Liderazgos. Por Patricia Gorocito

Liderazgos. Por Patricia Gorocito

El Papa Francisco conmueve por su liderazgo profundamente humanista, en un tiempo en que proliferan líderes neofascistas que exhiben su crueldad sin pudor.

Su humildad, fortaleza y sabiduría nos seguirán sorprendiendo.

El Papa del fin del mundo. Tal vez, el último hombre bueno.

Hoy, casi todos los famosos y poderosos parecen mafiosos, racistas o violentos. Pero no actúan solos: los respaldan los grandes medios de comunicación hegemónicos, que les dan voz, pantalla y legitimidad.

Muchos de ellos estarán en su funeral, no para honrarlo, sino para celebrar su ausencia.

Mientras tanto, miles lloran su muerte de verdad. Porque como dicen por ahí, tal vez se fue el último hombre bueno.

Francisco se enfrentó a la extrema derecha tanto dentro como fuera de la Iglesia.

Adentro, recortó el poder del Opus Dei, donde algunos sacerdotes llegaron a rezar por su muerte.

Afuera, muchos de sus propios compatriotas —que hoy viajan a Roma con gesto compungido— lo insultaron y humillaron públicamente. Entre ellos, el presidente Milei.

Reivindicó a los curas que optaron por los pobres. A los de la Teología de la Liberación, ese movimiento religioso y social revolucionario surgido en América Latina en los años 60 y 70.

Soñó con una Iglesia pobre para los pobres. Defendió los derechos humanos de todos y todas: tierra, techo y trabajo.

Fue el Papa que habló del cuidado de la casa común. Nos pensó como hermanas y hermanos de la Tierra, no como sus dueños.

Sucesor espiritual de Francisco de Asís, su mirada del mundo se parece a la de los pueblos originarios.

Escribió numerosos documentos en defensa del planeta. Laudato Si’ debería leerse en las escuelas. No es un texto religioso: es un tratado de ecología.

Respetuoso de las diversidades: sexuales, culturales, etarias.

Solidario con migrantes, refugiados, pueblos originarios.

Fue un Papa Antiglobalización. En otros de sus tantos documentos escribe: “Cuando el modelo económico se basa únicamente en lo material, beneficia a unos pocos o daña el medioambiente, emerge un clamor —de los pobres y de la Tierra— que exige otro rumbo. Es imperioso transferir la industria energética hacia fuentes renovables para cuidar a nuestra madre Tierra.”

Valiente. Les dijo a los poderosos lo que ningún político se animó a decir.

Humilde, sí. Pero también un gran estratega.

Muchos jóvenes lo siguen, aunque los medios prefieran amplificar a los bufones libertarios.

Ojalá su luz encienda la mente —y sobre todo el corazón— de quienes hoy ocupan lugares de poder y piensan más en su propio reflejo que en el bien común.
Francisco, que descanses en paz.

Sos el héroe favorito de tus feligreses más frágiles.

Patricia Gorocito
Docente – UBA Psicología

Written by:

3.029 Posts

View All Posts
Follow Me :

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *