La revolución será feminista, porque es una revolución metafórica. Por Cata Amaire

La revolución será feminista, porque es una revolución metafórica. Por Cata Amaire

Sucesos sociopoéticos

Estamos en una crisis de posverdad. Ya nada nos dice nada, la tele no nos dice nada, los padres también guardan silencio. En la mesa, no hay que olvidar que no se mencionan ni los temas de política ni de religión, porque es de mala educación. Pero… en ese momento, todos los principales elementos sociales quedan por fuera del ámbito familiar. Este mismo ámbito social en el que hubo un momento en nuestra historia del que la mujer no podía tomar parte de ninguna manera y que poco a poco fue asumiéndose como parte de esta sociedad. Y la empezó a cuestionar.

Las mujeres han logrado que se las admita en el ámbito laboral, aunque no tenemos los mismos salarios, es un tema que se toca, se ha tocado y se seguirá tocando. Como muchos otros tópicos que tantas mujeres ya han escrito suficiente para que se haya logrado como un proceso largo. Con logros y cosas que todavía no se han dudado. Pero la sociedad no solo estaba siendo aplicada a un lado de la sociedad. Estas reglas que nos dicen implícitamente (porque nacemos en la sociedad que no ha tocado crecer y adquirir) cómo tenemos que ser. Primero, los humanos se mataron entre ellos, y la mujer no podía ejercer ese matar. Pero ellos sí a las mujeres. Pero la violencia no es nata ni instintiva de la mujer. Sino Eva no hubiese escuchado a la serpiente que la guió hacia el árbol que le llevó tener tantos problemas.

Pero existe un mayor problema con respecto a la muerte, el Estado ejerciendo violencia, los hombres golpeando a la mujeres, los padres con los hijos, la dialéctica hegeliana, el miedo a morir que como humanos a todos nos involucra, nos lleva a matar primero al otro. El gran problema de la metáfora. Nadie de los que puede hablar conscientemente puede realmente decirse muerto. Es el problema del otro, como dice Todorov. El problema de que no sea un yo. Para llegar a conocer al otro, primero debe ser descubierto, conquistado y amado. Descubre Eva la serpiente, descubre Eva el árbol y ella también es quien descubre el bien y el mal al poder comer la manzana.

La mujer es la que logra enojar a Dios y que la humanidad sea echada del paraíso, para no tener esa vida eterna, que solo Dios puede obtener. La mujer conquistó el enojo de Dios, sin saber lo que estaba haciendo al seguir a la serpiente. Ciega caminó para encontrarse con un fruto prohibido. La manzana, la quinta esencia y el veneno también está ligada en toda la literatura.

Es importante el descubrir, es el primer paso del proceso de individuación. El autoreconocerse como héroe, encontrar el llamado, seguir el camino. En el descubrir, también Todorov, analizando Los diarios de Colón se da cuenta cómo en este descubrimiento gana el lenguaje mentiroso de Colón y Cortés, versus el lenguaje metafórico de las culturas nativas del momento.

La diferencia en estos lenguajes se puede observar también en otros puntos sustanciales de cómo categorizamos hoy el día tanto a la política como a la religión. En tiempos de posverdad, el lenguaje de mentira ya no funciona. Nada puede ser mentira, cuando nada es del todo verdad. La lucha continua entre la objetividad y la subjetividad. Lo teórico y lo práctico. Lo masculino y lo femenino. Y muchas de esas otras dualidad que según Deleuze y Guattari se vienen sosteniendo a lo largo del pensamiento occidental.

El lenguaje metafórico gana cuando se sostiene en lo rizomático. No busca la competencia ni los polos. Simplemente, armar una red de lenguaje en donde todos nos podamos sentir seguros al caer en ella. Sin pensar en tener que luchar con verdades ni mentiras. La sororidad, la colectividad, de puntos bellamente armados para que en la sociedad todos podamos ser un axón o vértice más para continuar creciendo. No seguir luchando. Sin miedo a seguir a la serpiente que nos muestra lugares desconocidos, oscuros y cavernosos nos pueden llevar a comer manzanas que tal vez podamos ver la belleza no en un espejo sino en la muerte (como Cenicienta).

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