Cómo queda la interna cambiemita, qué pasa en el Frente de Todos
Una retirada marcada por el tablero. Consejos desoídos por Macri. Tácticas posibles de Larreta y Bullrich. Milei, miradas diferentes sobre su potencial crecimiento. Alberto Fernández, Cristina y Massa, aquí y ahora. Recuerdos del pasado para pispear el presente.
El expresidente Mauricio Macri anunció que no será precandidato en las elecciones nacionales. Las alabanzas que integran el cuidado mensaje en Twitter lo autorretratan tanto como el uso cínico del “Nunca más”. Pocas personas vieron tales detalles, solo los recordará la minoritaria audiencia politizada. El envase de la movida importa menos que las consecuencias en el horizonte político. Los propios lo enaltecen, lo comparan con Winston Churchill o con Nelson Mandela. En fin.
Más apegados a la realidad, los rivales apuntan que “se bajó” porque tenía contadas o nulas chances de retornar a la Casa Rosada.
Nadie entre sus huestes le sugirió que revisara o depusiera su actitud. Con anterioridad, comentan en los quinchos, Paolo Rocca, Ernesto Sanz y Miguel Pichetto le habían encarecido que se lanzara al ruedo. El mandamás de Techint sabe cómo construir poder fáctico y hacer pingües negocios pero carece de experticia en materia electoral y de olfato. Sanz y Pichetto, exsenadores radical y peronista, son conspicuos piantavotos. Macri desoyó los desafinados cantos de sirena.
Se aduce que es el primer exPresidente que da un paso al costado desde 1983. Sin embargo, los fallecidos presidentes Raúl Alfonsín y De la Rúa jamás volvieron a competir en la liga mayor tras haber terminado menos o más turbulentamente los respectivos mandatos. Alfonsín participó en las legislativas de 2001 como candidato a senador bonaerense… le fue muy mal.
El fallecido presidente Carlos Menem se obstinó en disputar la presidencia en 2003 ignorando los consejos del más racional de sus consigliere, el exministro Carlos Corach. No captó la magnitud de los rechazos que concitaba, perdió, enchastró al sistema político retirándose del ballotage. Menem decía que quien fue Papa jamás pugnaría para llegar a obispo o cura de pueblo. Empero se procuró continuidad en el Senado representando a La Rioja lo que a estos fines (con el debido respeto por provincias y Jerarquías) es un obispado.
Macri, en una de esas, movió ficha de manera más perspicaz que Menem, un político de primera, incomparablemente superior al expresidente de Boca. El paso al costado de Macri no debería subestimarse (como sucede a menudo con sus aptitudes políticas); jugó lo que le mandaba el tablero. Se fue de la escena el contrincante más apetecible para el Frente de Todos (FdT), el menos competitivo de su coalición que sigue siendo favorita para los comicios presidenciales. Favorita, no ganadora con siete meses-siglos de antelación como se engolosinan los cambiemitas.
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Horacio, Patricia, los correligionarios: Guay de aludir al bastón de mariscal aunque el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y la exministra Patricia Bullrich concuerdan en sentir que hay algo saltarín dentro sus mochilas. La Primaria Abierta (PASO) entrambos tiene pinta de inevitable.
Enfrentan un desafío común, persuadir a los radicales que desistan de insistir en presidenciables propios. La experiencia de 2015 y la más añeja de la Alianza podrían inspirar un retiro de los correligionarios.Ernesto Sanz compitió ocho años atrás con Macri, resultó goleado. La UCR fue escarmentada cuando se repartieron cargos y poder a nivel nacional.
En 1999 el boina blanca De la Rúa también fue avaro con sus aliados del Frepaso tras batir rotundamente a la exministra Graciela Fernández Meijide. Algo les reconoció, poco. Luego los fue ninguneando.
Lusers en la interna, mal prospecto para la repartija si se llega a vencer. Una sugerencia de la historia que no se repite… pero es didáctica.
En el corto plazo, apostemos un almuerzo, las tácticas de Horacio y Patricia coincidirán. Seducir a los radicales con la cantada vicepresidencia y acaso con mayores precisiones para futuros gabinetes, si sonríe la suerte.
Macri se activó en la semana. Insistió en promover a Jorge Macri para la Jefatura de Gobierno porteña. ¿Se pronunciará respecto de la mayor interna del PRO? Obviedad uno, nobleza obliga: este cronista no lo sabe. Obviedad siguiente: Mauricio comulga más con las ideas fuerza de Patricia que con las de Horacio. Apunte tres, no tan trillado. En ocasiones la sangre es más espesa que el agua. HRL es un aliado de toda la vida, Bullrich más reciente. La trayectoria de la presidenciable acumula deslealtades, cambios de camiseta, desaires y hasta traiciones.
El politólogo sueco que escribe tesis de postgrado sobre Argentina presenta el caso en un paper dirigido al Decano de Sociales de Estocolmo. “Apelemos a la fábula, alterando las proporciones. Imagine que gobierna Juntos por el Cambio. Macri ha sido condenado a muerte, se hacina en una mazmorra. Precisa un urgente indulto presidencial para zafar, aunque sea para quedar sometido a cadena perpetua. Si usted fuera él: ¿quién preferiría que fuera presidentx? ¿El timorato Horacio o la batalladora Pato?” Se ignora, de momento, la respuesta del Decano.
Otra nota al pie, sin jugar con la fantasía. El predicamento de Macri crecería si lograra concertar fórmula única. Otro gallo cantaría si se inmiscuye en la interna y apuesta a perdedor. La política, todavía, tiene sus reglas: tradiciones de premios y castigos según los resultados.
