En la orilla que espera,
los brazos se confunden
con la espuma se funden.
Como fiel escudera
del viento, que acompaña en la batalla,
entrego armas sin esperar medalla,
soy su eterna lacaya.
Las huellas de sal y arena se borran,
ciénagas que atiborran,
las marcas como cicatrices, forran.
Virazón o terral.
Desaparece el tiempo,
se alborotan las olas,
cantan las caracolas
con voz del ponto, a tempo,
me cuentan al oído sus secretos
distintas melodías y sonetos,
frágiles esqueletos.
Confidentes de misterios profundos,
del agua, vagabundos,
su interior guarda voces de inframundos.
Poesía del mar.