín Alomo, Vanina Muraro, Luján Iuale, Tomasa San Miguel, Patricia Pirillo, Leonardo Leibson, Julia Minaudo y Matías Honigman.
El 26 de julio pasado, aniversario de la muerte de Evita, un diputado “libertario” publicaba un tweet: “Hoy es un buen día para sacar esto”. El texto funcionaba como epígrafe de una foto del mural gigante de Eva en el edificio del Ministerio de Desarrollo Social, sobre la Av. 9 de Julio, realizado por el artista Alejandro Marmo.
Este 4 de octubre, a menos de una semana de la celebración del Día Internacional de la Salud Mental, el Poder Ejecutivo Nacional, a través de su Ministerio de Salud, anuncia el cierre de la Guardia y del área de Internación del Hospital Lic. Laura Bonaparte. Anuncia, además, un cierre total y definitivo de la institución para este próximo lunes 7, por medio de un decreto presidencial.
Laura Bonaparte nació en Concordia, Entre Ríos, en 1925. Estudió psicología y fue una activista defensora de los derechos humanos. Su familia fue diezmada por la represión de la última dictadura cívico-militar: desaparecieron tres de sus hijos, el padre de ellos, dos yernos y una nuera. Fue integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea fundadora y una de las que iniciaron la campaña internacional para que se declarara delito de lesa humanidad a la desaparición forzada de personas. Ley que hace posible que hoy los genocidas continúen presos en cárceles comunes. No nos parece casual que estos últimos hayan recibido la visita de legisladores oficialistas hace algunas semanas, como es de público conocimiento.
Durante la década del 70, la Lic. Bonaparte trabajó en el Hospital de Lanús. Durante esos años participó de diferentes acciones comunitarias en los barrios carenciados acompañando la labor del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Esas tareas culminaron con su exilio desde el cual siguió desarrollando labores ligadas a los derechos humanos como observadora de Amnistía Internacional. En 1985 regresó definitivamente a la Argentina y se integró al Movimiento Solidario de Salud Mental.
El hospital que hoy lleva su nombre, antiguo Nosocomio de Tuberculosos, fue transformado en el CENARESO en 1973 y especializado en la rehabilitación y reinserción social de personas con consumos problemáticos. En 2012, con la Ley Nacional de Salud Mental 26657 ya sancionada, se transformó en un centro de referencia a nivel nacional para la implementación del nuevo paradigma basado en la protección de derechos de los sujetos con padecimientos mentales.
No nos parece casual que un hospital que constituye el núcleo referencial más importante del país en lo que atañe al paradigma de la nueva normativa en Salud Mental, que centra sus esfuerzos en brindar asistencia de calidad con lapsos brevísimos de espera y con una gran disponibilidad para la demanda espontánea, cuyos profesionales trabajan integrados a equipos interdisciplinarios en capacitación permanente, sea el primero con el que se pretende iniciar un proceso de reorganización nacional de desguace de la Salud Pública.
No nos parece casual que dicho desguace tome como blanco inicial a la Salud Mental, es decir, a los más vulnerables: una población en la que los consumos problemáticos articulados a la pobreza y a la falta de oportunidades hacen estrago. De esa extracción social provienen la mayoría de los niños, adolescentes, adultos y familias enteras que encuentran recepción, asistencia y una escucha amorosa capaz de restituirles la dignidad humana, o acaso instituirla en un acontecimiento inaugural.
Tampoco nos parece casual que la institución elegida sea una de la zona de “Hospitales”, alejada de los barrios más paquetes de la ciudad. Allí las asambleas, manifestaciones y protestas en contra de estas políticas insensibles conmueven solo a unos pocos vecinos de esos arrabales borgeanos.
Por último, no es casual que el Hospital designado para poner en marcha la avanzada del plan sistemático de exterminio de la Salud Pública sea el Lic. Laura Bonaparte: ella era mujer, psicóloga, activista de la lucha por los Derechos Humanos, militante por los derechos de los más débiles y comprometida con la Justicia Social. Cada una de esas categorías incomoda y amenaza la pseudolibertad retrógrada y para unos pocos, basada en el ábaco mentiroso de un fundamentalismo economicista y mesiánico.
¡No al cierre del Hospital en Red Licenciada Laura Bonaparte!