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El Frente en tránsito: No hay verdades absolutas, el Abecé de la política puede fallar. La frustrada experiencia del oficialismo causa consecuencias que escapan al Manual. El presidente Alberto Fernández quiere ser reelecto. En tendencia, dicha decisión ordenaría la interna. No estaría sucediendo. La candidatura no consigue avales entre la dirigencia peronista, allende el entorno de Olivos y parte del Gabinete nacional. Si AF porfiara es cantado que le surgirían adversarios, con potencial para superarlo en las PASO.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció hace meses que no sería candidata a nada. Dirigentes, militantes y personas de a pie se movilizan para que revise la decisión. No ocurrió hasta ahora, se instaló la duda, el porvenir sigue abierto. Si Cristina cambiara de parecer, ordenaría la interna: nadie cuenta con los votos suficientes para hacerle sombra en las PASO.
El ministro de Economía Sergio Massa arriesgó mucho cuando tomó la brasa ardiente. Pudo organizar a sus equipos, vertebrar una gestión. Dueño de una autoestima envidiable, encaró un desafío complicado. Tenía una apuesta a placé: si encauzaba la economía podría ser el candidato del FdT. Tras varios meses, las posibilidades adelgazan. La inflación no cede, cada semana se añade un indicador decepcionante. El índice de pobreza, el más reciente, armoniza con el cuadro general.
De por sí es peliagudo que un ministro de Economía en funciones prevalezca en una elección así. Dirigentes kirchneristas y algunos albertistas suponen que Massa vale como plan B. El hombre es audaz, el cometido complicado.
Indefinido el cuadro del FdT. No es clavado que Macri haya renunciado en el momento justo. Tampoco que el FdT deba responder de volea. Pero la demora tampoco tiene pinta de complacer a nadie. Entre los surtidos porvenires factibles se dibuja uno, inimaginable meses atrás. Una PASO entre “coroneles”, sin la intervención de AF, de CFK, ni de STM. A los fines de este apunte se considera “coronel” al embajador Daniel Scioli.
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Milei, el voto bronca encarnado: Un resuello para insertar advertencias metodológicas. Esta columna prescinde de analizar las elecciones provinciales, que gravitan lo suyo, se dejan para próximos abordajes.
Este cronista es agnóstico respecto de las encuestas preelectorales, máxime si son prematuras. Alerta en consecuencia a los lectores… con un matiz. La dirigencia política venera a los sondeos, les otorga crédito, reacciona en consecuencia. Las percepciones compartidas pueden funcionar como hechos.
Regresando al eje, se añade una confesión exótica dentro del periodismo: el cronista tampoco es devoto de sus propios pálpitos o de sus análisis prospectivos. Le cuesta creer que el diputado Javier Milei pueda alcanzar los porcentajes de votos válidos que pronostican especialistas y contrincantes. Supone que hay ponderaciones erradas, que el electorado tendrá un piso de sensatez, que su peculiar personalidad lo traicionará en campaña. Incluso imagina que si el hombre avanza será torpedeado por la prensa dominante. Vale, vale. El rigor profesional compele a informar; consultores con experiencia que también son analistas políticos agudos, “leen” un avance de Milei. Eduardo Fidanza y Hugo Haime lo explicaron en sendas columnas publicadas en Perfil. No son los únicos.
Milei es impresentable, improvisado, agresivo o violento frisando el descontrol. Los apoyos provinciales no son potentes, su equipo nimio. Con tantos lastres viene formateando un lugar. Se hace referencia para los indignados, los desencantados, los furiosos cuyo número se multiplica.
El “voto bronca” que sorprendió en 2001 carecía de candidatos. La ciudadanía hastiada coló a Clemente o a fetas de fiambre en los sobres. Hoy en día, Milei se postula para encarnar esa bronca… es conocido.
¿Re-conocido? Humm. ¿Reconocido? De nuevo, como en todo este texto… habrá que ver.
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Divisiones en pasado y presente: Año de conmemoraciones el actual. Medio siglo desde 1973, la experiencia peronista. El libro “Conocer a Perón” de Juan Manuel Medina inspira estas líneas finales. El autor refresca conflictos y contradicciones internas de aquel peronismo. Por caso, entre el fallecido presidente Héctor Cámpora y Perón. Y aún con él mismo. También recuerda que en 1976 protagonistas de posiciones divergentes eran perseguidos por la dictadura, asilados o exiliados en México. El enemigo común abandonaba sutilezas, no los distinguía.
Un dato sobre la interna peronista de aquel entonces, con la comodidad que da el tiempo transcurrido. Se menospreciaba la potencia del poder real, de las Fuerzas Armadas, el establishment. Cada sector suponía que si lanzaba a sus enemigos internos fuera del ring, quedaría al mando.
Cuidado con los parangones, sí señor. Nos toca otra época, un contorno democrático más firme. Pero la derecha autóctona se encarniza en una norma anti mapuche en Mendoza. Macartismo y verdad revelada impuestos por ley. Guau.
Patricia Bullrich se pronuncia contra “el monopolio estatal del uso de la fuerza legítima” en su Cruzada armamentista.
Eugenio Burzaco, ministro de Seguridad del “palomo” Larreta pide leyes más severas y promete palos contra la protesta social.
El gobernador jujeño Gerardo Morales se vanagloria por tener presa a Milagro Sala.
Tantas amenazas flotando en el aire conviven (es una forma de decir) con las internas a cielo abierto, el enfrascamiento persistente del oficialismo.
Los adversarios o enemigos (la diferencia se borronea con asiduidad) muestran sus cartas y los dientes. Están ahí, como el dinosaurio en el memorable minirrelato de Augusto Monterroso.
Fuente: Página 12