Gabriel Maugeri es escritor y cantautor argentino, poeta y viajante. Es también luthier y fue timonel. Estudió música en el Conservatorio de Música Julián Aguirre, de Lomas de Zamora.
¿Qué estás haciendo en México?
En México estoy haciendo música y aprendiendo música a la vez, incluso he tocado con algunos mariachis y me he divertido mucho, pero básicamente no defraudo mi canta-autorismo. Sigo haciendo canciones de autor y lo bueno de México, que a mí me gusta mucho, es que es un país paupérrimo, muy pobre. Eso sí la gente sale y trabaja sin que lo acogote el monotributo y todo eso. Trabaja.
Y claro, el guitarrista que toca en los bares, en los mesones, que toca en el lobby de los hoteles es un trabajador. Punto. El que vende remeras en la calle es un trabajador. Punto.
La cultura es interesante para mí porque me permite pagar un techo, comer y hasta darme pequeños lujitos.
Este es un país ni mejor ni peor que el nuestro con diferentes culturas y etnias, muy precolombino. Mucho más que Argentina, claro. Con muchos idiomas: maya, azteca, el zapoteco del istmo, sobre todo en el sur.
Y atrapa mucho la diversidad de culturas y la divergencia de caracteres, de cómo es la gente en el lugar. En el Caribe son secos, uno se imaginaría que son personas que están todo el día bailando. No. Son muy secos, muy distantes, como que no te dan su confianza muy fácilmente. Los de México, de la Ciudad de México, son como nosotros, son muy salados, son muy bromistas, nunca le vas a ganar en bromas a un mexicano.
En México me siento como en casa de primos hermanos. Y sigo en México, sabiendo que en cualquier momento puedo volver a la Argentina, dejándome caer por el continente, que no es el caso de España que tenía un océano de por medio.
¿Tu espíritu nómade le ganó a los demás?
Con respecto a mi espíritu nómade: gracias por la pregunta. Suena interesantemente metafórico. No me considero espíritu nómade, lo voy a bajar más a la tierra, voy a ser más vagabundo, voy a tocar más el barro.
Soy un gitano, soy muy gitano, me encanta ir de acá para allá. Que la libertad es un concepto, lo sabemos, que la libertad solamente viene de mirar las sombras de uno, de tantearlas, tocarlas, darse la posibilidad de explorarlas y ponerlas en un papel o en un canto y para eso ser gitano para mí es fundamental.
Si mi espíritu nómade me ganó… No hay una lucha entre un espíritu nómade y uno digamos de más quietud, más serenidad, más de la tierra, de cultivo, quedarme a cultivar el trigo, como quien dice, siguiendo metáforas. Quedando a cultivar los rosales ¡Ay, tengo flores nuevas! No. Sencillamente no existe eso en mí. Yo soy un gitano total. No creo en las permanencias en lugares en el mundo. No creo en eso. Creo que el lugar en el mundo está dentro de uno. Y uno lo elige. Uno elige su propio mundo.
¿De dónde es tu música?
La música que hago siempre, siempre, vaya donde vaya va a venir de mis sombras o de mis luces o va a venir de mí, necesito que pase por mí lo que veo, seguramente vendrá cambiado o cambiará parte de la forma de mi música y mis letras, pero siempre procuro que venga de mis descubrimientos internos. Soy muy junguiano en eso. Muy carljunguiano. Trabajo las sombras, no creo que haya lucecitas de colores que te iluminen el camino, creo que hay que bucear en las oscuridades.
Y yo no sé por qué me vine a México, más lejos, más oscuro en un principio porque da un poco de pánico un país tan diferente, pero de pronto hablan castellano, hablan mi idioma. De estar en Berlín a estar en México, eso me permite expresarme.
En cualquier momento me ven en la Argentina, hermanos y nos tomamos ese café, ahí por Banfield, pero mi música en mi caso si no sale de mí yo siento que estoy haciendo algo que no es el 100 mío, que no es ni siquiera el 50 por ciento mío. No soy yo. Eso sí dejo que se incluya en mi personalidad la música que voy escuchando por acá, que no es tan diferente en realidad, son compases ternarios, un corrido, es un vals, entre un corrido y una polka, agregale un tiempito más, una sílaba más y vas a ver una polka correntina. Hay hasta cuartetazos, parecidos a los de La Mona Jiménez. Después hay cosas interesantes desde el punto de vista literario.
Ya tengo 55 años y tengo algunas convicciones que quiero que queden claras: mi música viene de mis sombras cuando las ilumino y la canción se haga luz, pero no tengo que darme cuenta de que es luz. Tengo que reconocer bien y tantear la sombra, tantear que hay adentro mío para que salga algo de música. Amor, desamor, lo que venga, lo que sea.
Para crear, para la parte creativa, para todo en la vida. Mi parte creativa con mis canciones, porque estoy escribiendo, estoy empezando a escribir cuentos cortos. Básicamente no se puede ir con una linternita hacia las sombras, no se puede ir con una hiperluz hacia las sombras, hay que internarse en las sombras y traerlas hacia tu luz. Ese es el trabajo que yo estoy haciendo, en un momento en que la soledad por momento en México me acoge. Y eso hace que yo pueda rescatar mucha sombra y traerla a mi luz. Estoy descreído de que se pueda ir hacia allá y alumbrar.